Pandemia
Yayo Vicente
Nos estamos acostumbrando a ver con normalidad las masacres que ocurren en EE.UU., esa percepción nos puede llevar a una actitud indiferente hacia esos actos horrorosos y a realizar las cosas desagradables del país más poderoso del mundo. No podemos permitir que eso nos ocurra.La definición del Archivo de Violencia con Armas de Fuego de los EE.UU., define masacre cuando “cuatro o más personas reciben disparos o son asesinadas, sin incluir al tirador”. Esta definición es la que más utiliza la prensa y las organizaciones sin fines de lucro.
La definición resulta importante, para separar este tipo de eventos del terrorismo, que aunque no se justifica bajo ninguna circunstancia, busca un efecto político. También estos eventos tienen como singularidad, que no se hacen para asaltar, robar, ajusticiamientos o territorialidad de pandillas.
Encontrando la causa
Las masacres en Estados Unidos, parecen erráticas, al azar, fortuitas, sin lógica y sin razones aparentes. Tratemos de encontrar una o varias causas, que expliquen estos acontecimientos, el esfuerzo por explicar, tiene como propósito prevenir (semejantes exabruptos en nuestra tierra). A raíz de la última masacre (24 de mayo del 2022) en la escuela primaria Robb de Uvalde, en el sur de Texas, la BBC publicó un interesante artículo, del que extraigo algunos gráficos.
Objetivamente podemos apreciar que en la gran nación del norte del continente Americano, no solo suceden masacres, también van en aumento. Si comparamos a EE.UU., con otras sociedades sajonas, volvemos a encontrar diferencias importantes. El porcentaje de homicidios realizados con armas, es del 79% para los EE.UU., contra un 37% en Canadá, un 13% en Australia y apenas un 4% en Reino Unidos (Fuente: BBC).
Es claro que la tenencia de armas resulta en otro importante contraste de la sociedad estadounidense. Es toda una locura provocada por la Segunda Enmienda de la Constitución de los EE.UU. y que viene desde el 25 de setiembre de 1789, más de 230 años atrás, en un contexto político muy particular. En aquel entonces, se creyó necesario contar con un ejército federal y para evitar el rechazo popular al mismo, simultáneamente se estableció el derecho al ciudadano para comprar y portar armas.
“Siendo necesaria una milicia bien organizada para la seguridad de un Estado libre, el derecho del Pueblo a poseer y portar armas no será infringido.” La copia original escrita a mano de la Carta de Derechos, aprobada por la Cámara y Senado, fue preparado por el escriba William Lambert y se guarda en los Archivos Nacionales de los EE.UU..
Hoy la industria que fabrica armas y la “American Rifle Association” (ARA) hacen un amplio, millonario y efectivo cabildeo, para que se respete el derecho constitucional y promover mecanismos laxos para adquirir y portar armas (en Costa Rica no existe ese derecho constitucional).
Causa y Efecto
Las asociaciones no siempre establecen la dirección de la causa y el efecto. Muchas veces el efecto es la causa y otras son lo que llamamos asociaciones espurias. Es decir, obedecen a la casualidad y no a la causalidad. No obstante, las asociaciones nos permiten una primera mirada, para luego seguir ahondando.
Un ejemplo nos puede ayudar a comprender la “Causa y Efecto”: me enfermé de COVID (“efecto”), por contagiarme con SARS-CoV-2 (“causa”). Parece sencillo, hasta que nos damos cuenta que otros se expusieron de la misma forma y no enfermaron, ¿por qué? Resulta que existen causas necesarias, pero no suficientes. El coito sin protección, no siempre termina en un embarazo (efecto), pero el embarazo es consecuencia del coito sin protección (causa).
La causa produce el efecto y el efecto depende de la causa para existir. La relación entre ambos no es siempre evidente, un mismo efecto puede tener numerosas causas, o una misma causa numerosos efectos.
La causalidad fue objeto de estudio de Aristóteles (384 a. C. – 322 a. C) y de David Hume en el siglo XVIII y lo sigue siendo hasta nuestros días. La causalidad es parte indispensable del razonamiento científico, absolutamente todo en la naturaleza posee una causa y un efecto, incluso cuando alguno de los dos (especialmente las causas) no sean apreciables fácilmente.
El exceso y la facilidad con que se puede disponer de un arma en EE.UU., es causa de las masacres, la pregunta que debemos hacernos es: ¿es causa suficiente?
