¡No señor, no me muevo!

Política y bastidores

Manuel Carballo Quintana

Manuel Carballo

Transcurría el gobierno de don José Joaquín Trejos Fernández d 1966 a 1970. Participé activamente en el movimiento estudiantil y las protestas contra la concesión leonina de su gobierno a la compañía ALCOA, aprobada por la Asamblea Legislativa el 24 de abril de 1970, tras una enardecida manifestación estudiantil de más de 50 000 personas. Ahí estaban, frente a la Asamblea, en la calle, apoyando el movimiento, los diputados de oposición del PLN Rodrigo Carazo Odio, Fernando Volio Jiménez, Jorge Luis Villanueva Badilla y Matilde Marín Chinchilla. El movimiento anti-ALCOA no tenía color político, era un sentimiento nacional.

El hecho histórico es sobradamente conocido. Lo que deseo resaltar es mi participación lanzando piedras al edificio legislativo frente al Museo Nacional. A veces pienso en la conveniencia o no de confesar asuntos como éste. Pero al fin no me avergüenzo. Correcta o no mi conducta, yo era estudiante universitario, era joven y soy rebelde. No era de extrañar mi actitud. En esos días tenía en mi mente el pensamiento de Don Pepe cuando decía: “No habrá manera de desarrollarnos y salir de la pobreza mientras los pocos negocios grandes de nuestro medio se entreguen a las economías foráneas y nosotros nos quedemos con sólo negocios de pobre, mientras en vez de ser propietarios de nuestro país nos convirtamos en un ejército de empleados del exterior”. (1952).

Lo realmente inusitado para mí mismo es que el 24 de abril lanzaba piedras contra la Asamblea y una semana después, el 1° de mayo, estaría asumiendo como Diputado por San José, en representación de la juventud costarricense. Avergonzarme no, simplemente lo relato como un hecho histórico inusual.

La semana antes del 1° de mayo fue de sentimientos intensos. Antes de la sesión solemne de la Asamblea Legislativa, se multiplican las reuniones de trabajo de las distintas fracciones: escogencia de la jefatura de fracción, elección del Directorio, proyectos a presentar, estrategias a seguir. Una de las tareas del jefe de fracción -quien llegará a ser Presidente del Congreso-, es hacer la distribución de las curules, trabajo que se hace muy estratégicamente. Don Daniel Oduber era nuestro jefe de fracción; cuando lo elegimos Presidente de la Asamblea, el jefe de fracción pasó a ser don Luis Alberto Monge.

Hago un paréntesis para señalar que una de las emociones intensas era llegar a ser compañero de trabajo por cuatro años de líderes políticos de calibre nacional: don Daniel Oduber, don Luis Alberto Monge, don Manuel Mora Valverde, don Marcial Aguiluz, Rolando Laclé, Longino Soto Pacheco, Jenaro Valverde Marín, Ángel Edmundo Solano Calderón, Francisco Morales Hernández. Además, ser miembro de la fracción oficialista nada menos que del Presidente José Figueres Ferrer.

Volviendo a este relato y a la distribución de curules, sucede que por obra de la casualidad me correspondió una curul justamente a la par de don Manuel Mora. Mayor honor no podría ser, tratándose nada más y nada menos que uno de los creadores del Código de Trabajo, de las Garantías Sociales, y de la Caja Costarricense de Seguro Social. Imagínense la riqueza de conversaciones que tendría con don Manuel teniéndolo a la par durante cuatro años.

Al día siguiente de la distribución de curules, me pidió una pequeña reunión el diputado Edgar Arroyo Cordero -uno de los hombres de mayor confianza de don Daniel Oduber-, cumpliendo un encargo del mismo don Daniel. Me manifestó que le solicitó que hablara conmigo para ver si quería cambiar de curul. Palabras de Edgar: “Me pidió Daniel que te buscara y que te preguntara que si aceptabas un cambio de curul. Es más, en confianza me dijo, sólo para mí, que es una torta (sic) que Manuel Carballo esté a la par de Manuel Mora… es capaz de convencerlo…”. Sin mayores comentarios, mi respuesta fue contundente y tajante: ¡NO SEÑOR, NO ME MUEVO!

Hoy día lo siento como un privilegio que muy pocos han tenido: trabajar, discutir, compartir y hasta disentir con quienes hoy son Beneméritos de la Patria, sean Daniel Oduber, Manuel Mora y José Figueres. Y ojalá muy pronto don Luis Alberto Monge.

Al cabo de los cuatro años, no logré convencer a don Manuel Mora, ni él logró convencerme.

Estos apuntes no tienen ninguna pretensión literaria; son la narración de simples hechos reales que al cabo del tiempo se convierten en históricos.

Exdiputado y exviceministro

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