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Luis Paulino Vargas Solís
¿Por qué ocurre eso? Creo que la explicación es sencilla: tenemos un presidente vago y perezoso.
Proyecto “jaguar” 1, 2 y 3. Una idea que nació estúpida y siguió siendo estúpida hasta el final. Un despilfarro horroroso de tiempo y recursos; una costosísima majadería ¿Cómo entender tal disparate? Simple: tenemos un presidente vago y perezoso ¿Habrá alguna forma de hacerlo pagar por tan irracional desperdicio?
Y sigue la vagabundería presidencial: Chaves “reta” al presidente legislativo y al presidente de la Corte a un debate.
Cobremos consciencia acerca de la dramática ignorancia del señor Chaves: al lanzar su “desafío” asegura que se trata de hacer ver en qué fallan él y su “equipo”, y, a la vez, examinar los fallos de los presidentes legislativo y judicial y sus respectivos “equipos”.
Hay aquí un error garrafal, propio de una inteligencia vagabunda y perezosa.
Chaves efectivamente tiene un equipo: su gabinete, o sea, ministros, ministras, los respectivos vices, presidencias ejecutivas, etc. Él designa a esas personas; él puede girarles órdenes; él puede despedirlas de su puesto. En resumen: son directamente subalternas de Chaves. Son SU equipo.
No es así en los otros dos casos: magistrados, magistradas, jueces y juezas no son subalternas del presidente de la Corte; este no las designa, tampoco puede removerlas ni mucho menos girarles órdenes. La idea de un juez o una magistrada pidiéndole permiso al presidente de la Corte para resolver de una forma u otra, es tan estúpida como la idea de los tales “jaguares”.
Similar con el presidente legislativo respecto de diputadas y diputados. Recordemos que el diputado presidente es solo otro diputado electo, igualito que los restantes 56 que conforman la Asamblea Legislativa. Es solo un “primus inter pares”, quien goza transitoriamente del honor de conducir los debates legislativos.
En resumen: el voto de Rodrigo Arias –actual presidente legislativo– no vale más que el voto de Pilar Cisneros. Y las opiniones de Cisneros valen tanto como las de Arias.
Eso deja en claro la estupidez del presunto “debate”. Chaves SÍ está obligado a rendir cuentas por lo que hace el Poder Ejecutivo, porque él es el jefe directo de TODOS los jerarcas que dirigen los distintos ministerios e instituciones que conforman ese poder. Y no solo es el jefe: es quien les nombra y quien les remueve de sus puestos.
No así con Orlando Aguirre, en el caso del Poder Judicial, ni con Rodrigo Arias en el del Legislativo.
Tratándose de este último, cada diputado y diputada debe rendir cuentas en forma personal. Arias no lo puede hacer en sustitución de ninguno de ellos y ellas. Y, así, por ejemplo, nos convendría conocer por qué Pilar Cisneros es una diputada tan paupérrimamente improductiva. Pero usted no le puede pedir a Fabricio Alvarado que dé cuentas por lo que hace Cisneros, cuando el propio Fabricio tiene un rabo bastante largo sobre el cual pedirle cuentas.
La realidad de todo esto es que Chaves se montó en un circo electoral, ya desde su primer día como presidente, o sea, desde el 8 de mayo 2022. Renunció a gobernar. Lo suyo ha sido un puro juego, un show esperpéntico y grotesco. Pero hoy quiere que la cosa escale nuevas cimas, hasta hacer de Costa Rica una gran carpa, y él, encaramado en la tarima, interpretando su rol favorito: el del gran bufón del circo.
Un presidente vagabundo y perezoso ¿No deberíamos exigirle que se ponga a trabajar?
– Economista
