Reflexiones de Fe – La Voluntad del Creador

Vía costarricense

Johnny Soto Zúñiga

Johnny Soto Zúñig

Hola, seguimos con las reflexiones de Fe; en este fin del año 2018; deseándoles a todos un venturoso año 2019. Para esta oportunidad nos referimos a la Voluntad del Creador; nuestra existencia depende de Dios El Eterno, Omnipotente y Omnisciente y Universal; no existe discusión alguna, es absoluto o se cree o no se cree. Todo lo que vemos y lo que no vemos a nuestro alrededor; así como todos los acontecimientos del presente, pasado y futuro provienen de la Voluntad Divina; y la continuidad de su existencia depende pura y exclusivamente del Eterno; manifestada en la fuerza espiritual que le da vida a todo lo creado; es decir todo estuvo contemplado desde sus raíces y durante la existencia del mundo. Estas raíces están incluidas en las diez Sefirot; esto lo explicamos en el artículo anterior sobre el concepto de la Cábala.

El mundo fue creado mediante un debido proceso; se establecieron las leyes y el orden de esas raíces en cuanto a su cantidad y calidad; así Dios rige el Universo mediante las Sefirot; también se afirma que se llama el Mundo de Atzilut. Se deben cumplir los preceptos Divinos para influir en la raíz del alma humana y así permanece el reinado del Todopoderoso. Se afirma que la realidad en general está compuesta de dos dimensiones: forma y materia. La materia se refiere al aspecto físico y la forma señala la dimensión espiritual. La Cábala sostiene que no existe materia carente de forma ni forma carente de materia, aunque ambas dimensiones seas completamente opuestas. De todos modos, su unión y fusión son perfectas y asombrosamente complementarias; esta realidad se manifiesta en el mundo inanimado, vegetal, animal y humano. (Ver El Zohar. Vo. I. Pág.20)

“Hay dos relatos de la Creación en el libro del Génesis. El primero es el de Génesis 1,1 a 2, 4ª. Se considera redactado por alguna persona de casta sacerdotal posterior al Exilio, pero transcribiendo temas familiares de las creencias hebreas, muy antiguos y en algunos detalles del relato, afines a mitos babilónicos de la Creación todavía más antiguos. Su propósito es expresar en un lenguaje sublime la fe judía de que Dios es el creador de todas las cosas que hay en los cielos y en la tierra. No es una descripción científica ni se proponía serlo. Por ejemplo menciona la tierra antes que el sol, y la luz aparece en el primer día de la creación, el Sol, la Luna y las estrellas, en el cuarto. La imagen del universo que hallamos en este pasaje inaugural del Génesis ha sido calificada como “de tres niveles”, cielo arriba, tierra abajo y ésta sobre las aguas.

No es la comprensión del Universo que tenemos actualmente. Pero el autor quería expresar una verdad de fe; que todo lo que existe en el universo es producto del pensamiento, la voluntad y la palabra de Dios. El último acto es la Creación del hombre, y atención, “Dios creó al hombre a su imagen, a imagen de Dios los creó, macho y hembra los creó” (1,27). Así la humanidad es la corona de la Creación, debe crecer y multiplicarse y someter la tierra. “Y he aquí que todo estaba bien” (1,31). “Dios bendijo el día séptimo y lo santificó, porque en él había descansado de toda la obra” (2,1). El segundo relato, más primitivo, es el de Génesis 2, 4b-25, en donde se describe cómo Dios plantó un jardín en Edén, al oriente. “Y en él puso al hombre que había formado”, pero luego dijo: “No es bueno que el hombre esté solo, le daré una ayuda apropiada”. Entonces formó Dios de la tierra todos los animales del campo y todas las aves del cielo.

