Pilar por boca de Jafet

Luis Paulino Vargas Solís

LPV

Desde la lógica se le designa “falacia ad hominem”. Aplica a aquellos casos cuando, ante un argumento o idea que alguien expresa, se elude referirse a lo planteado y, en su lugar, se ataca y descalifica a la persona. O sea: no se hace referencia a sus ideas, no se ofrece un contraargumento, ni ideas alternativas o evidencias que busquen rebatir lo que la otra persona dijo. En su lugar se busca denigrar a esa persona.

Es un principio lógico necesario para que los procesos de diálogo, deliberación y debate sean racionales y constituyan una correcta búsqueda de la verdad, pero también es un asunto de elegancia y respeto.

Frente a los cuestionamientos que formuló el joven futbolista Diego Campos, la reacción de Jafet Soto es un ejemplo perfecto de “falacia ad hominem”. Pero hay algo más: no solo eludió cobardemente el argumento de fondo expresado por Campos, y no solo optó, en su lugar, por atacar la persona de Campos, sino que lo hizo desde la arrogante ostentación de una posición de poder, como si ese poder bastase para desacreditar lo que el muchacho dijo y como si ese poder invistiera mágicamente de verdad el discurso de Soto.

Entre los distintos exabruptos que se soltó, una expresión fue especialmente significativa: “cuando sea dueño de un equipo hablamos”. Y más llamativa resulta esa frase puesto que, como sabemos, Soto es dueño de un equipo.

De donde resulta que la verdad está en el poder –el poder económico en especial– y el poder, por lo tanto, es sinónimo de verdad.

Lo cual equivale a agarrar a patadas el estudio, la investigación, la educación y, en última instancia, la ciencia. Que es, poco más o menos, lo mismo que hace los grandes intereses económicos, en especial las corporaciones petroleras, en su empeño por lograr que su colosal poder económico sea la “verdad”, y que, entonces, toda la abrumadora evidencia científica que demuestra la realidad del cambio climático, sea lanzada al canasto de la basura.

Tampoco es distinto a lo que vociferaba Pilar Cisneros en el plenario legislativo: “si usted no vive en un condominio de lujo es un fracasado”. De donde resulta que el criterio de “éxito” en la vida es el dinero, lo que nos reconduce a Jafet Soto: la verdad está en el poder y, por lo tanto, los poderosos son los dueños de la verdad.

Son discursos falaces y groseramente clasistas que tiene terribles implicaciones antidemocráticas, antiintelectuales y anticientíficas. Es un “muera la inteligencia” que sintetiza muy bien el estado de descomposición que vive nuestra sociedad actual.

En resumen: una completa indecencia, que se agranda mucho más, gracias a la ligereza y frivolidad de la prensa deportiva.

Imagen: arreglo fotográfico con las imágenes de Jafet Soto y Pilar Cisneros

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