A mis queridos Maestros y Profesores

Pizarrón

Vladimir de la Cruz
vladimirdelacruz@hotmail.com

Vladimir de la Cruz

Con motivo de la celebración del Día del maestro, que acaba de pasar, la verdad es que recordé, aparte de mis primeros y grandes maestros familiares, mi madre, y mi abuela materna, especialmente, siempre he recordado a mi maestra de Escuela, maestra completa de primero a sexto grado, la Niña Julieta Vives de Vargas. Curiosamente con ella recuerdo siempre a su hija Anabelle que llegaba de vez en cuando a la Escuela a visitar a su madre en el aula, dos personas que nunca se han borrado de mi memoria, a Corina Rodríguez, prima hermana de mi abuelita materna, gran líder social y política de las convulsas décadas de 1940, 1950 y 1960, que inició mis primeras clases de inglés cuando yo tenía 5 a 7 años, en una casita donde vivía cercana al Colegio de Señoritas, y donde me llevaban.

Particularmente recuerdo a muchos de mis queridos profesores de colegio, tanto en el Saint Francis como el Liceo José Joaquín Vargas Calvo, colegios donde hice mis estudios secundarios. Por supuesto también a muchos de mis profesores de mi querida Universidad de Costa Rica, a mi gran padrino académico el Profesor Rafael Obregón Loría, con quien tuve una estrecha amistad, no solo académica, a mi querido y admirado profesor Alfredo Cruz Bolaños quien me llevó al deporte de la natación competitiva con su Academia de Natación, quien nos formó, a quienes con él nos formábamos en la Academia, de una manera amplia en materia deportiva, en gimnasia, boxeo, esgrima, pesas, trampolín…De ellos tengo extraordinarios recuerdos y enseñanzas. También considero mis maestros y profesores iniciales en el campo político, a quienes me tendieron su mano y su conocimiento para guiarme y orientarme en mis primeras lecturas políticas y también a quienes desde su juventud me guiaron por los caminos de la literatura en general. A mis propios amigos de juventud que eran grandes lectores y cultores de su propia formación cultural y política general.

Ya escribiré más detalladamente sobre estos “maestros y profesores” que abrieron mis surcos intelectuales, de la lectura y del conocimiento principalmente.

El pasado 22 de noviembre se celebró o recordó el Día del Maestro. El 7 de octubre de 1915 se había establecido la fecha del 22 de noviembre como Día del Maestro para exaltar a Mauro Fernández Acuña como el gran estadista y educador que fue, y por el impulso que le dio a la educación en el Siglo XIX con las Reformas Educativas que él impulsó, cuando fue Secretario o Ministro de Instrucción, o de Educación, y de Hacienda a la vez, con lo cual tuvo la inteligencia y la capacidad de darle contenido económico a sus reformas educativas, considerando los dineros destinados a la educación como inversión pública y no como gasto público, como hoy negativamente se ven o califican los fondos destinados a la educación pública en general, desde la prescolar escolar hasta la universitaria. Se trataba de recordar en don Mauro Fernández al defensor de la educación pública y a su desarrollador.

En 1932 a este día se le dio un carácter de lucha de los trabajadores de la Educación, cuando en ese año actuaron colectivamente para defender sus derechos laborales y lucharon por mejorar las condiciones educativas del país.

De esta manera, al igual que el Día Internacional de los Trabajadores, el 1 de Mayo de cada año, este día recuerda las luchas logradas en 1886 para establecer la jornada de ocho horas de trabajo diario, día que en 1890 se estableció como una fecha internacional para celebrarse en todas partes del mundo por el movimiento obrero organizado en todos los países, donde cada año los trabajadores salieran a las calles a hacer un balance de la luchas realizadas en el año transcurrido y proponer una plataforma de luchas para el año venidero, en esos años teniendo por norte la defensa y la obtención de la jornada de trabajo de 8 horas diarias.

