No dejemos que sea demasiado tarde

Monólogos con Pelé *

Lina Barrantes Castegnaro

“Primero se llevaron a los comunistas,
pero a mí no me importó porque yo no lo era;
Enseguida se llevaron a unos obreros,
Pero a mí no me importo porque yo tampoco lo era;
Después detuvieron a los sindicalistas,
pero a mí no me importó porque yo no soy sindicalista;
Luego apresaron a unos curas,
pero como yo no soy religioso,
tampoco me importó;
Ahora me llevan a mí, pero ya es demasiado tarde.”

Liberación Nacional inicia su campaña, creyendo que logrará atraer los votos de los sectores ultra conservadores del país, con un discurso homofóbico, y retrogrado. Llegamos así, a la noche del primer domingo de febrero, en la que un cantante de iglesias neo pentecostales, que planteaba lo mismo que el candidato del PLN pero con mayor vehemencia y credibilidad, ocupó el primer lugar en la obtención de votos de esa jornada. Nos enfrentábamos esta vez, con 13 candidatos, a una elección entre 11 conservadores, dos partidos supuestamente de izquierda y uno moderado. En una salida muy costarricense, decidimos dejar para más tarde, para cuando se aclaren los nublados del día, la elección entre el ultra conservador y la única opción moderada.

Los últimos días de esa campaña, y los que llevamos de esta —tal y como sucedió en los Estados Unidos, en los últimos días de la de Trump— se han mostrado caras horribles del ser costarricense: nos hemos mostrado egoístas, sexistas, agresivos, homofóbicos, machistas y misóginos.

Hemos mostrado una cara irresponsable (con el eslogan de “a mis hijos los educo yo”) tratando con absoluta negligencia temas como el embarazo adolescente, materia en la cual nuestro país tiene cifras record. Con oportunismo y descaro, muchos liberacionistas y otros de algunos otros partidos, se ofrecen oficiosamente a llenar los espacios que supuestamente Fabricio tiene disponibles, según ellos, al no tener gente preparada. Con enorme arrogancia, muchos empresarios creen que pueden “copar” a Fabricio en los temas de hacienda pública, para seguir haciendo negocios y seguir ganando dinero.

Yo quiero en estas notas, que escribo con preocupación y mucho dolor, decir que nada de eso es así. Que establecer una dicotomía entre la hacienda pública y los derechos humanos no es posible. Que cuando una sociedad trastoca lo más profundo de su ser, como es la tolerancia y el respeto de los unos por los otros, no habrán negocios que funcionen, que cuando mi aspiración a un puesto es más importante que la educación de la juventud de mi país, condenándolos a crecer en un ambiente de agresión y violencia, vamos mal, muy mal. Que cuando el buen nombre internacional de Costa Rica se vea dañado o destruido, por que dejamos de ser un país de respeto, tolerancia, desarme y paz, para convertirnos en uno que retrocede un siglo o dos, sus negocios se verán dañados.

Quiero decir, que cuando por rencor razonable, yo oigo a liberacionistas honrados y decentes decir que no pueden votar por el PAC, porque aunque su razón dice que en esta oportunidad hay que hacerlo, su corazoncito verde y blanco, herido por 20 años de insultos del PAC se los impide, están equivocándose: esta elección no es entre el PAC y otro. Esta elección es entre el modelo de país que con mucha dificultad esculpieron nuestros padres y abuelos, un modelo de convivencia pacífica, de paz y armonía, y uno de agresión, de violencia, de ignorancia.

Quiero decir, que votemos por el respeto al otro, votemos por la tolerancia, votemos por Costa Rica.

Como en el poema del inicio, atribuido por años a Brecht, quiero decir que no dejemos que sea demasiado tarde.

* Pele fue mi perro, un beagle. Durante 10 años, escuchó pacientemente las reflexiones que de vez en cuando decidí poner en blanco y negro. Por su complicidad, decidí poner este nombre a la columna.