La seriedad de la política en broma y con fisga
William Hayden Quintero
De las campañas que han desfilado por esta columna recojo las siguientes características que he visto en los candidatos presidenciales:- Se ven como políticos honestos.
- Incorruptibles. Detestan los chorizos, pero algunos tienen en su despensa varios kilos de este embutido y cierto tufillo pegado al cuerpo que no se lo quitan con sus costosos perfumes.
- Con olor a santidad y caritas inocentes de yo no fui. A veces parecen curas sin sotana y se bañan en incienso.
- Pensadores e intelectuales.
- Pregoneros de muchas promesas que nunca cumplen
- Seres humanos normales.
- Religiosos, temerosos de Dios y de la Iglesia Católica. En campaña mejor no meterse con ella. No se pierden misas importantes en la Catedral.
- Buscadores del bien común.
- Garantes de la gobernabilidad.
- Buscan la unión y la convergencia nacional.
- Pregonan la accesibilidad, la solidaridad y la equidad social.
- Camaleones. Al calor de los resultados de las encuestas van cambiando de ideología y reniegan de la boca para afuera de su pasado.
- Sociables. No se pierden bautizos, cumpleaños, bodas. Hay que estar donde los vean y ojalá haya cámaras de televisión.
- Bailarines de cualquier son musical. A jadear y mover la colita.
- Paracaidistas. Caen de improviso en cualquier reunión de pueblo, ferias del agricultor, marchas sindicales.
- Mejengueros. Asisten a los partidos de futbol pueblerinos como dedicados, hacen el saque de honor, saludan a la tribuna, y entre más gente haya mejor, y desde luego a la prensa bombeta que no tiene noticias más importantes que cubrir.
- Caballistas. Participan en los topes realizados en cualquier rincón del país previo a las elecciones y en especial no se pierden el de San José y el de Palmares. Se montan en cualquier ruco rocinante propio o prestado con tal de figurar y que los vean buscando a su dulcinea presidencial.
- Amantes de las mascotas. Promueven marchas con toda clase de mascotas y se retratan besando perritos.
- Ciclistas. Los que no montan a caballo se encaraman en una bicicleta exhibiendo sus flácidos ratones, tambaleándose a cada pedaleada para conseguir votos en sus marchas.
- Sensibleros que se derriten abrazando y besando chiquitos en público, y en privado corren asqueados a quitarse los mocos.
- Solidarios con la tercera edad. Cómo quieren cada cuatro años a los viejitos y pasadas las elecciones los marginan y se olvidan de ellos.
- Feministas, buscan el voto de las mujeres prometiendo terminar con la desigualdad de género y afeminar su eventual gobierno.
- Juventud divino tesoro. Buscan y se pelean desesperadamente el voto de la juventud.
- Marchantes. Se apuntan a cualquier marcha que promueven los grupos de protesta, crean en ella o no. Lo importante: que los vean.
- Llorones ante la pobreza y la injusticia social.
- Pedigüeños sonrientes. Los fines de semana se visten de pobres y andan de casa en casa pidiendo votos con sonrisas ficticias de tica linda.
- Fotogénicos frente a los tugurios y precarios que prometen erradicar en su gobierno.
- Selfistas. Con sus móviles se toman fotos con todo el mundo llenando la pantalla de sus celus con sus caritas sonrientes.
- Salvadores de la Patria.
- Juega de vivos. Con los programas y volados que les preparan sus cuadros estratégicos, lo saben todo, opinan de todo y tienen soluciones para todo. Se pasan de listos. La consigna: nunca te quedes callado.
- Abrazadores. Les gusta abrazar y que los abracen.
- Magos con la varita mágica para resolver todos los problemas del país.
¡Uf, vaya lista! Pero también hay otros cuentos más, en los cuales volvemos a confiar la mayoría de los ciudadanos. Como a los ticos no nos gusta perder, siempre votamos a ganar o al menos a que el otro no gane y como nos guiamos más por la emoción que por la razón, al final algunos se dejan manipular por las encuestas y como borregos votan en bulto a ganar por el primer lugar, sin importar el candidato, su ideología y su programa de gobierno, pero como les queda cierto remordimiento, quiebran el voto, zafándole la tabla al candidato al no votar por los diputados del partido. Consideran que es tan malo, que por las dudas es mejor no dejarlo gobernar y, así se hacen corresponsables de la ingobernabilidad del país, aunque nunca se sientan culpables del fracaso del gobierno que eligen con su voto, y como son tan cínicos políticamente, al momento se unen a la oposición en sus críticas al gobierno. Se lavan las manos como Pilatos.