¿Qué le cantan las sirenas a don Carlos?

Erick R. Quesada Cruz

¿Qué  le cantan las sirenas a don Carlos?

Según Circe, de cuyas recomendaciones ya deseáramos hoy; le indica a Ulises, que las sirenas siempre encantaran con sus frescas voces a los humanos.

Cuán lejos está hoy, quien ostenta la Presidencia de la República de Costa Rica, de ser el estratega y guerrero como lo fue Ulises en Troya; más aún cuando el primero los escucha desde aquel día de mayo en la Plaza de la Democracia, y el segundo tuvo la sabiduría de colocar blanda cera en sus oídos.

Absurdo es creer y confiar en el mensaje de que abre las puertas al dialogo nacional, otra vez, una vez más, a los diferentes sectores costarricense, les miente; ni Carmen Lyra, repitió tanto «domingo siete»; se le agradece al menos, que no informara, que va a anunciar en los próximos días nuevos «anuncios».

Seamos serios don Carlos, no es usted un Pablo Casado, líder de un Partido Político, que sí defiende la institucionalidad de un Estado y una República; es usted un Delfín, flaco en liderazgo, nacido de pasillos «SALOMónicos» tan falsos como su reactivación económica; que llora y anhela ser un Borbón y Saboya.

Una vez más, usted, un Presidente del Partido Acción Ciudadana, sí, el de Otto Solís Fallas, rebaja la voz, la voz de los costarricenses «de a pie», al decir que ¨humildemente¨ escuchara a las voces con representación legal en el campo político e institucional de esta Nación; es acaso que las sirenas que usted escucha son de selección exclusiva a su oído, que suenan únicamente entre callejones de falsas ciudades catalinensis.

La costurera, el contador, el pulpero, el profesional independiente, la vendedora de helados o de tortillas palmeadas, el panadero, y muchos más, tienen una voz, tienen un canto, que usted olvido debe ser escuchado por encima de los grandes sectores y movimientos con agendas específicas, que parecen ser brotes y bloqueos de lo interno de ese Partido de la «ética selectiva» que le llevo a Gobierno.

Hoy usted, don Carlos, señor Presidente, lejos de ser un Ulises, es un torpe Polifemo, bailando al son de sirenas «SALOMonicas».

Despierte, pues usted olvido desde un inicio colocar cera en sus oídos partidarios.

Las sirenas que hoy escucha, son las incorrectas, y Costa Rica no tiene la paciencia de Penélope.

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