Parque Nacional Olímpico: un tesoro natural

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Si desaparecieran todos los animales, el hombre
moriría de una gran soledad espiritual.

Porque lo que le sucede a los animales
pronto le sucede al hombre.

Todas las cosas están conectadas.”

Inspirado por el Jefe Seattle

(Placa de madera en el centro de visitantes del parque en Port Angeles)

Carlos Revilla Maroto

Carlos Revilla

El Parque Nacional Olímpico, ubicado en el estado de Washington, es una de las joyas naturales más impresionantes de Estados Unidos. Reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, este parque se caracteriza por su diversidad de paisajes, que incluyen montañas cubiertas de nieve, frondosos bosques templados y una costa salvaje y escarpada.

La península Olímpica, donde está el parque, ubicada en el estado de Washington, recibe su nombre debido a las montañas Olímpicas, que son el rasgo geográfico dominante de la región. Estas montañas, a su vez, fueron nombradas por el explorador británico John Meares en 1788, quien al observar las imponentes cumbres nevadas desde el estrecho de Juan de Fuca, quedó impresionado por su majestuosidad y las comparó con la morada de los dioses de la mitología griega. Por esta razón, las llamó “montañas Olímpicas”, en honor al monte Olimpo, la legendaria residencia de los dioses en la mitología griega. El nombre del parque proviene de las montañas Olímpicas, que dominan gran parte del paisaje.

El parque fue establecido en 1938 para preservar su impresionante biodiversidad y belleza natural. Antes de convertirse en parque nacional, las tierras eran el hogar de comunidades indígenas como los Hoh, Quileute y Makah, quienes tienen una conexión profunda con el área y aún conservan tradiciones relacionadas con el entorno natural.

El parque cuenta con características especiales y diversas:

Montañas y glaciares: Las Montañas Olímpicas son el corazón del parque, con el monte Olimpo como su pico más alto, alcanzando 2 428 metros sobre el nivel del mar. Estas montañas están cubiertas por glaciares que alimentan ríos y arroyos de agua cristalina (ver anexo 4).

Bosques templados: El parque alberga algunos de los bosques templados más extensos del mundo, como el Bosque de Hoh, famoso por sus imponentes árboles cubiertos de musgo. La alta humedad y las precipitaciones crean un ambiente único para una biodiversidad excepcional (ver anexo 5).

Costa salvaje: La franja costera del parque se extiende por más de 117 kilómetros, ofreciendo paisajes de acantilados, playas de guijarros y formaciones rocosas que emergen del mar. La Playa Rialto y las agujas de roca de la Playa Ruby son lugares icónicos.

También es un refugio para muchas especies únicas, incluidas algunas que no se encuentran en ningún otro lugar del mundo. Entre ellas están el ciervo de Roosevelt (ver anexo 2), salmones del Pacífico y aves como el búho moteado del norte. Además, es hogar de plantas endémicas adaptadas a los diferentes ecosistemas. Nosotros tuvimos la suerte de toparnos a la vera del camino un par de cervatillos, casi que a la par, y curiosamente parecía que estaban acostumbrados a la presencia de humanos, porque ni se inmutaron.

La península abarca una diversidad de ecosistemas, como bosques templados, praderas alpinas, y una línea costera impresionante, que refuerzan la idea de un lugar digno de dioses. El parque, con una extensión de 3 734 km2 que ocupa gran parte de la península, ofrece una amplia gama de actividades para visitantes de todas las edades y habilidades, como: senderismo, observación de vida silvestre, acampada, kayak, y pesca.

El parque es un sitio de una belleza extraordinaria, con especies endémicas y ecosistemas que parecen sacados de un mito. Nosotros lo visitamos a mediados de primavera, por lo que todavía había algunos parchones importantes de nieve, pero no estaba tan frío. Hicimos la ruta con ingreso al parque en Port Angeles, hasta el área de esquí y snowboard de Hurricane Ridge, que estaba todavía con nieve, y que tiene unos paisajes espectaculares de la cordillera Olímpica. De camino se pasa por dos miradores, uno con una vista panorámica hacia el norte, donde se puede ver el estrecho de Juan de Fuca, que separa la península Olímpica de la isla de Vancouver en Canadá; y el otro llamado “Morse Creek”, con vistas a lo que fue antiguamente un lago (ver anexo 3).

Para visitar el parque, nos hospedamos en Port Angeles, que está hacia el oeste como a dos horas y media de Seattle (la capital del estado). La entrada principal al parque, con su centro de visitantes, está muy cerca de la ciudad, aunque hay muchos otros puntos de acceso. La mejor época para visitar el parque son los meses de verano (junio a septiembre), ideales por el clima más seco y accesible; pero si quieren ver nieve, pueden hacer como nosotros y viajar a mediados de primavera.