Materialismo insaciable
Leyendo a Armando Vargas Araya (“El lado oculto del Presidente Mora”), recordamos que la Guerra Patria le pone frontera al “destino manifiesto”. Se enfrentaron dos cosmovisiones, un bando defendiendo su manera de entender al mundo y el otro pretendiendo que prevaleciera únicamente la suya. Los sajones estadounidenses orientan su vida a las ganancias, al materialismo y al egoísmo, los latinos son más dados al progreso intelectual, espiritual, moral y la solidaridad.
Cuando el presidente Buchanan le ofrece a Juanito Mora la jefatura de una eventual federación centroamericana, éste le contesta: “Centroamérica ganaría mucho, pero Costa Rica lo perdería todo”. Juan Rafael (JUANITO) Mora Fernández, quien ostentó el más alto grado militar de la época, defendía una idiosincrasia caracterizada por la austeridad; campesinos agricultores de café (para exportar), pacíficos, católicos y que vivían sin ostentaciones (ricos y pobres vestían y comían parecido). Los filibusteros, apoyados por el Congreso Americano y la Casa Blanca, eran esclavistas, ambiciosos, a los habitantes centroamericanos los consideraban subhumanos (ni siquiera buenos para esclavizarlos), protestantes e irrespetuosos de las costumbres ajenas.
Felicidad y placer
El «cuarteto de la felicidad y del placer», lo generan cuatro hormonas: dopamina (placer), serotonina (felicidad), endorfina (mitigación del dolor) y oxitocina (afecto). Quitando el romanticismo, los endocrinólogos y neurocientíficos explican la felicidad y el placer, como procesos biológicos que desatan las hormonas. La investigadora Loretta G. Breuning, autora del libro Habits of a happy brain («Hábitos de un cerebro feliz»), explica que «cada químico del placer y de la felicidad tiene un trabajo especial que hacer y se apaga una vez que el trabajo está hecho».
Existe una gran diferencia entre felicidad y placer. El placer es una sensación momentánea producida por la dopamina en respuesta a algo externo: una buena comida, ganancias económicas, la actividad sexual y así sucesivamente. La descarga de dopamina, la genera las experiencias placenteras, pero no dura mucho tiempo y el organismo se acostumbra, de modo que para seguir teniendo las mismas sensaciones placenteras, es necesario más comidas, más dinero y más sexo, para sentir un placer similar.
La búsqueda del placer con experiencias externas, crea adicción, pues se requieren más y más para alcanzar un placer efímero. La sociedad de consumo se basa en este fenómeno, se necesita más y más dinero para comprar un carro nuevo, otra casa, el último modelo de celular…
La serotonina es la hormona vinculada a la alegría y a la felicidad prolongada, permite llegar a un profundo sentimiento de serenidad y satisfacción con la vida como está, independiente de apegos y aversiones.
Consumismo
El consumismo, asociado con el placer y la dopamina, es insaciable. Cuando no se alcanza el placer anhelado, se entra en estado de frustración, depresión e inconformidad. Tal vez la “Guerra Patria” se trató de eso, unos buscando placer y otros la felicidad. Tal vez las masacres en Estados Unidos tengan mucho que ver con la frustración. Tal vez el gran mercado de la droga ilícita, se nutre de una sociedad que busca liberaciones de dopamina, cada vez más seguidas y que requieren dosis incrementales.
Mundialización
Imposible quedarnos aislados, tampoco podemos dejar de ver los beneficios de volver a tener una economía abierta. El gran detalle de enmarararnos en el océano de la mundialización, es cuidar nuestro barco. No perder la costarriqueneidad, por la que dieron la vida los coterráneos en la Guerra Patria y que el Gran Juanito ganó para gloria de Costa Rica y de los ticos.
Perder nuestra identidad, nuestra idiosincrasia, equivale a tirar por la borda tanto heroísmo. Hacerlo nos pondrá en ruta del infortunio, será comprar números para vivir en carne propia una masacre sin sentido en suelo costarricense. Bienvenido el placer mesurado y efímero, pero acompañado de felicidad, de satisfacción por la vida con lo que ya tenemos y disfrutamos.
PANDEMIA. El fenómeno salud-enfermedad, es complejo y cuando se escala a una población, se le suman infinidad de nuevas variables, haciéndose todavía más intricado. Poner en palabras simples lo que todavía no termino de comprender, ha sido mi reto durante la pandemia por COVID-19.
De nuevo, Yayo Vicente nos sorprende con una pluma de Pavo Real , bella, clara , exquisita, que además de educarnos nos lleva a reflexionar y a poner nuestras barbas a remojar.