Política entre bastidores
“En memoria de Ricardo Agüero, luchador desde su juventud”
En la militancia política hay muchas luchas y conquistas de juventud que merecen dejarles constancia. Quiérase o no, son parte de la historia, algunas realmente grandiosas, otras de pequeña dimensión, pero historia al fin. Y eso es lo que pretendemos al describir algunas de las luchas y peleas en nuestro tiempo de militante y dirigente de la Juventud Liberacionista.La primera que viene a mi memoria se remonta a 1961. Una realidad y un acontecimiento político importante se conjuntaron. La realidad: Costa Rica estaba desbordada por los conflictos agrarios en todo el país; la tenencia de la tierra era uno de los problemas que más herían al agro costarricense. El acontecimiento político fue la celebración de la Primera Asamblea Nacional de la Juventud Liberacionista. A don Francisco J. Orlich, candidato presidencial del PLN, lo invitamos al acto inaugural y le adelantamos que el tema agrario ocuparía un lugar preferente en la agenda del evento y que la Juventud Liberacionista abogaría por una Reforma Agraria en su gobierno, y que deseábamos una respuesta categórica. Don Chico se presentó al acto de apertura en el antiguo Teatro Latino en el Paseo de lo Estudiantes y para nuestra gran sorpresa y satisfacción se comprometió a crear en su gobierno el Instituto e Tierras y Colonización (ITCO), luego transformado en Instituto de Desarrollo Agrario (IDA), hoy convertido en Instituto de Desarrollo Rural (INDER). El ITCO trabajó por una justa distribución de la tierra y su productividad, elevando la condición social del campesino costarricense.
Así como nuestra Juventud apoyó con entusiasmo la gestión del Presidente Orlich, también nos enfrentamos con decisión a lo que no compartíamos de su gobierno. Fue pública la denuncia y la confrontación cuando nos enteramos que el Ministerio de Seguridad Pública le estaba dando entrenamiento militar al Movimiento Costa Rica Libre. Dicha organización, autodefinida como anticomunista por excelencia, era una organización paramilitar que veía comunistas hasta debajo de las camas e impulsaba el retorno de un ejército para el país. A nuestro entender, el fruto de la protesta fue el cese de la colaboración del Ministerio de Seguridad Pública con el ultraconservador Movimiento Costa Rica Libre. A pesar de todo, en algún momento fuimos informados que en el despacho del Ministro de Seguridad mantenían un cuadro con el escudo del Movimiento Costa Rica Libre. Pero no íbamos a iniciar una guerra por eso.
En 1965 el ejército de los Estado Unidos ocupó militar y unilateralmente (o sea, invadió) República Dominicana. Pretexto, evitar la expansión del comunismo, frenar las reformas sociales del general Francisco Caamaño e impedir que el Dr. Juan Bosch se presentara en las siguientes elecciones. Posterior a la ocupación para preservar el dominio sobre suelo dominicano, Estados Unidos casi obligó a la Organización de Estados Americanos (OEA) a asumir el control militar de República Dominicana. Lo increíble es que el gobierno de don Francisco Orlich envió un destacamento de la Fuerza Pública para participar de la ocupación, junto con los gobiernos de Brasil, Honduras, Paraguay, Nicaragua y El Salvador. Inconcebible que Costa Rica actuará contra Juan Bosch y los dominicanos que colaboraron en la Revolución de 1948. Aquí nuestra Juventud se lanzó a las calles a la protesta contra la afrenta de Estados Unidos, la OEA y el Gobierno de Costa Rica contra los hermanos dominicanos. Sacaron de la política al Dr. Juan Bosch e impusieron en “eleccioones” al vitalicio Joaquín Balaguer. Al menos, nos sentimos orgullosos de haber dado la lucha en el país y en foros internacionales.
Llegamos al periodo 1966-1970, gobierno de don José Joaquín Trejos y candidatura presidencial de don José Figueres para el próximo período. Ahora la lucha de la Juventud fue contra el Impuesto sobre las Ventas, a pesar del apoyo de don Pepe a los nuevos impuestos. En cada reunión y en cada plaza pública en que participamos se dio el choque de ideas entre don Pepe y la Juventud del PLN. Pero no aflojamos aunque ya en la Asamblea Legislativa tuvimos que someternos a la línea de Partido.
A finales de la administración Trejos Fernández se dio la histórica lucha del pueblo de Costa Rica contra la ratificación en la Asamblea Legislativa del leonino contrato de Costa Rica con la Aluminum Company of America (ALCOA). La juventud costarricense lideró en titánica lucha de varias semanas la protesta multitudinaria en todos los cantones y distritos del país. La juventud de todos los partidos se opuso y participó contra el contrato de ALCOA. En cuanto a nosotros, nos correspondió día con día girar directrices, cantón por cantón, a universidades y a colegios, demandando la participación activa. Pese a la protesta nacional, el contrato se aprobó, lo cual provocó la ira del pueblo reunido en manifestación multudiaria frente a la Asamblea Legislativa, y la consecuente pedrea de su edificio. Lo irónico de este relato es que en abril de 1970 me encontraba vociferando contra la Asamblea Legislativa y en mayo estaba ocupando una curul del Congreso de la República.
