Pizarrón
Vladimir de la Cruz
vladimirdelacruz@hotmail.com
Las enseñanzas de Martí pueden apreciarse, analizarse y valorarse en muchos campos, no solo la literatura. Uno de ellos es su papel político, de organizador de un partido político, el partido Revolucionario Cubano, que fue el brazo político de la lucha emancipadora, que supo combinar la lucha política con la lucha armada.
En Costa Rica desde 1869 se seguía por la prensa, con regularidad, la lucha por la Independencia desde el Grito de Yara. La prensa costarricense informaba de la lucha de los cubanos por su independencia con mucha cotidianidad, se habla de las primeras manifestaciones de la independencia de Cuba, del Grito de Yara hasta las revoluciones de 1893 y 1894. Pero, ya las del 1894 y 1895 la prensa costarricense con más interés, con impresionante información, habla constante de la lucha que daban los cubanos por su independencia. Era la última colonia española en América, junto con Puerto Rico y con las Filipinas, que daban luchas importantes por la independencia de España.
La represión, la persecución de los revolucionarios cubanos, hizo que muchos de ellos tuvieran que salir al extranjero a realizar parte de sus actividades o a protegerse, entre ellos el propio José Martí. Siendo un muchacho joven de 16 años, ya había sido hecho preso por abrazar la causa de la independencia porque él nació en 1853 y en 1869 ya estaba preso, siendo un adolescente, pero a la vez, ya era un hombre que había abrazado la causa de la independencia de Cuba.
De manera, que estos acontecimientos, de la lucha del pueblo cubano, son seguidos con mucha fuerza en el país, y en el país se empieza a despertar un sentimiento extraordinario de solidaridad con la lucha de la independencia de Cuba. Había en Costa Rica una importante colonia cubana, vinculada también a la lucha por la Independencia de Cuba. Con los cubanos se llevaba a cabo una importante labor de solidaridad.
¿Quiénes llevaron a cabo esa solidaridad? Intelectuales, escritores nacionales, periodistas, masones, pero también obreros que se están desarrollando en el país. Para esta época aparecieron en el país los primeros partidos de extracción obrera y popular, el Partido de Artesanos y de Obreros en 1886 y el Partido Independiente Demócrata, ambos formados por el último Rector o Presidente de la Universidad de Santo Tomás, el gran líder republicano y liberal, no solo de Costa Rica sino también de presencia centroamericana, Félix Arcadio Montero.
Hacia 1890 el movimiento obrero, era muy fuerte en Costa Rica y el movimiento de los trabajadores organizados, veía en la causa de la independencia de Cuba una causa común, una causa que era igualmente propia porque el enemigo de Cuba había sido nuestro enemigo, también, España. Entonces era lógico y natural que se apoyara la Independencia de Cuba de España, de quien nosotros también nos habíamos independizado.
Era un proceso que estaba muy claro en la mentalidad de los costarricenses de la época y entonces se desarrollan muestras de solidaridad importante. Además, en esos últimos años del siglo XIX se había ido constituyendo una colonia de cubanos en Costa Rica muy significativa y grande, e incluía gente que estaba muy ligada al proceso de la liberación de Cuba como el general Antonio Mateo, que vivió en Costa Rica, y que desarrolló una colonia de cubanos allá, en La Mansión, de Nicoya.
Entonces, con Maceo, desde aquí se desarrollaban movimientos de solidaridad, y de activismo político militante, por la Independencia de Cuba, movilizando armas, movilizando hombres, movilizando ayuda económica, movilizando comida, incluso se intentó asesinar a Maceo en San José, cerca del Cine Variedades, en la esquina del Cine Variedades, ahí hubo un atentado contra el General Maceo.
Martí después de su presidio y después de salir de Cuba, pasa a desarrollarse como un gran intelectual, muy joven, además va a morir muy joven, a los 42 años. Va a morir, en 1895 y nació en 1853. Se desarrolla como uno de los intelectuales más ricos y más portentosos de aquella época, así reconocido en todo el continente, donde desempeñó distintas actividades.
