Rita Beres-Deak
Desde la publicación de este artículo, al menos diecisiete países miembros de la UE han reaccionado contra la legislación hungara. SP.
El 10 de junio de 2021, el parlamento húngaro hizo público el contenido de una propuesta de “Ley sobre la pedofilia”, que se votaría menos de una semana después, el 15 de junio. El proyecto de ley ha causado indignación generalizada entre las organizaciones nacionales e internacionales de derechos humanos. Teniendo en cuenta el nombre con el que se designó ese proyecto de ley, puede parecer sorprendente que, de hecho, la ley propuesta hable menos sobre los derechos del niño y más sobre la reducción de la representación de las personas LGBT+. A pesar de que el martes 15 de junio, miles de personas protestaron frente al Parlamento húngaro, el parlamento aprobó la ley con 157 diputados votando a favor y solo un diputado independiente en contra (los partidos de izquierda habían anunciado previamente su abstención).
En este breve artículo, examinaré los elementos anti-LGBT+ de la ley y proporcionaré un contexto de conexiones internacionales relevantes. Enumeraré algunas de las posibles razones por las que era tan importante para el partido gobernante de Hungría, Fidesz, introducir esta ley, qué esperan obtener de ella y cómo es probable que afecte a la comunidad LGBT+ y a los menores en Hungría. Concluiré señalando la resistencia emergente a esta ley y los pasos potenciales que la UE puede tomar para responder a ella.
¿Qué es lo que hace que esta ley sea homofóbica?
La nueva ley comienza con frases como: “El Estado debe garantizar el derecho de los niños a una identidad acorde con su sexo de nacimiento” (artículo 3/A). Esto recuerda el artículo 33 de la ley ómnibus de 2020, que introdujo el “sexo de nacimiento” en lugar del “género” en los documentos legales, haciendo así legalmente imposible el reconocimiento de género de las personas trans. Además, la “Ley sobre la pedofilia” también contiene varias disposiciones abiertamente homofóbicas y transfóbicas. Estas disposiciones incluyen la prohibición de «exponer a los menores a cualquier contenido que represente la sexualidad por sí misma o que represente y promueva la homosexualidad o la desviación de la identidad de género basada en el sexo de nacimiento», incluidos anuncios, educación y cualquier contenido de los medios. Además, los programas escolares relacionados con la educación sexual solo pueden ser dirigidos por organizaciones autorizadas por el estado, y es poco probable que se otorgue este permiso a ningún grupo LGBT + o feminista.
Existen sorprendentes similitudes entre esta ley y la “Ley de Propaganda Gay” rusa, vigente desde 2013. El nombre oficial de esta última es “[Ley] para proteger a los niños de información que aboga por la negación de los valores familiares tradicionales”. Otro posible predecesor es la infame Sección 128 del Reino Unido de la década de 1980, que prohibía a las autoridades locales promover la enseñanza sobre la homosexualidad como “si se tratara de una relación familiar”. Un hilo común entre estas leyes es la consideración de la visibilidad LGBT+ como una influencia negativa sobre los menores. La ley húngara hace aquí una declaración aún más fuerte que la rusa, incorporando estas medidas en una ley contra la pedofilia. También es más estricta en su prohibición de la representación no solo de las relaciones entre personas del mismo sexo, sino también de las propias personas LGBT+. Comprender por qué los legisladores utilizaron tal estrategia requiere una mirada al contexto que rodea a la propuesta de ley.