El parque es un destino imperdible para amantes de la naturaleza, aventureros y quienes buscan reconectarse con el mundo natural. Su impresionante variedad de paisajes lo hace una experiencia única.

En la galería pueden ver un par de imágenes de unos pájaros muy bonitos (no logré identificarlos), que logré tomar en Hurricane Ridge con el zoom de la cámara, y también de uno de los venados que observamos. Gracias a Daniela, una de mis compañeras de viaje por facilitarme algunas de las fotos para esta columna.

Galería

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Referencias: Servicio Nacional de Parques Nacionales de Estados Unidos, la Wikipedia, y otros sitios web para algunos datos menores.

Anexo 1

Olímpico

PN Olímpico

Las olas retumban en las playas salvajes y se mezclan con los ríos alimentados por la nieve. Los árboles antiguos albergan la vida salvaje. Los picos escarpados acogen glaciares y praderas subalpinas. Los ecosistemas de costa, bosque y montaña se combinan para crear este espectacular parque natural. La península Olímpica es el hogar de ocho tribus indígenas americanas que desarrollaron complejas sociedades de cazadores-recolectores y siguen manteniendo vivas sus tradiciones. Los exploradores europeos que se aventuraron aquí a finales del siglo XVIII abrieron el camino a los colonos. Los Olímpicos fueron declarados monumento nacional en 1909 y protegidos como Parque Nacional Olímpico en 1938. Hoy en día, el parque es reconocido internacionalmente como Reserva de la Biosfera y Patrimonio de la Humanidad, testimonio de sus ricos recursos. Los Olímpicos, un regalo para el futuro.

Costa. Las mareas controlan el ritmo de vida a lo largo de esta costa de gran diversidad biológica. Los animales intermareales se enfrentan dos veces al día a olas fuertes y vientos secos. Los ríos costeros sirven como autopistas para los peces migratorios, y los árboles caídos a lo largo de las riberas protegen a los salmones jóvenes que viajan de las montañas al mar. Cuando los adultos regresan y nadan río arriba para desovar, su carne lleva una forma especial de nitrógeno que acumularon durante sus años en el mar. La mayoría de los salmones mueren después del desove, pero su muerte les devuelve la vida. Los osos, las águilas, los insectos y otros animales se alimentan de los cadáveres de los salmones y luego depositan nutrientes en los ríos y los bosques. El nitrógeno marino nutre los suelos forestales, un regalo del salmón.

Bosques. El Parque Nacional Olímpico protege el bosque antiguo más grande del noroeste del Pacífico. Su carácter único comienza con árboles antiguos que echaron raíces hace entre 200 y 1000 años. En estos bosques, los doseles de múltiples capas, los árboles en pie y los troncos caídos proporcionan hábitat para una gran cantidad de animales. Las diferencias de humedad (de 1000 a 6000 mm anuales) y los cambios de elevación (desde el nivel del mar hasta 2.432 metros) crean un mosaico de bosques en el parque. Los bosques lluviosos templados crecen a lo largo de la costa y en los valles que dan al océano. Los bosques de tierras bajas, montañosos y subalpinos cubren otras áreas del parque. Olímpico sostiene comunidades forestales complejas, un regalo del pasado.

Montañas. Aquí se despliega un mundo de paisajes: los glaciares cincelan valles en forma de U y flores silvestres de colores brillantes cubren praderas subalpinas. Los geólogos aún debaten sobre los orígenes de Olímpico. Hace unos 50 millones de años, la lava brotó de las grietas submarinas en el borde del continente, endureciéndose en capas de basalto de kilómetros de espesor. Más tarde, un inmenso delta sumergido de arenisca y sal se formó más lejos en el océano. Estas rocas estratificadas se desplazaron lentamente hacia el continente y se atascaron debajo de los basaltos, lo que obligó a los Olímpicos a surgir del mar hace unos 10 y 20 millones de años. Los glaciares de la Edad de Hielo ayudaron a tallar el Estrecho de Juan de Fuca y el Estrecho de Puget, separando a los Olímpicos de las tierras cercanas. Años de aislamiento alimentaron la rica biodiversidad de la península, donde hay más de 20 plantas y animales que no se encuentran en ningún otro lugar de la Tierra. Las escarpadas Montañas Olímpicas, un regalo del mar.

Texto del folleto oficial sobre el parque del Servicio Nacional de Parques Nacionales de Estados Unidos

Anexo 2

Alce de Roosevelt

PN Olímpico

El alce de Roosevelt (Cervus canadensis roosevelti), es la subespecie más grande de alce en América del Norte. Recibe su nombre en honor al presidente estadounidense Theodore Roosevelt, quien fue un ferviente defensor de la conservación de la vida silvestre. Esta majestuosa especie habita principalmente en los bosques templados del noroeste de los Estados Unidos y la costa oeste de Canadá, incluyendo áreas como el Parque Nacional Olímpico en Washington y la Isla de Vancouver en Columbia Británica.

