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Carlos Revilla Maroto
Algunas veces por hacer un poco de ejercicio, decido irme caminando desde mi casa a San José centro o mi oficina en La Paulina. Cuando camino a San José, la mejor ruta es por los Tribunales de Justicia de Goicoechea (II Circuito Judicial) pasando por Calle Blancos, a salir ya sea a Tournon (por la famosa Iglesia de Ladrillos) o por la línea del tren, cerca del Hospital Calderón Guardia y Barrio Otoya.En el recorrido (de ida o de vuelta), siempre paso frente a una escuela pública en Calle Blancos, que se llama Dr. Ferraz. El edificio de la escuela es precioso, incluso fue declarado Patrimonio Histórico, fue construido en 1934 durante la última administración de don Ricardo Jiménez, eso para que se den una idea de su antigüedad. El edificio tiene varias placas interesantes. Si sienten curiosidad de conocerla, la escuela está situada 100 mt al sur de la antigua Motorola en Calle Blancos, exactamente donde se da la vuelta para enrumbarse al este, hacia la Coca Cola y circunvalación.
Conocer el edifico está bonito, pero en realidad, mi interés es por el nombre de la escuela, ya que siempre mantuve una gran curiosidad de averiguar quién habrá sido ese señor Ferraz, y por qué la escuela lleva su nombre. Me quedó metida esa espinita. Recientemente por otras razones, el nombre comenzó a aparecer como referencia en la investigación de otros personajes, que he estado haciendo de la historia patria, para hacer una reseña biográfica, sobre Carlos Gagini y Mauro Fernández, para un sitio web de historia, el cual mantengo, llamado guiascostarica.info.
Especialmente me intrigó mucho una imagen, de 1913 creo, donde aparece ya anciano, esto porque en el pie de foto, lo llaman sabio, y la verdad no es a cualquiera que le dicen de esa forma, y entonces ahora sí, tenía que averiguar de quién se trataba.
Buscando en la librería Magón de la Uned, un libro sobre el 48, descubrí, por casualidad otro de la serie “Quién fue y qué hizo”, que originalmente publicaba el ministerio de cultura en los años 70s del siglo pasado, y que con mucho acierto, la editorial de la Uned decidió darle continuidad en años recientes. Estas publicaciones son geniales, tengo varios de los originales del ministerio, como por ejemplo el de Omar Dengo o Carmen Lyra (por cierto reimpreso por la Uned). Y debo mencionar que los precios son muy asequibles, andan en un rango entre mil y cuatro mil colones, por ejemplo, el costo de la publicación del Dr. Ferraz, es de solo 1.500 colones.
Básicamente el libro lo que hace es reimprimir una conferencia de Mario Sancho, dictada en La Casa España la noche del 21 de agosto de 1934 titulada “El doctor Ferraz: su influencia en la educación y la cultura del país”, más una introducción de Eugenio Rodríguez. Don Mario fue un intelectual de fuste de la época, y discípulo de Ferraz.
Buscando en Internet me encontré una muy buena biografía, la única por cierto, que voy a reproducir íntegramente, es del sitio historiauned.net. Pero antes de eso, voy a hacer algunos comentarios.
Vino a Costa rica a la edad de 38 años, y el título de Doctor, no es porque fuera médico, más bien se debe a los doctorados que tenía en filosofía y filología. Hablaba varios idiomas, incluido el árabe.
Murió en 1925, a los 95 años, cuando el promedio de edad en esa época era más bien de 55 años; algo notable en esos días.
Fungió como administrador y profesor en el colegio San Luis Gonzaga en Cartago, donde bajo su tutela y lecciones, se formaron varias generaciones de los más ilustres costarricenses, entre los que se destacan los Expresidentes de la República Ricardo Jiménez Oreamuno y Cleto González Víquez, quienes siempre alabaron sus enseñanzas.