El contexto: escándalos pedófilos y reacción anti-LGBT
El abuso sexual infantil y la promiscuidad sexual de adultos han recibido recientemente una atención sin precedentes en Hungría, en parte debido a la implicación de destacadas figuras políticas. Por ejemplo, en 2020 el embajador de Hungría en Perú, Gábor Kaleta, fue encontrado en posesión de miles de fotografías de pornografía infantil en el ordenador de su oficina. En otro incidente, y antes de las elecciones municipales de 2019, se hicieron públicos varios videos del alcalde de la ciudad de Győr, Zsolt Borkai, mostrando su participación en orgías sexuales. A pesar del escándalo, Borkai fue reelegido, aunque dimitió poco después. Además, la nueva década comenzó con József Szájer, diputado y uno de los redactores de la constitución húngara (que prohíbe efectivamente el matrimonio entre personas del mismo sexo) deslizándose por una cañería cuando fue sorprendido por la policía en Bruselas, en una fiesta de sexo gay violando las restricciones del coronavirus. Finalmente, en un país donde los principales políticos del gobierno a menudo expresan en voz alta su cristianismo y donde existen fuertes lazos entre la iglesia y el estado, el hecho de que un teólogo haya escrito un libro sobre abuso sexual en contextos eclesiásticos en Hungría también debe haber sido un golpe. De hecho, el libro de Rita Perintfalvi fue publicado el 11 de junio de 2021. Evidentemente, la introducción de la «Ley sobre la pedofilia» un día antes del lanzamiento del libro fue una medida preventiva, para evitar que las críticas contra la Iglesia Católica Romana que no hace nada al respecto puedan extenderse al estado húngaro.
También debemos ser conscientes de que, en los últimos años, el gobierno de derechas del primer ministro Viktor Orbán ha desencadenado una fuerte represión contra las personas LGBT+. De hecho, podemos descubrir precedentes de esta ley en 2019, cuando Coca Cola fue multada por usar una pareja de hombres homosexuales para uno de sus carteles. El mismo año, la nueva “Ley de educación vocacional” ordenó el despido de los directores de escuela que permitieran el acceso a cualquier programa que «pudiera dañar el sentido de moralidad de los niños» en sus escuelas. Aunque esta disposición no se ha utilizado contra los programas de sensibilización o educación sexual LGBT+, podría haber disuadido a algunas escuelas de invitarlos.
Los matones de extrema derecha también han perturbado repetidamente las discusiones sobre la educación inclusiva LGBT+ en los últimos años. En 2020, Dóra Dúró, vicepresidenta del partido de extrema derecha Mi Hazánk (“Nuestra Patria”), destrozó públicamente un libro para niños, Wonderland is for Everyone (El país de las maravillas es para todos), porque algunos de sus cuentos de hadas mostraban parejas del mismo sexo. El propio Viktor Orbán también habló sobre este asunto, calificando el libro de “propaganda homosexual” dirigida a los niños. A medida que más y más familias arcoíris fueron saliendo a la luz pública, en parte como reacción al escándalo del libro, los líderes del país se dieron cuenta de que muchos hombres homosexuales y lesbianas han adoptado niños de forma individual (la adopción conjunta solo es posible para heterosexuales), por lo que en diciembre de 2020 la ley de adopción fue cambiada. Como resultado, la adopción está restringida ahora a parejas casadas. En 2021, el gobierno colocó todos los centros de fertilidad bajo control estatal, posiblemente con la intención también de excluir a las lesbianas del tratamiento de fertilidad y reproducción asistida.
Como era de esperar, las conexiones internacionales también fomentan y apoyan la legislación anti-LGBT+ de Hungría. El gobierno húngaro mantiene estrechos vínculos con el Congreso Mundial de las Familias, una organización de derechas estadounidense, pero parcialmente financiada por Rusia, que ha estado fuertemente involucrada en la implementación de la ley rusa de propaganda contra los homosexuales, así como en leyes contra los homosexuales en varios países africanos. Su undécima conferencia se celebró en Budapest en 2017 y Viktor Orbán pronunció un discurso en ella. La ministra para la familia de Hungría, Katalin Novák, también fue oradora principal en la conferencia de Verona dos años después. Aunque no hay evidencia de la participación de esta organización en la “Ley sobre la pedofilia” húngara, está claro que los líderes húngaros hacen grandes esfuerzos para estar a bien con la organización. El liderazgo húngaro también cultiva fuertes lazos con Vladimir Putin, su aliado deseado contra la UE, que ha criticado repetidamente a Hungría por la ausencia de la libertad de expresión y el estado de derecho, entre otras cuestiones.