Desde muy temprano empieza a escribir sobre Cuba, sobre la situación colonial de Cuba y sobre las experiencias político militares y político revolucionarias del pueblo cubano y la lucha por la independencia. Empieza, además, a tener una gran relación en el extranjero con periodistas, con gente que se preocupaba por la independencia de Cuba y Puerto Rico, porque Cuba y Puerto Rico eran una unidad frente a la España, y la independencia de Cuba se veía igual que la de Puerto Rico. Eran un mismo proceso. Además, de que los Estados Unidos en 1898, después de la muerte de Martí, va a pelear militarmente con España esa región, con lo que se produce la guerra hispanoamericana, que va a dar como resultado la independencia de Cuba, la Enmienda Platt y la anexión de Puerto Rico a una situación casi de colonia con los Estados Unidos, como un Estado asociado como lo tienen ahora, en una situación de enclave colonial. En aquella época esta situación cobra fuerza en nuestro medio.
En Cuba se venían desarrollando distintas perspectivas para enfrentar la lucha anticolonial española, se venían planeando luchas solo militares y, entonces, existían agrupaciones o frentes que desarrollaban un enfrentamiento militar con los colonialistas, enfrentamientos que no condujeron a la unidad del pueblo cubano. Condujeron a veces a dar golpes importantes al colonialismo, pero que no lograban articular objetivos comunes de todos los cubanos frente a su enemigo común que eran los colonialistas.
Entonces, esa experiencia de la lucha militar, ayudada de objetivos políticos, como era el objetivo de la independencia, Martí la analiza y la comprende en toda su riqueza y en toda su dimensión, y la empieza a valorar como uno de los elementos y componentes importantes del desarrollo de la lucha del pueblo cubano. Pero, empieza a darse cuenta, también, que a la par de la lucha militar había que desarrollar una lucha política, que era la que iba a enfrentar el problema de la independencia de Cuba y alrededor de la cual era posible unificar a todos los distintos grupos que luchaban contra el colonialismo, que luchaban por la independencia. Al mismo tiempo, era el elemento que iba a ser unificador de todos los cubanos, que era el problema nacional, el problema de la unidad nacional, la unidad de un pueblo alrededor de un objetivo político, sin descuidar las luchas militares que se venían dando y procurando darle a esas luchas militares una visión política de la lucha, procurando darle también a esas luchas militares una integración con la lucha política que era la que había que desarrollar en ese momento.
Aquí empieza Martí a percibir la organización de lo que va a ser el llamado Partido Revolucionario Cubano, que lo funda en Estados Unidos, estando él en el exilio, y desde Estados Unidos también va a fundar organizaciones en distintos países, a modo de Secciones del Partido Revolucionario Cubano, con el ánimo de dar, igualmente, solidaridad a la causa de la independencia, unificar en el extranjero al exilio cubano para dar la lucha, con el ánimo de desarrollar movimientos de solidaridad con los que estaban en el interior luchando y con el ánimo, sobre todo, de crear un ambiente internacional alrededor de la Independencia de Cuba, así como para agitar y hacer propaganda de la gesta y la lucha independentista cubana.
Así, en Costa Rica en 1893 se fundó la Seccional costarricense del Partido Revolucionario Cubano, y este fue uno de los acontecimientos más ricos y más extraordinarios de ese final del siglo XIX.
A la par de los partidos existentes que habían en el país, por primera vez, se desarrollaba una organización de nuevo tipo, una organización política que planteaba objetivos de independencia nacional y que planteaba la unidad de la lucha política como objetivos militares en términos de la independencia de Cuba. Eso se plantea en Costa Rica en 1893, pero no solo en San José, sino también en Puntarenas, en Liberia, en Nicoya, en San José, en Heredia, en Cartago, en Limón, en Desamparados y varias comunidades más. En todos los sitios donde había movimientos obreros en Costa Rica, allí iban los hombres que estaban ligados a la Sección del Partido Revolucionario en Cubano en Costa Rica, y no era casual. Mi bisabuelo materno Adolfo de Lemos estuvo vinculado a la seccional de este partido en Desamparados y a las luchas que se dieron de igual manera en Orotina, donde Martí tuvo una rica presencia.
De esta manera, el Partido Revolucionario Cubano de Costa Rica, creado y dirigido por José Martí, tenía una sección costarricense que existe al momento en que Martí visita, primero en 1893, y luego unos meses más tarde, otra vez, en 1894, que hacía era fortalecer aquel sentimiento de unidad nacional costarricense alrededor de la causa de la independencia de Cuba. Así, el Partido Revolucionario Cubano se desarrolla en nuestro medio con ese tipo de vínculos, con los sectores populares e intelectuales desarrollando una gran agitación y una gran actividad en los distintos medios sociales del país.