A continuación la biografía de este ilustre personaje:
“Maestro de maestros
Nacido el 14 de abril de 1831, en Santa Cruz de Tenerife en Islas Canarias, España. Fueron sus padres José María Fernández Díaz del Castillo y doña María del Rosario Ferraz de Paz. Realizó sus estudios primarios en la Escuela Real de Santa Cruz de la Palma, una de las Islas Canarias, interrumpió sus estudios en esa casa de enseñanza al tener que emigrar a la isla de Tenerife, ahí fue discípulo del excelente maestro don Juan Lorenzo Ferrer. El pequeño Valeriano continuó sus estudios en la Escuela privada de «Don Leonardo», en esa escuela leyó el Libro de los niños, de Martínez Rosa, «único bueno, a juicio mío, en aquella escuela donleonardina» recordaría, muchos años después, don Valeriano en sus escritos.
Se deduce de lo anterior, que don Valeriano, desde muy niño dio muestras de su extraordinaria precocidad intelectual, además de tener contacto con personas de indiscutible formación humana; estas fueron modelando su pensamiento, a muy corta edad. El niño Valeriano Fernández, ya con una sólida preparación cristiana, nutrido por las ideas educativas de Rousseau, y reforzado su intelecto con la máxima obra de la literatura española, del inmortal Cervantes, no cabría duda, de que solo se esperaba lo mejor de su talento.
Los estudios secundarios, los realizó en el Instituto de Segunda Enseñanza de Sevilla, realizando al mismo tiempo, un curso de Lengua Griega en la Escuela del Ángel. Después de finalizar sus estudios de Bachillerato en Segunda Enseñanza, partió hacia la ciudad de Madrid en 1853, bien recomendado por sus profesores, a proseguir estudios en la Universidad Central de la capital española. Educado en una de las mejores universidades de España, el señor Fernández perteneció a la pléyade de discípulos que dejó uno de los más distinguidos profesores y pensadores de España, don Julián Sanz del Río, fundador del Kraussismo español.
El grupo de brillantes jóvenes universitarios que preparó ese eminente profesor, fue notable en la política y en las universidades europeas. Graduado en la Universidad de Madrid de Doctor en Filosofía y Letras Patrias y Licenciado en Derecho, con un dominio completo del griego, latín y otros idiomas extranjeros.
El 8 de abril de 1868, después de haber ocupado algunos cargos en la enseñanza, fue nombrado catedrático Supernumerario de la asignatura de Lengua Griega en la Facultad de Filosofía y Letras de Universidad de Sevilla. Luego fue designado catedrático en la Universidad de Madrid.
Para esos años, coincide por vez primera, el interés del Gobierno de Costa Rica por tratar de adquirir profesores extranjeros para dirigir colegios de enseñanza secundaria en el país. El ilustre Presidente de la República en esa época, don Jesús Jiménez, contrató un grupo de excelentes profesores para dirigir el Colegio San Luis Gonzaga de la cuidad de Cartago y un Colegio o Escuela Normal de San José, que el señor Jiménez estaba dispuesto a establecer. El Gobierno encargó esa comisión a su Cónsul en Madrid, don Milton Luján, quien logra contratar para ese fin, al doctor Valeriano Fernández Ferraz, cuya influencia en la cultura española era de notable valor.
Inició sus servicios docentes como primer Director y docente del Colegio San Luis Gonzaga de la ciudad de Cartago, en curso preparatorio de tres meses, que comenzó el 16 de setiembre de 1869 y luego, el curso ordinario que se inició el 6 de enero de 1870, al inaugurase este nuevo e importante centro educativo, donde desarrolló una importante labor educativa como Director fundador, que se prolongó hasta 1875.
De 1879 a 1982 desempeñó la Dirección del Instituto Nacional, aportando a esa institución, todo su entusiasmo de excelente educador y todas sus capacidades de su vasta ilustración. En el año de 1882, visitó el señor Fernández la ciudad de La Habana, con el fin de tomar parte en un concurso de oposición a una cátedra de Lengua hebrea y poder así reintegrase nuevamente al profesorado español.”
Como ven, con todos los honores y merecimiento la escuela de Calle Blancos lleva su nombre. Espero haberles despertado un poco la curiosidad y que cuando pasan por alguna escuela y colegio, por lo menos se pregunten ¿quién habrá sido ese señor que lleva su nombre?