Presbítero Francisco Calvo, la Masonería y la política

Joanny Soto

Johnny Soto Zúñiga

La Gran Logia de Costa Rica ha publicado el libro: Presbítero Doctor Francisco Calvo (Ganganelli) organizador de la Masonería en Costa Rica, una reedición del primer libro escrito por el gran historiador costarricense don Rafael Obregón Loría. La importancia del libro es que el país tendrá conocimiento del aporte de Francisco Calvo como fundador de la masonería, Doctor en Derecho Canónico, su influencia en el campo cultural, eclesiástico y promotor de obispos y presidentes de la República.

El pasado miércoles 15 de agosto, en el Salón de Expresidentes de la Asamblea Legislativa se presentó la nueva edición del libro; entre los expositores estuvieron el Gran maestro y abogado Juan Diego Castro, el Gran maestro e historiador Tomás Federico Arias, el exministro de Cultura Arnoldo Mora y el diputado cartaginés Carlos Góngora. El interés fue comunicar que el P. Calvo ha sido un personaje olvidado y que dio muchos aportes al país, por lo que la historia debe recordarlo siempre. Seguidamente haré un breve resumen del libro con los aspectos más importantes de la vida del P. Calvo.

Este libro en conjunto con otras investigaciones como la “Historia Eclesiástica de Costa Rica. Del Descubrimiento a la erección de la Diócesis (1502-1850)” de mi querido profesor de religión don Ricardo Blanco Segura, del que había me había referido en una columna anterior, así como los libros del Arzobispo de San José, P. Víctor Sanabria Martínez; las interesantes investigaciones de Eladio Prado Sáenz, nos dan una visión general y profunda de toda la participación de la Iglesia católica en la historia cultural, social, política en la formación de nuestro Estado antes y después de su independencia.

Francisco Cipriano Calvo, fue hijo, nieto y sobrino de curas, creció en la iglesia de Tres Ríos, se dice que un niño expósito (niño de padres desconocidos, que lo han abandonado en un lugar público) fue dejado en la puerta de la casa del presbítero Rafael del Carmen Calvo, párroco del pueblo de Tres Ríos y éste lo recogió, le dio su apellido y educación. No obstante, hoy se asegura que en realidad su padre fue el sacerdote independentista Juan de los Santos Madriz, miembro de las primeras Juntas de Gobierno, diputado por Costa Rica formo parte de la asamblea constituyente reunida en Guatemala en 1824. (Op. Cit. Pág. 35)

El autor del libro don Rafael Obregón hizo ingentes investigaciones para determinar la fecha exacta de nacimiento de Calvo, acudió donde el Arzobispo Sanabria, se buscó en libros de bautismos de Cartago y de Curridabat, en los archivos parroquiales, sobre esos años y meses y no aparece la partida, los resultados fueron infructuosos al ser el P. Calvo hijo de padres desconocidos, pero se cree que su fecha de nacimiento puede ser el 14 de setiembre de 1819 o 1820.

Muy pronto el P. Rafael del Carmen Calvo se trasladó a Cartago para desempeñarse en la parroquia y la vicaría de la ciudad; el joven Francisco Calvo pasó la infancia y aprendió sus primeras letras en Cartago y siempre fue agradecido con su protector a quien lo llamaba el virtuoso Monseñor don Rafael del Carmen Calvo, quién fue cura durante 29 años y ejerció la caridad con los pobres, con las viudas, con los huérfanos, fue un apóstol y cura de almas.

En 1831, Calvo fue enviado a la ciudad de León, Nicaragua a realizar los estudios en el seminario de San Ramón, donde también habían estudiado su padre, el P.Madriz, sus tíos, como el presbítero don Florencio del Castillo, diputado ante la Cortes de Cádiz y dejo gratos recuerdos de los largos diez años que estuvo estudiando, sobresalió en las clases de gramática y latín, obtuvo primero el grado de bachiller en filosofía, luego el bachillerato en teología. Ingresó a la Universidad de León para realizar estudios de leyes, obtuvo el bachillerato en derecho civil.

