…¿Y usted qué opina?
Fernando Berrocal
Aún los socialdemócratas y quienes creemos en un modelo económico keynesiano y desarrollista aceptamos que el Estado Costarricense está urgido de una reforma estructural integral, desde el punto de vista de su funcionalidad, tamaño y eficiencia. No verlo así es un gran error.Nuestro Estado es un jardín encharralado que necesita una poda integral.
Lo conforman 320 instituciones, comisiones y un sinfín de duplicidades y triplicidades, excesos de tramitología escrita, cruces y superposición de poder y autoridad y más de 300 mil funcionarios públicos. Tenemos un estado elefantiásico e ingobernable. Un gigante de 320 cabezas.
Pero nos equivocaríamos si le entramos a esta reforma con el enfoque simplista de nada más disminuir la planilla pública. En estos momentos de gran desempleo y crisis económica y social, ese enfoque es inaceptable e inviable.
Desde hace mucho tiempo, el gobierno debería haber instalado formalmente, y no de mentirillas, un constructivo diálogo formal con los partidos políticos, sindicatos, cámaras empresariales y representantes de los usuarios de los servicios públicos. Pero este gobierno no dialoga en serio con nadie que no sea de su grupo de interés económico y nos lleva ciegos y directamente, casi que en secreto, a negociar con el FMI. Un error estratégico imperdonable.
Tampoco se trata de ofrecer por la libre al FMI la venta de activos del Estado.
Primero, y antes de esta negociación, se debería haber construido consensos para eliminar juntas directivas, fusionar y cerrar instituciones y comisiones obsoletas, acabar con duplicidades y triplicidades, salarios y pluses desproporcionados y estrafalarios en los altos niveles, exceso de tramitología escrita, así como racionalizar y ajustar el gasto público y establecer integralmente el gobierno digital en todo el Estado Costarricense.
Hay un camino de ingeniería institucional para una inmensa poda estatal.
Además de hacer esa necesaria y urgente poda pública, habría que actualizar el concepto jurídico de autonomía, descentralización y desconcentración. Asimismo, establecer normas modernas sobre el control de los presupuestos municipales y rendición de cuentas a los alcaldes, como nuevos y fuertes protagonistas en la nueva vida política e institucional del país.
Estas reformas no son solo administrativas. Implican reformas constitucionales y legales. Mideplan, con el apoyo técnico de la Contraloría y la Procuraduría, debería de haber estructurado un documento base que resumiera viejas iniciativas y proyectos de reforma y que, a la vez, formulara nuevas ideas y propuestas alternativas e innovadoras de reforma y oxigenación funcional de la institucionalidad pública, aperturas, alianzas estratégicas, calidad, precio y alcance de los necesarios servicios públicos. Pero nada de eso se ha hecho.
Han fallado la Casa Presidencial y Mideplan. Ahora estamos en la hora de la verdad y frente al FMI, dirán además, y como excusa, que no tenemos tiempo.
Veremos qué le propondrá al FMI el gobierno PAC. Lo que está en juego es el futuro de Costa Rica y así debemos asumirlo, conscientes de la situación extremadamente difícil que estamos afrontando como país. Esa es la realidad.