Luis Paulino Vargas Solís
Lo sintetizo en lo siguiente: Díaz juega un juego de desdoblamiento de personalidad. Ella quiere ser una «no-chavista chavista».
Puesto de otra forma: quiere que su partido y su candidatura no estén sujetos a los caprichos autoritarios de Chaves y de Cisneros, ni afeados por los excesos y las intemperancias que caracterizan a ese par. Pero, al mismo tiempo, quiere ser un rostro atractivo para el chavismo.
O sea: no quiere estar encadenada al chavismo, pero quiere atraer a los chavistas.
Es lo que logro concluir a partir de esta entrevista en La Nación.
Si ustedes la leen se toparán con una pauta repetitiva, como una especie de ir y venir desde las preguntas del periodista hacia respuestas de la candidata, en las que se reitera un mismo énfasis argumental, apelando, una y otra vez, a los mismos artilugios eufemísticos y las mismas maniobras de evasión. Más o menos así:
— El periodista, de apellido Bolaños, lanza preguntas fuertes e incómodas: sobre el turbio pasado de Chaves, sobre sus cuestionables manejos financieros en la campaña política, sobre su temperamento volcánico y visceral, sobre las múltiples decisiones polémicas de su gestión.
— Díaz contesta siempre de la misma forma, recurriendo siempre a los mismos retortijones discursos. Va entretejiendo un ejercicio condescendiente y apologético, como haciendo malabares en la cuerda floja, para que quede claro que ella no es Chaves y no haría las cosas como las hace Chaves, pero de modo que nada de lo dicho o hecho por Chaves le parece malo ni censurable. En su discurso, todas las torerías y barbaridades dichas y hechas por Chaves encuentran una justificación o quedan reducidas a trivialidades insustanciales, cuando no a meras e intrascendentes travesuras.
O sea, Díaz habla como lo haría el Pangloss de Voltaire: no lo dice explícitamente pero nos lo da a entender con claridad: «no se quejen ni alboroten tanto que, en realidad, el mundo del chavismo es el mejor de los mundos posibles».
¿Adónde quiere llegar Díaz por esa vía? Me parece que el propósito es el que indiqué más arriba: atraer al chavismo sin sujetarse a los rigores tiránicos de Cisneros y Chaves ni recurrir a su estilo chabacano y lumpesco.
O, puesto de otra forma, ofrecer un chavismo que se cuela suave y subrepticiamente, en una versión dulcificada y embellecida.
– Economista jubilado