En 1844 se inaugura en Costa Rica, la Universidad de Santo Tomás y Calvo fue nombrado catedrático de teología, y no se había ordenado aún sacerdote y como escribe el autor Obregón Loría: “tal designación constituía un inmenso honor a la vez que un reconocimiento a sus capacidades y su saber…Calvo vio siempre con cariño y verdadero entusiasmo todo lo que iba en provecho de la cultura de su país. Sintió especial predilección por la enseñanza, pues tenía espíritu de maestro. Se enorgullecería de ser catedrático de la Universidad.” (Op. Cit. Pág.40)

Combina impartir las clases en la Universidad con la de producir café en una hacienda que había comprado a su primo y antiguo compañero de estudios el doctor José María Castro, luego se apartó de las labores de la tierra y ahorro alguna modesta suma de dinero, que le sirvió para culminar su carrera eclesiástica, siendo el 30 de enero de 1947 que obtiene la licencia para vestir hábitos clericales y se ordena sacerdote en Comayagua, Honduras. Regresa el P. Calvo a Costa Rica en 1849 llamado por su protector el P. Rafael del Carmen Calvo, para que sirviera en la Vicaría Foránea de Cartago.

En 1853 fue nombrado primer capellán del ejército y como tal tomó parte en la campaña nacional de 1856 y 1857. Por sus servicios se le otorgó el grado de coronel efectivo y se le concedió la Cruz de Honor que orgulloso ostentaba. Después con el golpe militar el 14 de agosto de 1859 al presidente don Juan Rafael Mora, se confirma la participación del P. Calvo en el movimiento militar para restablecer en el poder a Mora, pero todo fue infructuoso y el P. Calvo fue perseguido y hostigado, acusado de estar seduciendo a la gente que se levantara en armas contra los golpistas, tuvo que salir del país y se da el éxodo a la América del Sur.

El 3 de noviembre de 1860 se embarcaba Calvo en el vapor Guatemala que zarpó rumbo a Panamá, tenía proyectado ir a la Habana, pero en Panamá cambió de parecer y se dirigió a Guayaquil y unas semanas más tarde se trasladó al Perú, radicándose en el Callao. Se dice que al igual que el P. Calvo, algunos otros costarricenses obligados al exilio se iniciaron en logias masónicas de diversos países de América. El P. Calvo se involucra con muchos sacerdotes notables, quienes lo consideran un hombre de mucha gentileza, afabilidad y méritos personales, le hablan de la masonería peruana y pronto hace su solicitud de iniciación en la Logia Cruz Austral N° 5, presentada, discutida y aceptada el día 6 de junio de 1862. (Op. Cit. Pags. 52, 54, 55)

En 1864 el P. Calvo regresa a Costa Rica, tenía en su mente fundar la primera Logia en su país, por eso había apurado sus estudios en Perú sobre la doctrina y secretos de la masonería, solicitando en varias oportunidades su ascenso en grados, como lo manda los ritos y estudios de la masonería. En Costa Rica fue nombrado como examinador de gramática castellana y latina por la Dirección de Estudios de la Universidad, como era solo bachiller, se preocupó por alcanzar la licenciatura en sagrados cánones, siguió estudiando y el 23 de julio de 1865 se le confiere el grado de doctor en Derecho Canónico.

El 2 de enero de 1865, el P. Calvo, bajo su presidencia y otros ilustres costarricenses funda la Logia Caridad, se caracterizó por la corrección y seriedad de sus trabajos y por el entusiasmo de sus miembros y se comenzó una labor de afiliación e iniciación. Se destacan al doctor José María Castro, personaje político de mayor influencia; el doctor Lorenzo Montúfar insigne historiador; el Lic. Julián Volio, ministro de Relaciones Exteriores; Francisco Echeverría, ministro de Hacienda; Bruno Carranza, Máximo Jerez, Francisco Peralta, P. Carlos María Ulloa, canónigo de la Iglesia Catedral; Dr. Andrés Sáenz entre otros. El 28 de junio de 1865, el Gran Oriente Neo-Granadino declaró legal la fundación de la Logia Caridad y le concedió la Carta constitutiva bajo el número 26 y queda debidamente instalada solemnemente el 20 de agosto.

