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Carlos Revilla Maroto
Aveces escribo de música, en especial alguna canción que me “llegó”, sobre todo de mi juventud y que de alguna forma me marcó. Casi siempre de música popular en los géneros pop-rock o progresivo. De música clásica nunca he escrito, a pesar que podría decirse tengo oído para ella. Desde joven la tuve presente, en todas sus formas: sinfonía, ópera, ballet, vals, etc. En mi casa se escuchaba desde el cascanueces, hasta la tetralogía de Wagner, pasando por toda la gama de la música clásica. Así que llegué a apreciarla bastante, aunque no era mi música,Recientemente, viendo algunos vídeos en youtube, de esos concursos de talentos que pululan ahora, en todo tipo de encarnaciones por infinidad de países, me topé con un vídeo increíble de una niña cantando “Nessun dorma”, que es un aria del acto final de la ópera Turandot, de Giacomo Puccini, que murió poco antes de poder terminarla, por lo que quedó inconclusa. Se traduce del italiano como “Que nadie duerma”.
Pero, empecemos por lo básico, diciendo que un aria es una composición musical para voz solista, generalmente con acompañamiento instrumental, que es independiente o que forma parte de una composición mayor, como una ópera, un oratorio o una cantata. Entonces “Nessun dorma”, es por así decirlo, una canción; en este caso parte de una ópera.
También creo que son necesaria unas breves notas de su autor Giacomo Puccini, un compositor italiano de ópera, considerado entre los más grandes, de fines del siglo XIX y principios del XX.
Puccini fue un visionario, creador de los conceptos de música que regirían el cine durante el siglo XX. Para él, el uso de pasajes modales o recursos politonales y la tonalidad o la atonalidad eran cuestiones de efecto que estaban definidas por las necesidades dramáticas de la obra. Por ejemplo, en Tosca, la forma en que reemplaza el texto por pasajes musicales nos anticipa la acción que está por acontecer, al mejor modo de Alfred Hitchcock en sus películas de suspense. Otro ejemplo es en La bohème, cuando se escucha el tema de Mimí antes de que ella aparezca en escena, cuando Rodolfo les dice a sus amigos que se va a quedar en la buhardilla.
Fue uno de los pocos compositores de ópera capaces de usar brillantemente las técnicas operísticas alemana e italiana. Se le considera el sucesor de Giuseppe Verdi. Algunas de sus melodías, como “O mio babbino caro”, de Gianni Schicchi; “Che gelida manina”, de La bohème, y “Nessun dorma”, de Turandot, forman parte hoy día de la cultura popular.
Su primera ópera fue Le Villi (1884) y su primer triunfo, Manon Lescaut (1893). Además de doce óperas, Puccini escribió otras obras notables, como una Misa de Gloria, un Himno a Roma, un capricho sinfónico, dos preludios sinfónicos y tres minués para cuarteto de cuerda
Ahora propiamente sobre Turandot.
Ambientada en la China milenaria, la ópera narra la historia de la cruel princesa Turandot quien, en venganza a una antepasada mancillada, decapita a sus pretendientes si no le responden tres adivinanzas. Un príncipe ignoto (Calaf) se postula respondiéndole los tres enigmas y desafiándola a que sea ella la que averigüe su nombre. Turandot ordena que nadie duerma en Pekín hasta que se sepa el nombre del atrevido pretendiente.
“Nessun dorma” es el aria para tenor más famosa de esta ópera (la otra es “Non piangere Liú”, del primer acto), señalando el clímax musical, puesto que la gran aria de la protagonista (“In questa Reggia”) es menos “cantable”.
Sigue a la proclama de la princesa china Turandot de que nadie debe dormir hasta hallar el nombre del príncipe desconocido, Calaf, quien ha lanzado el desafío de que si su nombre no es descubierto, la fría Princesa Turandot se casará con él (fin del segundo acto).
En la década de 1950, la versión más aclamada estuvo a cargo del tenor sueco Jussi Björling, el primer tenor con un instrumento más lírico que el requerido originalmente por Puccini, puesto que el aria es para tenor dramático. Luego la hicieron suya Mario del Monaco, Richard Tucker, Mario Lanza, Giuseppe Di Stefano, Carlo Bergonzi, y en especial Franco Corelli, posiblemente el más completo Calaf desde su estreno, por poseer una voz amplísima, caudalosa y de timbre heroico, como correspondería a un auténtico príncipe valeroso.
