Reflexiones para la Comisión de Reforma del Estado recién nombrada

Carlos Manuel Echeverría Esquivel

Carlos Manuel Echeverría

Como ciudadano interesado y con pleno derecho, puntualizo en este ensayo, algunas reflexiones sobre la Comisión en el título nombrada y que acertadamente el Señor Presidente instalara iniciando su administración, lo que como veremos, es un detalle importante. Comisiones de Reforma del estado ha habido muchas, empezando por las que posiblemente adhoc se establecieron luego de la revolución del 48 y que evidentemente fueron exitosas.

Fui miembro pleno de la primera de la época que podríamos llamar moderna, la COREC I, (Comisión de Reforma del Estado Costarricense I), que funcionó desde 1988, instalada por el Presidente Arias Sánchez y promovida por su Ministro de Planificación el Dr. Jorge Monge Agüero, reconocida figura de la (buena) política nacional. Entregó su informe al principio de su Administración al Presidente Calderón, quien la recibió con simpatía, cálido como es, pero que como venía de una administración anterior, se le dio entierro de lujo. Del informe de la COREC I quedó una publicación impresa de la que seguramente hay copias en diversas colecciones, pues se anticipó a la tecnología cibernética y creo no está digitalizada. Participaron en la COREC I los doctores Wilburg Jiménez, Juan Manuel Villasuso, Johnny Meoño, Justo Aguilar, Mauro Murillo y Carlos Vargas Pagán, así como don Rodolfo Solano Orfila (QDDG) y este servidor. El informe es muy completo y considero, más que todo por el aporte colectivo, que vale la pena leerlo. Habrán otros, quizás más valiosos, que vale tomar en cuenta.

En la coyuntura actual tan difícil, pero que está dando pie a planteamientos estratégicos para cambiar el rumbo del barco, es importante darle a esta nueva comisión, todo el apoyo que merece; además, su integración es balanceada y de gente muy valiosa; está representado desde el liberalismo “manchesteriano”, hasta la izquierda moderada, lo cual es muy costarricense y nos ha resultado: no irnos a los extremos, sino buscar un rango medio, que en ningún momento debe convertirse en un “plato de babas” o que el pensamiento colectivo generado, quede en el papel; la esperanza es que suceda lo contrario.

Quisiera ver una comisión que desde un principio tenga muy claros sus objetivos y metas, su misión y el alcance de ésta, preciso, con resultados tangibles. Que desarrolle una visión clara, lo que implica un modelo de sociedad, de Estado en el sentido en que lo plantea Platón, en que el aparato estatal, que es en realidad lo que examinará la comisión, sea uno que contribuya decididamente a plasmar la visión, en los tiempos dispuestos. Confío en que se planteé un modelo político liberal, equilibrado, tolerante, respetuoso de los Derechos Humanos, que promueva la emprendeduría, en economía de mercado, con sus limitaciones para evitar excesos y desvíos; que fomente la competitividad, tanto a nivel público como empresarial privado, en el que el aparato estatal sea importante como elemento estabilizador social, desarrollista y solidario, generador de oportunidades de desarrollo personal y satisfacción de necesidades básicas y con el futuro muy presente.

Por supuesto que la comisión no se quede, cosa que no creo por su integración, en una herramienta para simplemente reducir el costo del aparato estatal. Se trata de ir más allá: de generar una visión a futuro de la sociedad costarricense y plantear medidas para que los Poderes que conforman el aparato estatal, sean facilitadores de ese modelo, en la forma más efectiva posible, lo que implica hacerlo al menor costo, con la mayor eficiencia.

Supongo se trabajará en diferentes niveles y planteando qué requerirá de la acción ejecutiva para su implementación y qué de la acción legislativa; sería ideal nos diera luz de la conveniencia o no de una constituyente, aunque no sería un criterio determinante.

Central es el tema de la formulación de la política pública y su proceso de implementación, en el marco de leyes como la General de la Administración Pública, una magnífica, que el Señor Presidente cita acertadamente a menudo. Temas como la sectorialización, la regionalización, la descentralización del aparato estatal en el Orden Municipal y los límites de éste loable esfuerzo a engarzarse mejor con el Gobierno Central; la desconcentración administrativa de la entidades del Poder Ejecutivo, incluyendo las entidades autónomas, en el marco de una autonomía bien entendida, de carácter administrativo gerencial, pero nunca político, excepto en el caso de las instancias de la educación superior, donde más bien podría ser al revés. Importante tratar el tema de la relación entre Poderes de la República y como se van a equilibrar, incluyendo las remuneraciones mucho más allá del salario, que sabemos hoy en día se rigen por lo que es una chanfaina de régimen asistémico…disculpe el amigo lector “el francés”.

¿Debemos marchar hacia un sistema al menos semi parlamentario? ¿Seguiremos hablando de esa ficción funcional del aparato estatal como es el orden provincial o como país fomentaremos en serio la regionalización, en sus seis regiones y 22 subregiones establecidas en el marco de la Ley 5525 de Planificación Nacional y sus modificaciones?

¿Cómo se incentivará la buena gestión, la gerencia propiamente del Gobierno Central, las entidades autónomas y los otros poderes; cómo se premiará y como se sancionará? Está demostrado técnicamente, que las regalías que no se fundamentan en mejoría en desempeño y que se toman como un hecho, no incentivan. El tema de la formación formal y permanente es clave; es evidente que las escuelas de Administración Pública no están generando el personal requerido; mientras tanto, desperdiciamos al ICAP, el Instituto Centroamericano de Administración Pública, una instancia del SICA afincada en Costa Rica, que está para mucho más de lo que hace. No necesitamos administradores: necesitamos gerentes públicos dispuesto a hacer gestión e innovación, a ir más allá de la administración, así como funcionarios preparados y motivados para asumir con coraje y determinación, los cambios de paradigma y sistemas de trabajo con los que el futuro nos reta cada vez con mayor intensidad. Igualmente, estos funcionarios deben estar preparados para sentirse parte del engranaje de la producción y distribución de bienes y servicios que los sectores no públicos del Estado acometen, lo que es fundamental para la prosperidad, basada en la efectividad productiva de todos.

No puede dejarse de lado el generar en el aparato estatal mayor capacidad para asimilar los compromisos que a nivel internacional se vayan adquiriendo y que por supuesto incluyen temas técnicos y sociales, algunos que si bien controversiales, son tendencias marcadas a futuro, que un país de vanguardia como es Costa Rica, no puede dejar de atender. Dentro de este contexto, los temas de la integración centroamericana, son especialmente relevantes.

Una recomendación que en la COREC I dio resultado: que se convoque a pensadores nacionales, personas de mucho peso en diversos temas, para que den su opinión a la Comisión. Personas de gran calidad como don Jorge Manuel Dengo (QDDG) y Don Oscar Barahona Streber (QDDG) ofrecieron su consejo por esa vía. Le deseo mucho éxito a esta nueva Comisión de Reforma del Estado costarricense.

Ex viceministro de Planificación Nacional y Política Económica

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Un comentario

  1. José L. Desanti M.

    Excelente reflexión y excelentes recomendaciones. Ojalá más personas le presten atención.

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