Luego se suscita una serie de problemas y de enfrentamientos entre la Logia y la Iglesia Católica y el presbítero Domingo Rivas, deán de la Iglesia Catedral se convierte en el principal adversario de la masonería costarricense, quien ejerce gran influencia sobre el Obispo Llorente, principal representante de la Iglesia en el país. Se envían cartas al Papa a la Santa Sede y se emiten cartas pastorales contra los masones por parte del Obispo Llorente. Incluso el P. Calvo debe dirigirse al Papa, explicando lo siguiente: “Se declara que es masón, y que, la Fracmasonería no tiene nada que pugne con las enseñanzas y prescripciones del Catolicismo.”

El derrocamiento del gobierno del doctor Castro el 1 de noviembre de 1868, constituye un duro golpe para la masonería, ya que el nuevo gobernante Jesús Jiménez no representaba ninguna garantía para las ideas liberales y tenía mucha influencia clerical contraria a la masonería. Posteriormente Jiménez es electo popularmente, pero luego renuncia y asume don Bruno Carranza, y se normalizan las relaciones con la masonería. El P. Calvo impulsa la independencia del Gran Oriente Neo-Granadino y funda el Gran Oriente y Supremo Consejo con jurisdicción en el territorio centroamericano; se le otorga el grado 33 y lo nombran Gran Comendador del Supremo Consejo.

Después de investir a otros masones costarricenses y centroamericanos con diferentes grados y Soberanos Gran Inspectores y la evolución masónica, vino un período de enfriamiento en las actividades masónicas; el P. Calvo tomó la decisión de retirarse formalmente y en 1876 presenta la renuncia del cargo que desempeñaba como Gran Maestro y Comendador del Gran Oriente Centroamericano, en su lugar lo sustituye el h. Manuel Antonio Bonilla, su sobrino político. (Op. Cit. Págs. 112, 113)

El P. Calvo, se dedica a labores eclesiásticas y se aleja totalmente de la masonería, e interviene a favor del nombramiento del Obispo y profesor alemán P. Bernardo Augusto Thiel, luego de una vacante de la diócesis de San José de diez largos años, con lo que a su vez se impide que llegue a ocupar la mitra el P. Rivas sempiterno adversario de la masonería costarricense. Según las cartas entregadas en 1941 por el Arzobispo de San José Víctor Sanabria a d. Rafael Obregón se expresa que el P. Calvo declaró haber pertenecido a la Sociedad masónica, pero habiendo sabido posteriormente la condenación y prohibición de la Santa Sede Apostólica a ésta, sin demora alguna se separa de ella y condena y la reprueba, es decir adjura según señala en la posterior carta el P. Domingo Rivas, estas no fueron conocidas públicamente, por lo que las Logias siguieron funcionando, pero ya con el retiro del P. Calvo, a quien siempre le tuvieron los masones su deferencia.

Finalmente en el año de 1890, viejo y enfermo el P. Calvo, con una situación económica empobrecida, fue internado en el Hospital San Juan de Dios, largas horas de meditación, sintió la soledad de su vida, sin familiares que le rodearan; sus compañeros en el sacerdocio se mostraron indiferentes, los nuevos masones no le dieron mayor atención, pertenecían a otra generación, ya que hace muchos años se había retirado. “Fue un expósito en el mundo, y como a tal le correspondía morir”, concluye en su libro d. Rafael Obregón (Op. Cit. Pág. 149)

Vía costarricense

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Un comentario

  1. Johnny Soto Zúñiga.-

    Muy bien Jiddu, excelente aclaración sobre la estructura de La Logia masónica costarricense y en efecto es importante conocer para los de afuera que el ilustre ciudadano y colega abogado Juan Diego Castro es el actual Gran Maestro de esta institución. Entiendo que entonces los demás son maestros masones, según el orden jeráquico y lo demás sería como Ud. señala la Junta directiva o Gran Cuadro constituida por los hermanos. Mis respetos para el actual Gran Maestro Castro y pueda ser que la confusión se deba al ser los hermanos parte del Gran Cuadro. Dejo asi hecha la aclaración respectiva y sigan adelante con su augusta Institución que dio frutos a tantos hombres importantes en este país, muchos como presidentes de la República de Costa Rica. Saludos.-

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