Cuaderno de Vida
Gustavo Elizondo Fallas
No obstante, también debemos de denunciar, que la señora Fiscala, se ha excedido e ignorado la investidura del Presidente de la República; llegar a decomisar su teléfono celular y su computadora personal nos parece una aberración, llevar la información que maneja la máxima autoridad del país y ponerla en mano de investigadores, donde no se podrá limitar el acceso a los archivos, donde existen datos que comprometen hasta la seguridad del país, nos llevan a la conclusión que a doña Emilia se le fue la mano, está cayendo a la intención que tanto hemos criticado del venteado decreto de la UPAD. Estamos seguros que, a pesar que los Magistrados han cometido sus errores, por ejemplo auto recetarse aumentos salariales desproporcionados, la señora Navas jamás se atrevería a decomisarles teléfonos y computadoras personales. Lo único que faltaría es una orden de detención al Presidente y que este salga en perrera de Casa Presidencial.
Ni se diga del nivel de imprudencia de la Defensora de los Habitantes, quien sin tener una investigación concluida, adelanta criterios y deja en el ambiente la posibilidad de la destitución del Presidente, sin percatarse que es una opción que no cabe por mandato Constitucional. Misma aclaración se le debe hacer a don José Miguel Corrales, quien como ex diputado, debería tenerlo claro y no llamar a un movimiento para que el Presidente sea destituido. También se ve muy mal, que el flamante presidente del principal partido de oposición, compare la administración de Alvarado con el detestable movimiento nazi, que tanto dolor produjo a la humanidad, se está usted también pasando de la raya señor Constenla.
Que no sirva este error de la Presidencia para crear un ambiente similar al que llevó a la destitución de Dilma Rousseff en Brasil o Evo Morales en Bolivia, independiente a que el presidente no sea de nuestro agrado, no debe el Poder Judicial excederse en funciones, ni al servicio del Presidente, como sucede en Nicaragua y Venezuela, ni tomando el poder como en los otros dos casos mencionados.
“Ni tanto que queme al santo, ni tan lejos que no lo alumbre”