¿Qué puede ganar Orbán con esta ley?
En el ámbito interno Viktor Orbán puede beneficiarse de esta nueva ley de varias formas. Naturalmente, una de las ventajas de una controversia sobre esta ley es que desvía la atención de otros problemas más urgentes, como la crisis económica, la corrupción, el colapso del sistema sanitario o la implantación de una sucursal de la Universidad china Fudan en Budapest. En los últimos años, los temas LGBT+ se han utilizado repetidamente para tales fines. Esta vez, sin embargo, también se vislumbran beneficios políticos más directos.
De cara a las elecciones parlamentarias del próximo año, lo que más importa al partido gobernante Fidesz son los votantes. Viendo que el acto de destrucción de libros de Dóra Dúró fue popular entre la extrema derecha, esperan atraer a estos votantes exhibiendo el mismo nivel de homofobia. Al mismo tiempo, enmarcar la ley como una «Ley sobre la pedofilia» es una trampa para los partidos de la oposición: votando por el proyecto de ley pierden a sus votantes LGBT+ y a quienes apoyan los derechos LGBT+, pero votando en contra, se arriesgan a aparecer como si aprobaran la pedofilia, lo que también significaría una pérdida de votantes. Los partidos de izquierda optaron por boicotear la votación. Pero dada la mayoría de dos tercios de Fidesz en el parlamento, era poco probable que esto cambiara las cosas, por lo que claramente se trataba más bien de salvar su imagen. Aún más crucial, es probable que la votación provoque una brecha dentro de la ya frágil coalición de la oposición. Solo recientemente los partidos de la oposición han decidido cooperar para derrotar a Fidesz el próximo año, pero esta coalición de partidos, en su mayoría de izquierdas, también incluye a Jobbik, un partido de derechas que ha expresado repetidamente puntos de vista extremadamente homofóbicos y, entre otras cosas, ha pedido la prohibición de las marchas del orgullo gay. En la actualidad, Jobbik es también el partido de oposición más popular y el único partido de oposición que votó a favor del proyecto de ley. Por lo tanto, el tema LGBT+ podría convertirse en la gota que colma el vaso (que ya está casi lleno).
El hecho de que la Unión Europea pueda protestar contra esta ley también favorece las políticas de Orbán, quien recientemente ha estado tratando de demonizar a la UE y fortalecer los lazos de Hungría con las autoritarias China y Rusia. Sin embargo, la pertenencia de Hungría a la UE todavía cuenta con el apoyo del 85% de la población, por lo que cualquier intento de «Huxit» causaría suficiente indignación como para sacar a Fidesz del poder. Decir que la UE habla en contra de la “ley sobre la pedofilia” es como decir que presuntamente apoya a los pedófilos, lo que puede provocar hostilidad hacia la UE y las democracias occidentales en general.
¿Cuáles son los efectos probables del proyecto de ley?
Es poco probable que la nueva ley se implemente en su totalidad. Tener que eliminar todos los programas de televisión que presentan personajes LGBT+ después de las 10 de la noche es prácticamente imposible para los canales que transmiten exclusivamente comedias de situación y series dramáticas, ya que sería difícil encontrar alguno sin ningún tipo de representación LGBT+. Del mismo modo, el régimen de Orbán no tiene suficiente control sobre Internet como para prohibir todos los sitios con contenido LGBT+. Sin embargo, es posible que las líneas telefónicas de servicios de urgencia y los sitios web donde los niños y jóvenes sin límite de edad pueden hablar sobre la sexualidad y los temas LGBT+ sean objeto de atención. Esto podría incluir la línea de teléfono y chat online LGBT+ de Háttér Society o yelon.hu, la línea de chat confidencial de asistencia de la Hintalovon Child Rights Foundation.