De modo que desde 1932 el Día del Maestro debería celebrarse como un día de lucha de los trabajadores de la Educación, valorando su situación, sus derechos y beneficios, la calidad de la educación y sus instalaciones, teniendo por centro de su interés la educación de los niños, y los jóvenes como centro de su actividad. Este carácter de lucha no se le da hoy a esta celebración o recuerdo de esta fecha. Tan solo una exaltación general a los educadores, maestros y profesores en general por la noble e importante actividad profesional que realizan.

Hoy debería ser un día de lucha por la educación pública nacional, por la defensa de la educación pública, por la defensa y lucha para asegurar su financiamiento, por la defensa de las condiciones buenas de trabajo de los educadores y de estudio de los educandos, por buenos salarios para el personal docente del país. Este contenido a este día hay que dárselo. El Día del Maestro debe servirnos para valorar su papel y el de la educación nacional en el sistema político que tenemos. Los sindicatos magisteriales deberían preocuparse por darle este contenido a la celebración de este Día.

A la educación desde los días de la Revolución Francesa y desde la Independencia de nuestros países se le dio o asignó un papel muy importante vinculada a la Libertad y a la formación de una conciencia nacional y patriótica. Informar y formar ciudadanos para la vida republicana, para enseñar y transmitir conocimiento, hoy para formar una conciencia crítica en los educandos, y para el ejercicio de las Libertades y Derechos proclamados, era un campo, la educación, demasiado importante en las tareas de la gestación y formación de las repúblicas en nacimiento y de la formación de ciudadanos, como nuevos actores sociales y políticos surgidos con la Independencia.

El proceso educativo educa y forma en valores sociales, personales, familiares, sociales y cívico políticos, de allí su extraordinaria importancia, que se pone en manos de educadores, maestros y profesores, lo que se inicia en el ámbito familiar en primera instancia, reforzado también con la educación religiosa que se impulsa en muchas familias. También contribuye a desarrollar destrezas y habilidades.

Leer y escribir tareas importantes del proceso educativo inicial son la base de la educación para lo que sigue, el contacto con el conocimiento matemático, el científico, el artístico el histórico, el humanista van moldeando poco a poco las conciencias en formación de los educandos desde sus más tempanas edades. Hacer Bibliotecas personales o familiares era una parte esencial de las familias. Esto se ha perdido.

Es en el proceso educativo donde se construyen personas, ciudadanos, repúblicas, sistemas políticos y relaciones sociales en general como relaciones políticas en particular, para poder contribuir de mejor forma a cambios sociales y políticos que produzcan mayor calidad de vida democrática, como procurar mayor justicia social.

En la educación en valores hoy se destaca el respeto, la tolerancia, la inclusión social, la igualdad, la fraternidad, la solidaridad, el respeto por la naturaleza, por los animales, la honestidad y la honorabilidad, la integridad, el buen comportamiento, los usos sociales, modales y buenas costumbres.

La educación pretende calidad en el conocimiento pero también calidad en el comportamiento del educando y del ciudadano. Un reto de los educadores en general es procurar formar en el goce del conocimiento para lograr la belleza de la vida.

No casualmente desde nuestro primer Jefe de Estado, Juan Mora Fernández, educador, se le dio impulso al proceso educativo, fortalecido constantemente durante el siglo XIX y parte del Siglo XX. Es importante señalar que en nuestro proceso educativo, con las reformas liberales desde 1882 hasta 1940 la educación religiosa se separó de la Escuela oficial sin que la sociedad costarricense se hiciera menos religiosa, porque esta enseñanza se concentró en el ámbito familiar y en la Iglesia.

Mucho del proceso democrático nacional que tenemos se debe al papel que los gobernantes, casi en el 100% que hemos tenido desde 1824, han sido civiles, educadores y profesores, abogados, médicos, mas no militares, que vieron también la educación como un factor de movilidad social, de superación social, de oportunidades y posibilidades de avanzar, por su formación y nivel educativo, a los ciudadanos en general.

