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Carlos Revilla M.
crevilla@expreso.co.cr
Después de nueve años de estar suspendidas, se acaban de reanudar las conversaciones de paz entre Israel y Palestina. El Secretario de Estado de EE.UU. John Kerry hizo un esfuerzo casi sobrehumano y logró que las dos partes acordaron volver a la mesa de negociaciones.
Este logro es casi como un milagro, pues prácticamente la desazón se había apoderado de los que creemos en una solución de dos Estados para esa región del mundo. Si lograr que las partes accedieran a las negociaciones, todavía será más difícil llegar a un acuerdo.
Hasta ahora Las negociaciones e intentos por solucionar han fracasado ante los siguientes obstáculos:
Fronteras: La parte palestina quiere que su Estado ocupe el territorio tal como estaba delimitado antes de la ocupación en 1967 de Cisjordania, la Franja de Gaza y Jerusalén Este por parte de Israel. El Estado judío ya se retiró de Cisjordania en 2005, pero no está dispuesto a perder los asentamientos de Cisjordania ni su presencia militar en el valle del río Jordán, en el límite con Jordania. El presidente palestino, Mahmud Abbas, dio muestras de estar dispuesto a intercambiar territorios.
Jerusalén: El futuro estatus de la ciudad que alberga monumentos sagrados para judíos, musulmanes y cristianos genera fuertes controversias. Para los musulmanes es la tercera ciudad más sagrada, mientras que Israel insiste en que Jerusalén es su capital «eterna e indivisible». Por su parte, los palestinos exigen la zona este de la ciudad, anexada por Israel, como capital de su futuro Estado. El problema es que allí se encuentra el Muro de las Lamentaciones, sitio sagrado para los judíos.
Asentamientos: En medio de los 3,1 millones de palestinos viven, según estimaciones, más de 515.000 israelíes en asentamientos en Cisjordania y Jerusalén Este. Según cifras de la organización israelí de derechos humanos Betselem, en Cisjordania existen 125 asentamientos autorizados por Israel, a los que se suman unos 100 que son ilegales según el derecho israelí pero que reciben apoyo estatal.
Seguridad: Muchos israelíes han muerto en las últimas décadas a causa de ataques suicidas perpetrados por terroristas palestinos. La agrupación radical Hamas lanzó miles de cohetes contra los territorios israelíes desde la Franja de Gaza. Israel subraya que no apoyará la existencia de un Estado palestino en tanto la seguridad de su propia nación no esté garantizada.
Refugiados: Según Naciones Unidas hay unos 5,3 millones de palestinos (entre ellos 4,9 millones de refugiados y sus descendientes), en territorios palestinos y en países vecinos de Israel como consecuencia de las guerras de 1948/49 y 1967. Mientras que los israelíes insisten en que no pueden regresar a Israel, los palestinos reclaman ese derecho, que derivaría en que los judíos pasarían a ser minoría en dichas regiones.
Agua: Desde hace décadas se habla de una posible guerra por el agua, ya que las fuentes de agua dulce son cada vez más escasas debido al aumento de la población y a la explotación inescrupulosa de los recursos. Amnistía Internacional acusa a la parte israelí de perjudicar a los palestinos en el uso de los recursos naturales comunes. El gobierno de Israel rechaza esta versión.
Como ven el tema es muy complejo, y pareciera muy difícil que se llegue a una solución definitiva en el plazo propuesto de nueve meses, aunque la promesa es hacerlo.
Como era de esperar Hamas que gobierna Gaza, se opuso a las negociaciones. Esto es todo un obstáculo en si mismo, pero que por el momento no parece que vaya a entorpecer las negociaciones. Si hay acuerdo con la Autoridad Nacional Palestina (ANP), se verá que pasa con Hamas y Gaza más adelante.
Sin embargo (y por el momento dejando aparte a Hamas/Gaza, y no es que lo quiera sacar del cuadro, en otra columna puedo tocar el tema incluyendo a Hamas) y tomando como punto de partida el nuevo proceso de paz, existe el otro problema que dentro del propio Israel también hay personas que quieren boicotear el proceso.
Se han hecho declaraciones terribles como las de Uri Ariel Ministro de Construcción de Israel quien al informar que se publicarán las licitaciones para edificar 1.187 nuevas viviendas en Jerusalén oriental y otros asentamientos en Cisjordania dijo «ningún país del mundo deja que otros Estados le digan dónde puede y dónde no puede construir». Realmente tenía esperanzas en el nuevo proceso de paz, pero me temo que estupideces como estas de ese ministro israelí pueden llevarlo al fracaso. Como se le ocurre decir eso, especialmente tratándose de territorios ocupados.
En el contexto actual hay que ser comedidos, medir lo que se dice. En el contexto actual no caben declaraciones como las del ministro Uri Ariel. Algunos dicen que lo que está haciendo es «jugar para la galería», es decir para sus seguidores, en este caso la derecha extrema de Israel y los colonos, que todavía sueñan con el «Gran Israel». Pero, si de veras se quiere que el proceso de paz tenga algún éxito, no se puede hacer ese juego, so pena de dar al traste con el proceso.
En el contexto actual, me parece que la ANP ha tenido un comportamiento que hay que reconocer, tomando en serio las negociaciones, y SIN hacer declaraciones polémicas y que conste que las declaraciones de ese señor Ariel son mas que polémicas, son casi una declaración de guerra. Netanyahu debió censurarlo.
Puede ser que efectivamente esas construcciones sean parte de la negociación. Pero, y este es un gran pero, ¿qué necesidad había de hacer esas declaraciones? Es más ¿qué necesidad había de esas construcciones? mas si solo son nueve meses lo que habría que esperar, en el supuesto que los territorios (actualmente ocupados) donde se harán las construcciones, pasen a ser de Israel.
Si, pareciera que están jugando para su galería. Pero, ¿es esto lo que hay que hacer ahora? Hay que jugar, pero para la paz y me temo que las declaraciones del ministro Ariel y la construcción de nuevas edificaciones son otra clase de juego, muy peligroso.
Veamos algunas declaraciones sobre el anuncio de la construcción de nuevos asentamientos:
El negociador palestino, Mohamed Shtayyeh, dijo que el anuncio supone una “prueba clara” de que el gobierno israelí “no va en serio” con las conversaciones de paz y sinceramente creo que así es.
El presidente del partido israelí de izquierda moderada Meretz, Sehava Galon, quién aseguró que “la construcción de miles de unidades de vivienda en asentamientos es como una bomba que pone el gobierno para destruir las negociaciones de paz”.
La dirigente opositora Shelly Yachimovich, del Partido Laborista, calificó a su vez la noticia como “un dedo en el ojo de Estados Unidos, de Europa, de los palestinos y de la clara mayoría de los israelíes, que quieren la paz”.
Me quedo con «y de la clara mayoría de los israelíes, que quieren la paz”. El problema es que los pocos que no la desean están ganando la batalla. Como alguien me dijo, hay que tener paciencia y esperar los resultados, las negociaciones siguen y todavía hay un optimismo moderado, pese a las piedras en el camino. Esta es la única salida, a menos que se quiera que el conflicto continue y se agrave.
Israel necesita fronteras seguras y los palestinos merecen un Estado. Ambos pueblos han sufrido mucho, ya es hora que puedan vivir en paz y con prosperidad.
Me temo que la mera existencia del estado de Israel depende de su convivencia con los palestinos, pues es de esperar mucho mas turbulencia del mundo árabe.