El primer objetivo más probable de la nueva ley es la Marcha del Orgullo Gay. La sociedad húngara está extremadamente dividida sobre la Marcha del Orgullo, y Jobbik ha pedido repetidamente al Parlamento que la prohíba. Este año, la marcha está programada para fines de julio, lo que daría tiempo suficiente para que las autoridades la prohibieran; probablemente, esta fue la razón por la que el Parlamento se apresuró a votar la ley.
En segundo lugar, a juzgar por el escándalo provocado por el libro Wonderland is for Everyone, es probable que también se prohíba la literatura infantil y juvenil con contenido LGBT+. No se permitirán anuncios públicos que muestren a parejas del mismo sexo, y cualquier debate público sobre los jóvenes LGBT+ o la educación sobre la diversidad será imposible.
Mientras que la Ley de Educación Vocacional de 2019 no se utilizó para tomar medidas enérgicas contra los programas de sensibilización escolar, esta ley es más explícita y podría ser potencialmente más fácil de hacer cumplir. En el caso más extremo, cualquier organización LGBT+ que no coloque el banner “mayores de 18” en su sitio web o que se dirija a menores con cualquiera de sus materiales o programas podría sufrir graves consecuencias. Naturalmente, es probable que la retórica de equiparar a las personas LGBT+ con los pedófilos aumente los sentimientos homofóbicos en el país y conduzca a más delitos de odio y discriminación.
¿Qué se puede hacer?
Naturalmente, la comunidad LGBT+ y sus seguidores reaccionaron tan pronto como el contenido del proyecto de ley se hizo público. Se inició una petición, se organizó una manifestación el 14 de junio y la nueva ley ha sido denunciada por organizaciones de derechos humanos, tanto nacionales como internacionales. Open for Business, una alianza global de empresas favorables a las personas LGBT+, ha publicado un informe empresarial que explica cómo la legislación homofóbica LGBT+ va en contra de los intereses económicos de Hungría. Un canal de televisión popular de propiedad alemana también ha protestado contra la nueva ley por considerarla una violación de la libertad de expresión. Sin embargo, es poco probable que Viktor Orbán y su gobierno se preocupen por si son vistos como defensores de los derechos humanos o no. El único poder externo que puede lograr ejercer alguna presión es la Unión Europea, aunque la mera condena no es suficiente y (como se discutió anteriormente) incluso podría ser contraproducente. Sin embargo, cortar fondos o suspender algunos de los derechos de Hungría como Estado miembro puede privar a Fidesz de recursos valiosos y volver en contra del partido a una parte suficientemente grande de la población húngara como para obligarle a retirar la ley. Fidesz ha retirado anteriormente proyectos de ley impopulares y un año antes de las elecciones parlamentarias no correrá el riesgo de perder el poder debido a una disputa con la UE. Aunque obviamente las medidas a nivel de la UE no son una panacea para los problemas internos, en este caso particular no creo que la aprobación de otra “Ley de Propaganda Gay” pueda ser impugnada sin ayuda externa.
Rita Beres-Deak es una antropóloga cultural y activista LGBTQ de Hungría que actualmente vive en Viena. Obtuvo su doctorado también del Departamento de Estudios de Género de la Universidad de Europa Central en 2016, siendo el tema central de su tesis la relación entre parejas del mismo sexo y su familia de origen. Participa en el activismo LGBTQ y el activismo feminista como animadora en el programa de sensibilización escolar «Getting to Know Gay People», la Budapest School Living Library y miembro del grupo de base con sede en Viena Don’t Look Away!
Fuente: https://lefteast.org/what-is-the-hungarian-pedophilia-act/
Traducción: Anna Maria Garriga Tarré para sinpermiso.info