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Carlos Revilla Maroto
Recorriendo el muelle de Juneau, la capital del estado de Alaska, casi de casualidad, me encontré con la estatua de un perro. Al principio, no me llamó mucho la atención, pero igual le tomé unas fotos, sin darle mucha importancia. Ahora, revisando el material fotográfico, la vi de nuevo, y me di cuenta que tenía en la parte de atrás, unos afiches informativos, por lo que decidí investigar. Me llevé la agradable sorpresa que la estatua es de una perrita llamada Patsy Ann, con una una historia muy bonita, y hasta conmovedora.Patsy Ann fue una perrita muy querida en Juneau, conocida por su historia de lealtad y amistad con los habitantes de la ciudad a lo largo de la década de 1930. Su historia se ha convertido en una parte icónica de la historia de ese lugar. Los barcos que llegaban, siempre contaban con la presencia en el muelle de Patsy Ann.
Un dentista local, el Dr. E. H. Kaser, trajo a la bull terrier inglesa siendo una cachorrita desde Portland, Oregón, en 1929. Aunque era muy querida y bien tratada por los Kaser y, más tarde, por la familia del reverendo C. E. (Dean) Rice, Patsy Ann no estaba hecha para ser casera. Más bien, se convirtió en una perra muy popular en la ciudad, recorriendo tiendas y oficinas, donde era bien recibida y le daban golosinas.
Los barcos de vapor de aquella época no llegaban como un reloj, como es ahora. La ciudad sabía que se acercaba un barco cuando Patsy Ann dejaba lo que estaba haciendo y trotaba enérgicamente hacia el muelle. Aunque era sorda de nacimiento, percibía cuando un barco se acercaba a unos 800 m de distancia por las vibraciones de los motores de los barcos a lo largo del canal de Gastineau —que separa a Juneau de la isla de Douglas— y sabía cuándo un barco se acercaba mucho antes de que cualquier persona pudiera verlo u oírlo. También tenía una curiosa habilidad para determinar el muelle en el que atracaría. En una ocasión, una multitud se había reunido para recibir a un barco que llegaba. Patsy Ann estudió al grupo durante un largo momento, luego se dio la vuelta y trotó hacia otro muelle. El barco amarró junto a Patsy Ann.
Con el paso del tiempo, la perrita llegó a ganarse el cariño de los habitantes de Juneau, quienes la consideraron un miembro honorario de la comunidad.
En 1934, cuando se aprobó una ordenanza municipal que obligaba a conceder licencias a todos los perros, varias personas contribuyeron a comprar la primera licencia y un collar rojo brillante para Patsy Ann; que solo los llevó durante un breve periodo de tiempo, tras el cual desaparecieron misteriosamente. A partir de ese momento, se paseó felizmente libre de cargas y la ciudad donó su licencia anual.
Gracias a su infalible sentido de la llegada inminente de cada barco y a su fiel acogida en el muelle, el alcalde de Juneau, Isadore Goldstein la nombró en 1934 “Saludadora oficial de Juneau, Alaska”.
Patsy Ann murió en el Salón de Estibadores en 1942, lugar donde se sentía como en casa porque los estibadores compartían su gran interés por la llegada de los barcos. Al día siguiente, una pequeña multitud vio cómo bajaban su ataúd al canal de Gastineau.
Cincuenta años después de que Patsy Ann encontrara su último barco, unos admiradores liderados por June Dawson organizaron el grupo “Amigos de Patsy Ann”, que recaudó fondos y encargó una estatua de bronce para que pudiera volver a saludar a los visitantes en el muelle.
Esculpida por Anna Burke Harris, de Albuquerque, Nuevo México, la estatua se fundió en la fundición Shidoni de ese estado. Quienes recordaban con cariño a Patsy Ann enviaron a todo el mundo trozos de su propio pelo y de la piel de sus mascotas. Esas muestras se prensaron en la cera antes de la fundición final en latón, convirtiendo la estatua en una “pieza espiritual”. Según la tradición de la herencia Lakota y Cherokee del escultor, se cree que una pieza espiritual da a los espíritus de los contribuyentes un poco de inmortalidad.
Cuando la escultura llegó a Juneau en 1992, y el 3 de julio de 1992, a las 19.30 horas, Patsy Ann, en su nueva encarnación, fue presentada al mundo bajo un cielo azul y una agradable brisa. Princess Cruises organizó una recepción y una inauguración a bordo del crucero Regal Princess. Cy Peck Jr., un líder espiritual nativo de la Alasita, bendijo la escultura en nombre de la armonía y en el espíritu de la amistad entre animales y humanos. Rezó para que ese espíritu se traslade a las relaciones entre los seres humanos.
Patsy Ann se encuentra a 58 grados, 17 minutos y 91 segundos de latitud norte y 134 grados, 24 minutos y 17 segundos de longitud oeste.
Así, que si van a Juneau alguna vez, recuerden saludar a Patsy Ann, como ella lo saluda a uno y, al marcharse, llévese los sentimientos de amistad a lo largo de su vida.
Patsy Ann cautivó los corazones de los ciudadanos de Juneau con su dignidad, honestidad y devoción a sus deberes, y es así como, cincuenta años después de su muerte, Patsy Ann volvió a ser la “Saludadora oficial de Juneau, Alaska”.
Todos los beneficios de las actividades del grupo “Amigos de Patsy Ann” se donan al Fondo de Educación y Becas Patsy Ann de la Sociedad Humanitaria Gastineau. El fondo está dedicado al logro de nuevos niveles de comprensión, respeto, amabilidad y compasión.
Su historia se ha contado y recordado a lo largo de los años, pasando Patsy Ann a ser un símbolo de la lealtad, y la conexión entre los animales y los seres humanos, y su historia sigue siendo parte integral de Juneau, Alaska.
Preparé una pequeña galería con las fotos que tomé de la estatua, y algunas otras de la propia Patsy Ann que encontré en Internet. Me llamó la atención encontrar tantas fotos de ella, parece por lo que leí, que era más famosa que el propio Rin Tin Tin, lo cual ya es mucho decir.
Bonita y tierna historia de una perrita muy especial, que espero les haya gustado.
Con la ayuda de los carteles informativos y algunos sitios menores en Internet.