A finales del siglo XIX y principios del Siglo XX parte de la educación se volcó en la inquietud de llevarle educación o llevar la educación a los adultos, a las mujeres a los trabajadores, a los sectores de agro, para los cual se impulsó la educación especializada en esos sectores con colegios vocacionales, agropecuarios y vespertinos o nocturnos.

A finales de este siglo y durante el siglo XXI que tenemos en marcha algunos de los gobernantes han descuidado la educación, la han debilitado y hasta la quieren sacar del ámbito público que tiene para ponerla en manos de los sectores privados como un gran negocio de quienes puedan pagarla, fomentando a la vez un régimen económico productivo que carezca de mano de obra educada para pagar menores y bajos salarios, que es parte de sus objetivos políticos actuales, un país de pobretes, mal educados con bajos salarios, con altas jornadas de trabajo hasta de 12 horas diarias, o más si pudieran, mal pagadas, creando por esta vía una masa de trabajadores que se ofrezca para trabajar a la baja de los salarios y no por salarios mínimos ni crecientes.

En otros países también se celebra el Día del Maestro, como es el caso de México, cuando dentro del proceso de la Revolución Mexicana, se estableció el 15 de mayo de 1917, en Venezuela se estableció el 15 de enero de 1932, bajo el gobierno de Medina Angarita, en Bolivia se estableció desde el 6 de junio de 1840 en homenaje, en este país al maestro Modesto Omiste.

Hoy parte de la celebración del día del Maestro se realiza en distintos países con convivios de maestros y profesores entre ellos y con sus alumnos.

La educación es una tarea que nunca acaba. La formación educativa tampoco tiene límite. Es diaria, cotidiana. La educación que descansa en la lectura y la escritura elimina el analfabetismo, pero las personas que no practican la lectura ni la escritura caen en lo que se llama analfabetismo por desuso, índice que ha crecido en Costa Rica, lo que evidencia una falla de nuestra sociedad en el campo educativo hoy. Algo de esto se ve en la forma como la gente se relaciona en las redes sociales, con pocas palabras o vocabulario, con signos casi sin ninguna capacidad de lectura ni de comprensión de textos, porque se ha ido constituyendo un analfabeto por desuso moderno, el analfabeto por desuso de las redes sociales informáticas, que se mueve con la simple lectura de los títulos y opinando sobre los títulos de los textos y no sobre sus contenidos.

En Costa Rica el cuerpo profesoral que se fue formando desde finales del siglo XIX y los que se dieron con la Escuela Normal de Heredia en 1915, tuvo características apostólicas. Los grandes profesores que dirigieron la Escuela Normal sentaron esas bases. Los maestros graduados salían como apóstoles a diferentes partes del territorio nacional a llevar la educación que era llevar la libertad del pensamiento y la formación de ciudadanía. Impulsaron revistas y medios de comunicación para fortalecer estos valores educativos y ayudarse en su propia formación docente. Hay que ver, entre otras publicaciones, la Revistas San Selerín en la década de 1920, que salía publicada como quincenario, dirigida esta Revista por Lilia González, Carmen Lira y Joaquín García Monge, la Revista El Maestro, que se presentaba como órgano del Magisterio Costarricense, a finales de la década de 1920 y durante los años siguientes, de la década de 1930, la Revista Educación del Ministerio de Educación Pública que surgió en la segunda mitad del siglo XX, la Revista ANDE, de la Asociación Nacional de Educadores, la Revista del Colegio de Licenciados y Profesores, o el periódico del Sindicato de Educadores de la Educación Costarricense, del SEC, que han sido instrumentos importantes por mejorar la calidad del docente, del maestro y profesor, revistas que en su mayoría dejaron de publicarse, estaban dirigidas no solo a los trabajadores de la educación, sino a los mismos estudiantes y a sus padres de familia.

En el día del maestro mi saludo fraternal y afectuosos a todas las personas que se desempeñan en esta importante actividad recordándoles que este es un día de lucha por la Educación, por el trabajo de los educadores y por los educandos. No es un día de fiesta ni vacío de contenido político magisterial.

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