En 1972, Luciano Pavarotti grabó la versión completa de la ópera junto a Joan Sutherland y Montserrat Caballé. Obtuvo un gran éxito e incorporó el aria a sus recitales. Cantó pocas veces en una puesta en escena de Turandot porque su voz era demasiado lírica y podía perjudicarse, pero hizo la excepción en San Francisco, en 1977, y en el Metropolitan Opera de Nueva York. “Nessun dorma” se transformó en el caballo de batalla de Pavarotti y en su bis obligado. Fue su aria por excelencia, según algunos esta versión es la mejor interpretación hecha por cualquier artista y cantándola en su última actuación: al final de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Invierno de Turín 2006, donde recibió la mayor ovación de la noche.
En la misma década, José Carreras, Plácido Domingo, Jaume Aragall, René Kollo, Nicola Martinucci, Giuseppe Giacomini, Pedro Lavirgen, Ermanno Mauro, Ben Heppner, Sergei Larin, Johan Bota, Darío Volonté, Carlos Simón, Marcelo Álvarez, José Cura y otros han sido algunos de sus intérpretes más famosos en el campo clásico.
Fue el final del concierto de Los Tres Tenores (Pavarotti, Domingo y Carreras) cantado “de a tres” el que terminó de popularizar el aria a niveles nunca antes pensados.
A través del tiempo ha tenido diferentes versiones y adaptaciones de todo tipo. Tantas que no terminaría de escribir, así que ni intento hacerlo.
Ahora, ¿porqué he querido escribir de “Nessun dorma”? porque es algo muy especial, es una experiencia muy diferente a todo lo demás de cuando escuchamos música. A ver, algunas canciones nos gustan, nos hacen sentir bien, o de una forma positiva nos vuelven nostálgicos, etc. Pero “Nessun dorma” es diferente, es una sensación muy difícil de describir, es algo “total”, con un climax al que solo se le puede llamar apoteósico. No hay nada parecido.
Pero, no los quiero hacer esperar más. Y sí, youtube está lleno de versiones, pero por dicha también está la de Pavarotti, que es considerada la mejor dentro de las contemporáneas.
La versión de los “Tres Tenores” me gusta, pero no tanto como la de solo Pavarotti.
Lo más parecido que puedo mencionar es la muerte de Isolda, de la ópera “Tristan e Isolda” de Richard Wagner, donde Isolda al final de la obra muere de amor. Como anécdota interesante, en el día de su estreno fue tal la conmoción por esta ópera, que hubo varios suicidios en Alemania. De Wagner y sus obras, incluida la famosa Tetralogía, seguramente escribiré en algún momento.
Para terminar los dejo con un vídeo que son el climax de “Nessun dorma” interpretados por los mejores interpretes contemporáneos del bel canto, incluidas algunas mujeres. Los invito a que dejen un comentario con la versión que más les gusto (hay que verlo directamente en youtube).
En el anexo, pueden leer la letra del aria con una traducción al español.
Con la ayuda de la Wikipedia
Anexo
Nessun dorma!
¡No duermas!
Nessun dorma!
¡No duermas!
Nessun dorma!
Tu también oh princesa
Tu pure, oh Principessa
En tu cuarto frio
Nella tua fredda stanza
Mira las estrellas
Guardi le stelle
Que tiemblan de amor
Che tremano d’amore
Y de esperanza
E di speranza
Pero mi misterio esta cerrado en mi
Ma il mio mistero è chiuso in me
Nadie sabrá mi nombre
Il nome mio nessun saprà
No, no, lo diré en tu boca
No, no, sulla tua bocca lo dirò
Cuando la luz brilla
Quando la luce splenderà
Y mi beso romperá el silencio
Ed il mio bacio scioglierà il silenzio
Que te hace mía
Che ti fa mia
Desaparecer, oh noche
Dilegua, o notte
Conjunto, estrellas
Tramontate, stelle
Conjunto, estrellas
Tramontate, stelle
Voy a ganar al amanecer
All’alba vincerò
Ganaré
Vincerò
Ganaré
Vincerò
Pero don Carlos, resultó también un excelente comentarista de música clásica y en especial de ópera, ¡qué bien mi amigo!, admiro su vasta cultura.