Entendiendo la vida y experimentando la existencia
Conversaciones con mis nietos
“Penetrar en la esencia del ser y su significado, y liberar la fragancia de ese logro interior para la guía de otros, expresando en el mundo de las formas: verdad, amor, pureza y belleza, es el único juego que tiene algún valor intrínseco y absoluto. Todos los demás acontecimientos, incidentes y logros en sí mismos, no tienen importancia duradera.” -Meher Baba
Arsenio Rodríguez
Debo haber bebido un buen vino anoche, o tal vez un ángel cruzó mi habitación subrepticiamente, pero esta mañana, al despertar, tuve la sensación de que en algún lugar se había escapado la dicha, salvaje, y sin disciplina. Era una mañana maravillosa. Llovía intensamente, por lo que era difícil decir si era de mañana o de tarde, y el amanecer con su juego de luces no era la causa de la magia. El tiempo parecía haberse derretido psicodélicamente, en tonos púrpuras. Preparé un poco de café y decidí ver las noticias de la televisión.¡Dios mío! Observaba las imágenes bidimensionales apareciendo en secuencia en la pantalla. Voces moduladas, difundiendo información sobre una extraña mezcla de guerras, homicidios, masacres, vanidades, codicia y el clima del día. Daba miedo ver, cómo explotaban lugares lejanos, mientras los comentaristas levantaban sus cejas, con simpatía o amonestación crítica, y predecían escenarios, o explicaban las causas.
De momento y sin ninguna razón en absoluto, un pensamiento cruzó mi mente, que había un sinnúmero de acontecimientos fundamentales que se le estaban escapando a los noticieros de última hora.
Tales como:
- Una nueva lluvia de neutrinos cósmicos golpeando la Tierra.
- Mil ñus cazados por leones en el Serengueti.
- Millones de mosquitos, picando un millón de pieles humanas en todo el mundo.
- Novas explotando en el universo, tan intensas, que el sol se sonrojaba de envidia.
- Mitocondrias que simultáneamente, energizaban la vida en billones y billones de células.
- Hermosas sonrisas entre personas, floreciendo en rostros desconocidos.
Sonrisas, pensé, mientras sonreía, que, igual que las hojas, se volverían amarillas y marrones, y caerían. Para volver a ser sonrisas, lágrimas y cosas. En ciclos interminables de vida. En los ciclos incesantes, inexplicables, impredecibles de la vida.
Sí, pensé cada momento es mágico e increíble, aunque sea ignorado por las noticias de última hora. Estas noticias se olvidan de las sinfonías en los rostros humanos, de su anhelo de eternidad, de nuestras sonrisas en colores, mientras interactuamos y compartimos en luminiscencia nuestro viaje en la Tierra. Son noticieros que ignoran cada punto donde se está creando el universo, cada instante de proyección sublime y el potencial de la esencia del amor, pintándose a sí mismo en expresión, mientras brilla y rueda con cada ola que sube y con cada caída.
Sí, porque hay una esencia embriagadora que yace oculta, a la agitación que nos traen los medios noticiosos. Esencia que está más allá y a la vez muy cerca, imposiblemente cerca, escondiéndose detrás de lo que nunca se ha perdido, más allá de palabras e idiomas. La única canción, la dicha de ser.
Tenemos que detener nuestras agitadas carreras de consumo, nuestra atención constante a los titulares y noticias de última hora, para que podamos ver el brillo que tiene todo. Solo entonces seremos capaces de enfocar nuestra conciencia en esa canción profunda, que está sonando por todas partes, y que ignoramos cuando nos enfocamos en nuestros miedos inmediatos o nuestros escapes, en nuestros excitantes juegos de corta duración, que ocultan la magia que nos rodea.
Mujeres y hombres de distintas culturas y naturalezas podemos vivir momentos extraordinarios, con la capacidad de presenciar mundos de belleza, imaginación y sentido. ¡La magia extraordinaria de cada momento ordinario en esta creación! Pero nuestra personalidad, los sistemas de creencias y la mentalidad fragmentaria, nos aíslan y crean las tensiones que nos impiden darnos cuenta del denominador común del Ser, que nos conecta más allá de la multitud.
El amor es la energía vinculante, que nos atrae silenciosa y secretamente, como la gravitación, a pesar de todo. Y a veces por un instante, lo notamos, en lo profundo, resonando en una canción, una alegría, una compasión común en medio de nuestra diferenciación y diversidad, y de las variadas y múltiples afirmaciones de nuestros puntos de vista. En un punto entre esta repulsión y atracción, entre las fuerzas de unicidad y las de fragmentación, reside el encontrarnos en el otro. En esta vida, mientras prosperamos momentáneamente cada uno como yo; nos encontramos y celebramos, discrepamos y nos abrazamos, bailamos, reímos, nos gruñimos, besamos, despreciamos, adoramos, alabamos, culpamos, perdonamos, juzgamos y otros verbos de acción y reacción entre dos, que eventualmente nos llevan a encontrar el amor.
Atesoremos cada uno de esos momentos, como una colección de fotos tomadas en el transcurso de nuestro pasar.
Mientras tomo mi café en esta mañana mágica, nacida tal vez de la estela del ángel que pasó por la habitación anoche, o el buen vino, les agradezco a todos los momentos compartidos, en diferentes momentos en nuestra común casa de huéspedes. Los saludo con cariño a todos, los que han abierto ventanas de gracia, los que han bailado o luchado conmigo, breve o intensamente, en este ritmo que constantemente nos sacude y nos acerca sin darnos cuenta. Hasta que un día nos demos cuenta, de a verdad, que estamos todos en el mismo barco, en el mismo mar de la existencia.
Y eso si va a ser una verdadera noticia de última hora.
“Vendan la capacidad de ser astutos y compren la de asombrarse.” Aconsejaba el poeta sufí Rumi.