¿Porqué y como planificar en Costa Rica?

Carlos Manuel Echeverría Esquivel

Carlos Manuel Echeverría

Hace poco se quejó un representante de la Cámara de la Construcción de que en el Barrio Escalante no se autorizan permisos para construir porque no hay agua. El ICE está siempre en problemas excepto cuando llueve en demasía, no se preparó para las nuevas tecnologías y el país no sabe cómo revertir la inconveniente matriz energética actual, 75% hidrocarburos. El puerto de Caldera tiene meses y años quizás de estar colapsado. El Juan Santamaría podría estarlo pronto. No tenemos suficientes técnicos preparados para entrarle a los semiconductores, ni siquiera tenemos profesores. Ya no caben los automotores en las colapsadas carreteras y del tren regional se habla mucho, pero nada se hace, menos de un metro metropolitano, que desde hace años ciudades como Panamá y Santo Domingo en la RD lo tienen. Respecto al hospital nuevo en Cartago, todo es improvisación y no se avanza. No se sabe cuántas escuelas y dónde se requerirán a futuro. En fin, independiente de que no somos el aparato estatal más eficiente y eficaz del mundo, tema para otro ensayo, es evidente que no se hace prospección a futuro, como lo recomendó el ilustre costarricense QDDG el ingenioso ingeniero Don Jorge Manuel Dengo a la COREC I (Comisión de Reforma Adm. del Estado CR), de la cual tuve el honor de ser integrante.

Prospección a futuro quiere decir determinar lo más correctamente posible -tratando de integrar al análisis el avance tecnológico y las tendencias respectivas, el “soft research” que llaman. ¿Cuáles son los requerimientos de infraestructura física y la menos visible social y económica, para dentro de 25 años, por usar un lapso de tiempo manejable? De allí, teniendo esos datos, conociendo las capacidades, aspiraciones y posibilidades nacionales, se confecciona procurando ser lo más consistente posible el plan nacional de desarrollo (PND), estratégico y virtual para irlo adaptando a las nuevas tendencias., aspiraciones y posibilidades. Para el sector público se planifica además a mediano y corto plazo, de tal manera que los panes operativos anualizados, sirvan de base a la presupuestación. El PND es indicativo para el sector no público; el gobierno debe incentivar su aceptación y la mejor manera es por la vía de la participación.

Vivimos la era de la superficialidad y es poca la gente que sabe de gestión sistémica del estado. La mayor parte de quienes ocupan cargos públicos…batean. Se leé poco también, incluyendo leyes claves. Eso hace que los manchesterianos/ hayekeanos vean en la planificación un enemigo mortal y que los “estatizantes” sólo conciban una planificación que niegue el valor de la economía de mercado. Ni lo uno, ni lo otro: la planificación centralizada y que enajenantemente planifica la producción y el consumo de lo cotidiano, como en los países que siguieron la economía tipo soviético, ya demostró ser un desastre. Por otro lado, la economía de libre mercado, regulada por supuesto para que no se coma a sí misma y en lo mínimo necesario, no es capaz por sí sola de ir hacia una meta global, derivada de una misión de país y objetivos general y específicos claros.

A largo plazo, se requiere planificar estratégicamente y hacerlo de la mano con la sociedad civil organizada, a fin de que los requerimientos a largo plazo en los diversos campos de importancia socio-económica al menos se aproximen y para coadyuvar al desarrollo humano de la sociedad y los individuos que la componen. En Costa Rica ya tenemos dos leyes que brindan el marco jurídico para que se den estas condiciones: la 5525 del sistema de planificación nacional y la 10096 de los consejos de desarrollo regional. La 5525 reforzada por la 6227 general de la Administración Pública.

Sin planificación no hay desarrollo, en el pleno sentido del concepto. Y sin economía de mercado enmarcada en lo que señale lo estratégicamente visualizado, la socio economía no funciona y nos quedamos en puro consumo y producción para exportar y lo que se queda para satisfacer el consumo, como si fuéramos animalitos no racionales, satisfaciendo necesidades biológicas. Y seguiremos como estamos, con deficiencias en áreas super estratégicas. Un lastre y cuello de botella para progresar sostenida y sosteniblemente hacia el desarrollo. Con planificación estratégica socialmente participativa le sacamos todo lo que tiene de bueno a la economía de mercado.

Dentro de un estado moderno, el aparato estatal -necesario como es, lo aprenden hasta los más encarnizados “hayekianos” cuando gobiernan- también se planifica y revisa periódicamente, para que la eficiencia y la eficacia sean su norma. Se requiere un presidente realmente capaz, decente en todo sentido y con formación profunda e integral, adecuada para el cargo. La gestión política y gerencial tiene que ser de primera, así como la técnica en todo el sistema, no sólo MIDEPLAN. Debe contarse con las herramientas necesarias. Hay que involucrar a la Escuela de Administración Pública de la UCR, muy débil, por cierto. Para formar cuadros, debemos aprovechar al ICAP y generar alianza con alguna escuela de prestigio a nivel mundial, como hizo el INCAE. Por lo menos que ofrezca un PAGP (Programa de Alta Gerencia Pública), obligatorio para quien asuma un cargo de dirección política.

Los años del Consenso de Washington en la práctica destruyeron lo que se había avanzado en la construcción de un sistema sistémico (valga la redundancia) de planificación global, sectorial, regional y participativo robusto. Fue un error tremendo el haber convertido lo que era la OFIPLAN de la Presidencia de la República, cabeza del sistema, en un ministerio: la planificación es 75% coordinación, decía el maestro doctor Wilburg Jiménez Castro y es muy difícil coordinar pares interpares, siendo además la mayor parte de los ministerios cabeza subsistémica sectorial.

Dicho todo esto, justificada la necesidad de planificar para los que queremos un progreso real y seguro a mediano y largo plazo y no un río revuelto donde solamente ganen los pescadores, es ofensivo lo que se ha hecho de la planificación en varios de los últimos gobiernos, pero especialmente en el presente. Se ha llegado al colmo de usar a MIDEPLAN como escudo de una persona que por más apreciable que sea, ha demostrado no reúne las capacidades ni tiene la formación requerida, según mi colegio profesional, para liderar el proceso sistémico de planificar. Ofende realmente esa falta de consideración para con el país.

Exviceministro-subdirector de OFIPLAN

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