Ésta todavía no era la ayuda apropiada, sin embargo, por lo que Dios hizo caer sobre el hombre un sueño profundo y le quitó una costilla para formar de ella a la mujer. El autor de este relato no se propone una descripción del universo en su conjunto, sino que sitúa al Hombre en su cotidianeidad, donde ha de ganar el pan todos los días con el sudor de su frente, y regresar por fin al polvo del que fue formado. La primera versión guarda algunos paralelismos con cosmologías cananeas y babilonias, aunque las perfecciona en el sentido de subrayar el acto soberano, mientras que en aquéllas la creación era una lucha tremenda de la divinidad con el caos primigenio (algo de eso queda en las convulsiones del Salmo 29 “Dios en la tempestad”, “La voz de Dios sobre las aguas”, en el Salmo 104 y en Job 38-41, “< ¿Quién encerró con doble puerta el mar cuando salía borbotando del seno?, etc.). La segunda es un mero prólogo a la historia sagrada de Israel y sus genealogías.” (Enciclopedia de la Biblia. Págs. 57 y 59. Edit. Geddes & Grosset) Con base en lo anterior podemos afirmar que Dios basó la Creación del mundo en cuatro elementos básicos: 1) fuego, 2) aire, 3) agua, 4) tierra. Toda la materia en todas sus categorías se dividen en esos 4 elementos (inanimado, vegetal, animal y humano). Además de esos 4 elementos el ser humano lo compone los poderes espirituales y aquí entra el alma “neshamá”. El alma contiene la totalidad del poder espiritual humano tal como, por ejemplo, sus características morales, aunque el principal componente del alma es su poder intelectual. Así el hombre en este mundo debe cumplir roles superiores al del resto de las criaturas, y así Dios le da funciones al ser humano para lo que fue creado. Existe la dimensión vital que el ser humano realiza de manera similar a las que realizan los animales; pero lo distingue el alma humana que contiene todos los poderes que caracterizan al hombre como una criatura hecha a Imagen de Dios, dotado de libre albedrío, y a quien se delegó el papel de corregir el mundo bajo el Reinado Divino. (Ver: Op. Cit. Pág.22) Entonces el ser humano goza de un poder espiritual otorgado por Dios; y así se complementa con lo emocional y su carácter; así como los deseos, las pasiones, las aspiraciones y todas las cualidades del hombre. También se le da la capacidad e elegir entre el bien y el mal. Se afirma que pueden existir poderes espirituales de bajo o alto nivel (la forma humana está compuesta de nefesh, ruaj, neshamá, jaiá y iejida). Así se dan todos los componentes de la forma humana, el alma general. Aquel que sirve a Dios de un modo íntegro es aquel cuya mente dirige y controla sus emociones y que a su vez somete su aspecto físico al servicio de su Creador. Se afirma que la Voluntad del Creador, es la esencia de todo, síntesis de toda la Creación. Dios quiso que su voluntad se revelara a sus criaturas; y esto por esto que solamente se debe servir a Él, éste es su propósito. Esto es fundamental comprenderlo y tenerlo siempre en cuenta en cómo debemos actuar a la hora de tomar nuestras propias decisiones. El Creador quiso revelar su Divinidad y punto; no existe discusión alguna y así debemos entenderlo y comprenderlo, si queremos realmente servirle al Eterno. Su Luz Infinita es inalcanzable; solamente bajo la Voluntad de Él; es así como la hace accesible al ser humano. Se considera que todos los misterios del Universo serán revelados cuando El Eterno así lo decida; no antes ni después; por esos tenemos el Mundo de la Emanación que pertenece al Mundo del Infinito; siendo que la Voluntad Divina inicia con la Emanación; aquí se encuentra a raíz de la conducción del bien y del mal, correspondientes a los seres humanos que podemos elegir; y cuando se pasa al nivel superior se revelará la unicidad del Creador y no existirá ninguno de los aspectos del mal. En el Mundo de la Emanación surge el nombre de IHVH y el Nombre de Elohim (Dios) se revela en el Mundo de la Creación, Formación y Acción y se utiliza en la Biblia en el acto de la Creación; siendo la Emanación un forma superior de la realidad, en la cual se unifica la Luz Infinita con este mundo; y e convierte en absoluta Divinidad. (Ver : p.cit. Págs.27 y 28) [color-box]Evalúe esta columna: 1 Estrella2 Estrellas3 Estrellas4 Estrellas5 Estrellas (2 votos, promedio: 5,00 de 5)
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Un comentario

  1. Gustavo Elizondo

    Excelente el comentario de don Jhonny, lo pueden cumplimentar en estos días mirando la película «Dios no ha muerto».

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