Esa actividad del Partido Revolucionario Cubano, se tradujo al igual que como ellos lo hacían, en la solidaridad de los costarricenses apoyando aquella lucha con armas, con plata, pues había que pagar la lucha, tratando de movilizar hombres que fueran a pelear a Cuba y también trasladando alimentos.
¿Qué objetivos tenía el Partido Revolucionario Cubano? En primer lugar los objetivos de la independencia política de Cuba, en segundo lugar, los objetivos de la unidad nacional y de la unidad política del pueblo de Cuba. Ese sentido de unidad nacional y ese sentido de unidad política del pueblo, eran también transmitidos a todos aquellos lugares donde existía el Partido Revolucionario Cubano.
En Costa Rica así también fue. Los que estaban vinculados al Partido Revolucionario Cubano enseñaban la unidad del pueblo, la unidad política del pueblo. Y, otra cosa importante era que ellos procuraban desarrollar una especie de teoría política propia.
El esfuerzo Martiano, el esfuerzo de José Martí, y de los pensadores del Partido Revolucionario Cubano, y de los que forjaron la independencia de Cuba, guiados por Martí, era buscar las soluciones para los problemas nacionales y las propias posiciones nacionales sin injertar, sin trasladar fórmulas que de pronto pudieran no resultar a las necesidades políticas del país, es decir, no aplicar teorías políticas y de análisis políticos sin dañar al país y tratando de descubrir lo que era la doctrina propia del análisis político nacional.
Otro objetivo importante, también, del Partido Revolucionario Cubano fue prepararse para la paz sin debilitar la guerra. Es decir, todo el objetivo político era la obtención de la independencia y la paz, pero sin aflojar en la guerra.
¿Por qué el Partido Revolucionario tenía esa importancia y esa dualidad militar y política? Porque la política era ganar la conciencia de la independencia a la gente, identificarla con la causa de la independencia, pero también militarmente combatiendo y derrotando el colonialismo. Así, cuando se derrotaba el colonialismo dentro de la isla, en Cuba, entonces el ejército del Partido Revolucionario Cubano jugaba un papel importante defendiendo las regiones liberadas. Por eso, el Partido de José Martí, que fusiona lo militar y lo político, se convierte en una organización nueva, conocida por primera vez hasta ese momento, un partido que planteaba objetivos políticos y desarrollaba la lucha militar para defender lo que iba ganando en el terreno, en campo de la lucha por la independencia. Digo una situación política nueva, porque en el desarrollo de los partidos revolucionarios, y luego comunistas, posteriormente, se desarrolló la tesis que fue Lenin quien por primera vez había vinculado la lucha política con la lucha militar. Martí ya lo estaba haciendo.
La lucha armada y la lucha política en José Martí, entonces, no son elementos contradictorios, son elementos unitarios, son elementos para los cuales hay que prepararse y para los cuales hay que crear una organización política.
En la lucha política de los pueblos, decía Martí, los pueblos deben prepararse para esas tareas políticas y prepararse también para las luchas militares que haya que dar, en defensa de las libertades políticas, en el caso concreto del problema de la independencia nacional de Cuba. ¿Conoció Lenin las ideas y la lucha político revolucionaria de Martí?
“No hay revolución, decía José Martí, sin un partido político y sin un partido revolucionario”. Un partido que no se plantea el problema de la revolución de la lucha por la independencia no es un partido revolucionario, puede ser un club de amigos, o una asociación de cualquier tipo, pero no es un partido político.
Un partido político, para José Martí, entonces, era un grupo de hombres que se organizaba alrededor de la idea de la independencia, como el Partido Revolucionario, y que actuaba consecuentemente con ese propósito, que luchaba por la Independencia como lucha un Partido político por el poder político, y debía de ser además, notorio, público, que se conociera, y sólido, muy fuerte, muy consolidado en su estructura, de manera que pudieran llevar a cabo esa acción de movilización, discusión y agitación, y de organización del pueblo alrededor de la causa de la independencia.
Para José Martí la revolución era como un conjunto de ecuaciones, o como una ecuación, donde todos los elementos tienen que ser precisos y perfectos, porque el resultado entonces no da.