Los machos adultos pueden pesar entre 300 y 500 kilogramos, mientras que las hembras son más pequeñas, oscilando entre 260 y 300 kilogramos. Los alces Roosevelt tienen un pelaje grueso que varía de marrón oscuro a marrón rojizo, con tonalidades más claras en el área del cuello. Los machos desarrollan impresionantes astas ramificadas, que mudan y regeneran anualmente.

Estos animales son herbívoros y se alimentan de una amplia variedad de vegetación, incluyendo hierbas, hojas, cortezas y brotes de arbustos. Son animales sociales, que se agrupan en manadas lideradas por hembras, excepto durante la temporada de apareamiento, cuando los machos compiten por las hembras emitiendo potentes bramidos para demostrar su dominio.

Juega un papel vital en el equilibrio de los ecosistemas donde habita, ya que su comportamiento de pastoreo influye en la vegetación y ayuda a mantener la biodiversidad del bosque. Aunque su población está en mejores condiciones que otras subespecies de alces, enfrentan amenazas como la pérdida de hábitat y el cambio climático, lo que subraya la importancia de las medidas de conservación para garantizar su supervivencia.

Anexo 3

Antiguo Lago Morse

PN Olímpico

Texto lámina informativa

Hace miles de años, una gran capa de hielo procedente de Canadá fluyó hacia el sur a través del estrecho de Puget y hacia el oeste por el estrecho de Juan de Fuca. La capa de hielo colindaba con los glaciares alpinos que fluían desde las Montañas Olímpicas. Con el calentamiento, el agua de deshielo de los glaciares de montaña fue embalsada por la capa de hielo, formando el antiguo lago Morse. El calentamiento continuado provocó la retirada de la capa de hielo, desecando el lago.

El arroyo Morse corre ahora paralelo a la carretera. Antiguamente fluía por una cresta de sedimentos blandos que unía las montañas Blue y Round. Cuando los glaciares lo represaron, se desvió por un nuevo camino entre Round Mountain y la carretera actual, atravesando duras rocas de lava. El desfiladero resultante es visible al bajar por la carretera o desde el corto sendero de la zona de aparcamiento de los Túneles.

Anexo 4

Aguas de la Península Olímpica

PN Olímpico

Desde la bosque lluvioso del Hoh
Hasta los glaciares del Monte Olimpo
Desde las profundas aguas del lago Crescent
Hasta las fértiles playas del Hood Canal
La península olímpica está bañada por el agua

La escarpada, aislada y traicionera costa del Pacífico, con peligrosos malecones y arenas movedizas, tiene pocos puertos seguros. Las corrientes marinas y el viento golpean con fuerza contra la costa. Los faros se construyeron para ayudar a los marinos a orientarse entre la niebla y la lluvia.

Los vientos cálidos y húmedos de Hawai, en un alcance sin obstáculos, chocan contra las afiladas laderas de los Olímpicos obligando a sus nubes empapadas a dejar caer hasta 4318 mm de lluvia creando un raro bosque templado lluvioso de enorme alcance en biomasa. Una sombra de lluvia creada por las imponentes montañas permite que caigan apenas 432 mm en Sequim.

Las Montañas Olímpicas, geológicamente jóvenes, nacieron del fuego y el hielo. Formadas por enormes lechos de lava submarina, sus ríos y cursos de agua fueron esculpidos por enormes glaciares. Hoy, de las montañas brotan ríos cristalinos en todas direcciones que transportan el agua más pura y limpia del mundo.

Anexo 5

Bosque de Hoh

PN Olímpico

Ubicado en el Parque Nacional Olímpico, es uno de los mejores ejemplos de bosques templados lluviosos en el mundo. Este lugar mágico es conocido por su vegetación exuberante, donde los árboles, principalmente abetos de Douglas, cedros rojos occidentales y arces grandes, están cubiertos de musgos y líquenes que cuelgan como cortinas verdes, creando un paisaje místico.

El bosque recibe una increíble cantidad de lluvia cada año, entre 3,5 y 5 metros, lo que contribuye a su biodiversidad y belleza. Además, el río Hoh, que fluye a través del bosque, aporta agua cristalina y un hábitat esencial para especies de peces como el salmón.

Cuenta con senderos accesibles para los visitantes, como el Hall of Mosses Trail, famoso por sus paisajes cubiertos de musgo, y el Hoh River Trail, que se adentra más profundamente en el bosque y conduce hacia el Monte Olimpo. Es un lugar ideal para quienes buscan una experiencia inmersiva en la naturaleza, con oportunidades para avistar animales como alces, nutrias y aves rapaces.

El bosque no solo es un destino turístico, sino también un símbolo de la importancia de conservar ecosistemas únicos. Su tranquilidad y majestuosidad ofrecen una conexión íntima con la naturaleza.

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