Vladimir de la Cruz
vladimirdelacruz@hotmail.com
Ese control, de las autoridades públicas, desde el presidente, hasta los ministros respectivos y los órganos encargados de tomar decisiones en esta materia, ha obedecido al papel que han tenido estos grupos en el financiamiento de partidos políticos en las campañas político-electorales a favor de esos partidos gobernantes, o de candidatos directamente, que llegan a la presidencia y a esos puestos de poder tomar decisiones, que les dan presencia real y efectiva en ellos.
En los países desarrollados el transporte público es una prioridad nacional, es de gran atención política. Tiene que ver con las redes de caminos, de carreteras, de autopistas, de aeropuertos, de ferrocarriles, de tranvías y de los llamados Metros, como de la navegación local e internacional.
En países similares al nuestro, los gobiernos se han preocupado por desarrollar el transporte público, modernizar las redes del transporte urbano especialmente. En este sentido tenemos un gran atraso, especialmente en el transporte urbano, que no tenemos ni líneas de tranvías, como existieron antes de 1950, ni tampoco, modernamente, líneas de Metro, ese ferrocarril subterráneo que funciona en muchas ciudades, por debajo de las carreteras y de las ciudades, con trechos a cielo abierto.
El transporte por Metro ayuda a resolver de modo muy importante el tráfico urbano y la movilización de personas y trabajadores. Alivia igualmente la visión del espacio urbano, de las ciudades. La velocidad con que se desplaza el Metro es importante en cuanto a la calidad del uso del tiempo de las personas. El costo del pasaje es proporcionalmente más barato para las personas en sus desplazamientos considerando las distancias a las que deben dirigirse, como por las facilidades de moverse entre las líneas del Metro para ir a distintas direcciones o lugares. El Metro contribuye también a disminuir las emisiones de carbón, CO2, y reducir por ello su impacto en el medio ambiente.
Países de América Latina, desde hace muchos años tienen Metro, Argentina, Brasil, México, Colombia, Venezuela, República Dominicana, Panamá.
Ciudades como Panamá, Santo Domingo, Caracas, Río de Janeiro, México han desarrollado importantes redes de Metro.
Países, como el nuestro, Panamá y República Dominicana, ya lo han desarrollado. Panamá con medio millón menos de personas que nosotros. ¿Por qué en Costa Rica no se ha impulsado la construcción de un Metro? Por los intereses que se mueven alrededor de las redes de buses y las camarillas de transportistas que impiden que se tomen decisiones de ese tipo. NO han permitido ni siquiera que funcione el ferrocarril interurbano en el Valle Central. A ello se suma la dirección del Ferrocarril interurbano que pareciera ser la dirección institucional y gubernativa más ineficiente y poco interesada en contribuir a resolver el problema del transporte público de personas.
El ferrocarril que viene desde Cartago a San José y de Alajuela a San José es prácticamente inexistente. Opera por cortos períodos de tiempo. NO le permiten operar todo el día, al menos entre las 4 a.m y las 9 p.m., horas que permitirían movilizar personas en general, estudiantes y trabajadores, entre las ciudades y pueblos que se comprenden entre estas ciudades, lo que le daría gran agilidad al movimiento de personas y el tráfico vial se aliviaría.
En el caso del tren se puede ver como lo ponen a funcionar generalmente con pocas unidades, dos o tres, llevando gente bien apretada, como sardinas en latas. También se ven pasar ferrocarriles con sus vagones de 8 o 10 unidades, como si fueran de paseo, vacías. Lo cual evidencia que ponen pocas unidades para obligar a las personas a trasladarse y movilizarse por autobuses, cuando se puede facilitar su transporte por tren, que procuraría su mayor uso poniendo el tren a trabajar de manera más continua.
Cuando se hace la Romería a la Virgen de los Angeles ponen a funcionar el ferrocarril prácticamente todo el día. Cuando ha habido algunos entrabamientos urbanos por la construcción de carreteras, por defectos causados en ellas, por deterioros ocasionados por fenómenos naturales, que impiden u obstaculicen el tráfico de vehículos, como ha sucedido estos estos días, por los problemas en la entrada de Cartago, sacan los trenes continuamente, justamente para resolver el problema del transporte de personas.
Ni siquiera demagógicamente han dicho que con la jornada de trabajo esclavo que quieren establecer, de 12 horas diarias, van a poner a funcionar el ferrocarril interurbano 14 o 16 horas diarias de manera seguida, sin interrupciones horarias para facilitar la entrada y salida de los trabajadores de estas jornadas.
Tan solo es poner a funcionar una sola línea que vendría desde Paraíso de Cartago hasta Alajuela, con el ramal de Pavas, al menos, lo que podría ponerse a funcionar.
Desgraciadamente, la corrupción que ha operado alrededor del transporte público ha impedido que se satisfagan necesidades de las personas y se resuelvan problemas de tráfico urbano.
El problema del transporte público no es solo el de ver cómo se paga electrónicamente el viaje de las personas. Lo que se ha avanzado en este sentido es importante. Tampoco es facilitar gratuitamente el transporte de las personas de mayor edad. Eso también es un avance. Bien podría establecerse también la gratuidad del transporte de escolares con uniforme. Lo que se destaca con el pago electrónico no es a la persona sino a la recaudación segura que se hace para los dueños de buses y para las comisiones con los bancos por el uso de tarjetas electrónicas. NO es la gente lo que interesa, sino cómo paga la gente, y cómo ganan dinero los agentes intermediarios de las tarjetas de crédito y de débito.
Otro problema asociado es la vejez de las unidades de transporte público. Constantemente se evidencia ello con los accidentes que se producen de unidades de transporte viejas, de más de 15 o 20 años. Otro problema es el incumplimiento de la ley de discapacitados para subir a las unidades de transporte urbano. Constantemente se posterga la obligatoriedad de esta ley. A esto se suma el hecho de que hay una mala educación vial de los choferes, y de los empresarios, si se trata solo de educación vial, de evitar “levantar” personas adultas porque no pagan el pasaje. Ya ha habido denuncias de esta situación.
La vejez de los autobuses se aprecia más en zonas rurales, además de que tienen horarios reducidos de servicio.
Las unidades viejas también tienen el problema de la mayor emisión de gases contaminantes del medio ambiente, afectando también a los propios usuarios de esos servicios.
Los problemas asociados a la falta del ferrocarril son la desigualdad de atención de transporte para distintas regiones, pueblos, ciudades y personas, el estimular medios informales de transporte, que no se pueda contar con servicios de transporte de calidad y de conexión eficiente, de facilitar la movilidad urbana, estimular el embotellamiento automovilístico y estimular el desorden vial.
Urge una política pública, seria, al margen de los negocios de los grupos de autobuseros, y de los grupos que se mueven alrededor de este negocio, para atender las necesidades de la población en su transporte diario.
Urge una política pública que facilite el desarrollo de un tren interurbano que pueda conectar desde San Isidro de Coronado pasando por Guadalupe, hasta Pavas; desde Alajuelita hasta Santo Domingo de Heredia; desde Escazú hasta Tibás, por citar algunas líneas de posibles rutas de centros urbanos muy poblados. Son pocos ejes viales que pueden atenderse para resolver grandes problemas de vialidad urbana.
Lo ideal sería empezar a construir líneas de Metro, en alianzas públicos privadas si los gobernantes no quieren asumir esa tarea nacional y patriótica con los ciudadanos. Al menos que permitan el desarrollo privado de este proyecto.
Por lo menos, que se ponga a funcionar el ferrocarril interurbano, que tenemos, todo el día. Es lo menos que se puede dar a los ciudadanos que lo necesitan.