La revolución para José Martí era una especie de obra muy detallada en la cual había que conocer todos sus elementos, había que darle pensamiento, había que pensar sobre la obra de la revolución. Así, la revolución no era una cosa, como una montonera, en que se puede salir en carrera a tirar piedras, tiros o lo que sea. No, la revolución era un proceso de organización social profundo alrededor del cual también había que darle pensamiento para poder estructurar esa obra, que se llamaba La Revolución, y exigía unidad de acción y unidad de pensamiento, es decir, un proyecto político de la unidad de pensamiento con la unidad de acción en sentido de que todo el esfuerzo de los hombres debe estar orientado a objetivos precisos y unitarios. Donde todo mundo estaba unido ahí había que organizarse. Sin teoría revolucionaria, decía Lenin, posteriormente, no hay movimiento revolucionario. Martí era en sí mismo esta síntesis de teoría y práctica, de ideas y de organización.
Para José Martí, los pueblos lo que necesitaban era organización. Decía él que lo que faltaba era organización, entusiasmo, lucha. Lucha militar en Cuba había, sobraba, lo que faltaba era la organización política que pudiera unificar todo ese esfuerzo extraordinario de rebeldía, de subversión revolucionaria que había en Cuba.
De manera que la obra de la revolución de José Martí y la obra de su Partido Revolucionario Cubano va a estar entonces orientada a desarrollar ese elemento clave, que es la organización del pueblo en el partido político del pueblo, para hacer la revolución del pueblo.
¿Qué era para Martí la política? Porque si tenemos un partido político, tenemos que entender también que un partido político va a actuar de conformidad a una noción de política, a un concepto de política, y para José Martí la política va a ser el conocimiento del Partido, va a ser la previsión de los conflictos lamentables, decía él. Esto significa que se actúa en política con conocimiento de la realidad. No se puede actuar políticamente en una realidad que no se conoce. La premisa de la actuación política para José Martí es conocer la realidad social. La realidad social de Martí es Cuba, conocer Cuba, su historia, sus problemas, sus cosas fundamentales, los problemas fundamentales de la gente, del pueblo, eso es actuar en política.
Igual es para Costa Rica para quienes piensan o tratan de participar en política. cada persona que se proponga actuar en política debe pensar igual que Martí.
Para actuar en política lo primero que se debe hacer es conocer en profundidad la realidad de nuestro país, para ver qué es lo primero que hay que transformar o lo que hay que hacer, porque la mejor forma de decir, decía Martí, es hacer.
Entonces, un partido con esas condiciones, es un partido que agrega, que suma, que adiciona las preocupaciones de todas las personas, que suma y adiciona las aspiraciones, los intereses y los caracteres de las grandes mayorías, en este caso eran las de las grandes mayorías del pueblo cubano.
Entonces, se incorporaban al partido esos caracteres, opiniones, preocupaciones, un poco al estilo de lo que eran los partidos antes de 1889 en Costa Rica, en cuanto a ese sentimiento, esa adición de sentimientos o afectos por una identificación común. No se trata solo el sentimiento, eso por sí solo no sirve. Si todos estaban por la independencia, había que decir: “estamos por la independencia, pero ingresamos al partido de la independencia, ingresamos al partido de la revolución, ingresamos al compromiso político para independizar a Cuba del colonialismo de aquella época”. Entonces un partido era para José Martí un pueblo amarrado, consolidado en una organización, era el vínculo del pueblo con su causa revolucionaria.
Los partidos para Martí representaban condiciones sociales. Para él la mejor representación del partido era el pueblo.
El partía de la idea del pueblo como partido, y además, estableció una estructura. En esa época era también una estructura novedosa de los partidos en cuanto a que era una estructura vertical con flujos específicos, entonces en una dirección jefes y delegados, centros y después eso se abría como un gran abanico con diferentes grupos y secciones organizadas de clubes políticos, de asociaciones, de amigos de esto y de lo otro, y todos verticalmente unidos alrededor de ese partido, como una comunidad de objetivos, con el objetivo central y principal que era el objetivo político de la independencia. Era a la vez un proceso de compartimentación organizativa política, que favorecía a la vez la seguridad de la organización y de sus miembros.
Para Martí lo más importante era el momento actual. En la comprensión del momento actual, entre mejor se comprendiera el momento actual, el momento que se vivía, mejor podía pensarse para el futuro del país. Solo se podía pensar en el futuro del país, decía él, si se ve con certeza el presente. Si no se ve con certeza el presente, no sabemos cómo va ser ese futuro.
