Lugares sagrados

Abu Simbel │ Asuán, Egipto

Los colosales monumentos, que custodian la entrada al gran templo de Abu Simbel, invitan a descubrir la mágica historia de su faraón.

Abu Simbel

UBICACIÓN Ribera occidental del lago Nasser, Egipto a unos 29o km al Sudoeste de Asuán. TRANSPORTE Avión, ómnibus o auto desde Asuán. HORARIO 6 a 18 en verano, 6 a 17 en invierno. Luego del cierre se realizan shows de luces y sonido. FECHAS ESPECIALES El 20 de febrero y el 20 de octubre el sol penetra en el santuario e ilumina todas las estatuas. En la rivera occidental del lago Nasser, a menos de 3oo km. de Asuán, Abu Simbel es único por lo monumental de sus templos, por la perfección, por lo majestuoso del paisaje y por la increíble obra de ingeniería que se desplegó para su traslado.

La historia de Ramsés II cuenta que combatió a los enemigos del Norte y del Sur. Pero su batalla más importante fue una contra los asiáticos hititas, que terminó con un tratado de paz entre ambas fuerzas. El propósito del templ era impresionar a los vecinos del Sur reforzar en toda la región la influencia e la religión egipcia.

Se supone que por ese motivo el frente del templo de Ramsés II es tan imponente: 33 metros de alto por 38 de ancho. Su construcción tardó veinte años. Y es sólo uno de los seis templos levantados en Nubia durante el largo reinado de Ramsés II.

El templo está dedicado al culto del faraón Ramsés II, hijo de Seti I, y a grandes deidades. En las figuras de su monumento, el rey aparece joven y sonriente, sentado en su trono, portando una corona del alto y bajo Egipto. Al pie de los colosos se encuentran talladas las imágenes de sus súbditos. En el interior la sala central está dominada por ocho estatuas del rey. La paredes fueron decoradas con imágenes de las grandes batallas de las campañas a Siria, Libia y Nubia, son los murales más detallados del antiguo Egipto.

El templo de Ramsés II se construyó con tal exactitud, que dos veces al año -21 de febrero, aniversario del nacimiento y 21 de octubre, de su coronación-, cuando el Sol surgía al amanecer en las orillas del Nilo, un rayo cruzaba todo el interior hasta llegar al santuario, a 55 metros de profundidad. Ahí iluminaba las figuras del faraón y dos de los tres dioses que lo acompañaban. El fenómeno continúa produciéndose hasta hoy, pero debido al cambio de ubicación del templo, mantiene un día de atraso.

Aunque los templos de Abu Simbel se levantaron hace 3000 años, fueron explorados a principios del siglo XIX. En 1813, el suizo Burkhardt, orientado por guías árabes, encontró el templo de Nefertari. Y sin querer, al retirarse de la zona, halló los cuatro colosos del templo de Ramsés II, cubiertos de arena casi por completo. Recién en 1817 el italiano Giovanni Belzoni consiguió entrar en el templo y rescatar algunos objetos de valor. Al retirarse Belzoni, el viento volvió a ocultar la entrada. Diez años más tarde, hubo otro intento de desenterramiento por parte del francés Jean-Francois Champollion, el mismo que descifró los jeroglíficos. Y fue en 1909 cuando Gastón Maspero, dirigiendo excavaciones en Egipto, logró dejar el templo de Ramsés II totalmente descubierto de arena.

EL salvataje de Abu Simbel

En 1956 Egipto debía controlar las crecidas del Nilo, entonces tomó la decisión de construir la gran represa de Asuán. Esta obra inundaría toda la zona, por lo que varios templos, entre ellos Abu Simbel, quedarían bajo las aguas del actual lago Nasser. Entonces, Egipto acudió a la Unesco por ayuda, y se inició el plan de proteger su historia.

Fueron varios los templos y tesoros preservados gracias a la rápida respuesta de las naciones que intervinieron. Pero, sin dudas, de todas las obras de salvataje, la más espectacular fue la remoción de Abu Simbel. El trabajo consistió en desmontar cuidadosamente cada pieza y volver a armar los templos en terrenos seguros. En el traslado y el rearmado de los monumentos trabajaron más de 3.000 hombres, tardaron cuatro años y se invirtieron 36 millones de dólares.

Templo de Nefertiti

Cerca del templo de Ramsés II se encuentra el templo de Nefertari. Su fachada reproduce cuatro imágenes de Ramsés II y dos de su esposa Nefertari. Las seis son de igual tamaño, algo que sorprende, ya que los faraones solían representarse a mayor escala. Este templo también está dedicado a Hathor, la diosa del amor y la belleza.

Nefertari fue la más amada de las esposas del faraón. El acto de dedicar un templo de semejante magnitud a su esposa es único en la historia de Egipto.

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