El partido Martí lo organizaba con un trabajo legal y con un trabajo clandestino, el trabajo legal era la propaganda del partido, era la lucha por la financiación del partido, era la lucha por el ingreso al partido, para que la gente ingresara al partido, era el trabajo de agitación, de movilización y el trabajo conspirativo, como él lo llamaba. Era la preparación de la guerra de independencia, era la relación del exilio de los cubanos, en el extranjero, que eran montones, con los cubanos dentro de la isla. Esa relación conspirativa la llamaba él, clandestina, porque era la relación de la revolución interna con los del exilio cubano, y con los principales dirigentes de la revolución cubana en el extranjero.
Finalmente, el partido para José Martí era sobre todo una comunidad de trabajo, es decir, a la organización del partido no se ingresaba a bailar, no era un club social, era una organización de trabajo político, de trabajo por la independencia de Cuba. De aquellos que avanzaban dentro del partido, era también el trabajo conspirativo, de integrarse en las luchas militares de la independencia de Cuba.
Este ideario martiano del partido político, como un partido político que rescata la organización militar como parte de la lucha política, por primera vez se plantea en la historia política del mundo. Es con Martí, con Cuba, ya que ninguna organización política anterior a 1893, desarrolló esa idea de ligar la lucha política con la preparación militar de ese partido que tenía el objetivo de la independencia nacional. Es la primera vez que se plantea en la historia de la humanidad una organización política, un partido político, que tiene un brazo militar, digámoslo de esa manera. Esa es, quizás, la enseñanza más importante de Martí. Y, para nosotros, en Costa Rida, eso tiene importancia por cuanto el Partido Revolucionario Cubano, con su Sección Costarricense, lleva a cabo una labor extraordinaria entre esos obreros, artesanos, jornaleros, trabajadores en general, organizados en sociedades mutualistas, en sociedades de trabajadores, de obreros y de artesanos que actuaban en todo el territorio nacional. En el periódico El Pabellón Cubano del Partido Revolucionario Cubano de Costa Rica, que está en la Biblioteca Nacional, hay gran cantidad de acciones y de los vínculos de José Martí y el Partido Revolucionario Cubano que tuvieron en Costa Rica. Ahí están el montón de actividades, el montón de reuniones, en las cuales se presagiaba sobre la independencia de Cuba etc., acciones que procuraban unificar a toda la organización.
El arte de la revolución es el arte de la suma, de la generación, de la adición, no es el arte de la resta, ni el arte de la división. Esto vale en términos políticos, pero también en términos sociales. El arte de la revolución es sumar fuerzas sociales al proceso, no dividirlas, ni restarlas, ni atomizarlas, es sumar, sumar, sumar, esa es la norma martiana de los procesos revolucionarios, y de la lucha política en general, y es la norma martiana especialmente de la organización política. Si se quiere construir un partido político, si se quiere construir una organización política, uno de los objetivos principal debe de ser sumar hombres y mujeres alrededor de ese partido, sumar hombres y conciencias alrededor del programa y la política de ese partido. En el caso de Martí esto sigue siendo válido, es el Partido de la independencia Cuba, en su época es el Partido de la Independencia de América, y es el Partido de la Independencia de América en las condiciones del desarrollo del imperialismo a finales del siglo XIX y eso sigue siendo válido hoy, a inicio del siglo XXI.
Ese espíritu Martiano de organización partidaria, ese espíritu Martiano de unidad nacional alrededor de propósitos comunes, de defensa del país y de la patria, sigue teniendo validez, hoy cuando a nuestros países se les amenaza desde el extranjero, cuando no se aprueban determinados tipos de contratos que cierran el tubo, o se nos amenaza con cortarnos un mercado, con cortarnos la ayuda financiera. Eso siguen siendo presiones imperialistas iguales a las que se usaban a finales del siglo XIX, en la época de Martí. Eso no ha cambiado más que en la forma como se expresa, por lo tanto hay que apreciar y valorar a Martí, hay que identificarse, en ese sentido, con los propósitos comunes de la Patria, que no es solo nuestra patria. Lo que para nosotros es esencial como comunidad, es también Latinoamérica, la Patria latinoamericana. Martí siempre nos recuerda constantemente esa Patria, Nuestra América.