En el período previo a las elecciones nacionales de 1970, don José Figueres, candidato liberacionista, y don Frank Marshall Jiménez, estaban en conversaciones para que la Unión Cívica Revolucionaria, liderado por el señor Marshall, apoyara a don Pepe. La Juventud Liberacionista se opuso públicamente a un acuerdo o pacto de esa naturaleza, pues Frank Marshall había sido sentenciado por el contrabando de whiskey de Chomes, un caso penal muy sonado en esos años. Al final de cuentas, con la oposición feroz de de la Juventud, se dio al traste con el acuerdo político. La Unión Cívica Revolucionaria después de todo se alió con el Partido Unificación Nacional para la elección de Presidente, y con su propia papeleta para diputados, resultando electo don Oscar Saborío Alvarado.
Sufrí las consecuencias de la oposición feroz al señor Marshall. Estando en el desempeño de diputado, don Frank me acusó penalmente por difamación durante la campaña. Apenas fui notificado, renuncié a la inmunidad parlamentaria. Dos semanas después, se declaró falta de mérito en la acusación de Marshall, y siguió con toda normalidad nuestro trabajo legislativo.
La militancia política nunca fue impedimento para enfrentarnos al Partido y a nuestros gobiernos. El siguiente aparte lo cuento más como anécdota que retrata una y mil veces la figura de don Pepe. Un grupo de diputados de nuestra propia Fracción iniciamos una fuerte oposición al anuncio del Gobierno y su Ministro de Agricultura de decretar un aumento en los precios de la leche. Los diputados Pedro Gaspar Zúñiga, Angel Edmundo Solano Calderón y este servidor, le solicitamos al Presidente de la República una audiencia para razonar contra el aumento. Los argumentos principales los llevaría Pedro Gaspar, ya que tenía experiencia lechera como ingeniero agrónomo. Don Pepe atento nos permitió explicar toda nuestrea argumentación. Y al terminar nosotros -evidentemente de mal genio don Pepe-, nos ripostó: “No me vengan a hablar a mí sobre los precios de la leche, ustedes nunca le han agarrado siquiera las tetas a una vaca”. Bueno… era casi ofensivo lo que nos dice don Pepe. Los tres diputados, sin hablar entre nosotros, entendiéndonos con la vista, nos pusimos de pie, abandonamos su despacho y lo dejamos hablando solo. No cabía otra respuesta de nuestra parte.
Ahora bien, nuestras acciones no fueron sólo de protestas, activismo político, pronunciamientos y manifestaciones callejeras. Hubo mucho estudio, conferencias y seminarios. Y la elaboración de una Política Nacional de Juventud, que empezamos a diseñar desde la campaña electoral de 1966, con la candidatura presidencial que se perdió con don Daniel Oduber frente al profesor Trejos Fernández. Para entonces se adoptó como lema y tema de campaña la frase “La juventud al poder, con Daniel Oduber”. No obstante, el impulso al Programa de Juventud lo mantuvimos y formó parte de la candidatura y gestión presidencial de don José Figueres también.
Estos fueron algunos de los contenidos de dicho programa:
- Fortalecimiento del Movimiento Nacional de Juventudes (MNJ) creado desde la Administración Orlich, con el compromiso que fueran los jóvenes quienes dirigieran el Movimiento. Se produjo una expansión a todo el país.
- Compromiso de impulsar en la administraciones de don Pepe y don Daniel la creación de más y más colegios de enseñanza media. Ese impulso se mantuvo continuado en todos los gobiernos posteriores. Para darse una idea, en 1970 habían 55 colegios públicos de secundaria en todo el país. Hoy existen 470 colegios públicos de enseñanza media (académicos, técnicos, cientídicos, nocturnos). Casi todos los distritos del país cuentan con colegios, algunos con hasta tres o cuatro.
- Propuesta de la creación del Servicio Social Obligatorio de la Juventud, como vacuna contra los intentos de sectores ultraconservadores empeñados en volver a contar con un ejército en Costa Rica. Aquí debemos confesar que no tuvimos éxito.
- Desde los seminarios de formación política, conferencias de la juventud, congresos juveniles, se clamaba y propuso la creación de más universidades en el país. En el gobierno de don Pepe, posteriormente se creó el Instituto Tecnológico de Costa Rica, la Universidad Nacional, la Universidad Estatal a Distancia, sin duda fruto de los compromisos del gobierno con la juventud, con aporte y apoyo de ideas de la juventud desde La Catalina y sus seminarios.
- Incluímos en el Programa Nacional de Juventud la propuesta de doña Marjorie de Oduber de crear un ente que viniera a financiar los estudios superiores universitarios de la juventud. La idea se materializó en la Asamblea Legislativa presidida por don Daniel Oduber con la creación del FONAPE, o Fondo Nacional de Préstamos para la Educación, hoy convertido en CONAPE.
- Un lugar destacado en el Programa Nacional fue Juventud fue el compromiso de reformar el artículo 90 de la Constitución Política, a fin de que la mayoría de edad se adquiriera a los 18 años en vez de los 21, y por tanto el derecho al voto también a los 18 años.
- Comprendemos la participación política como una obligación ineludible de los ciudadanos. Participación política no es únicamente en un partido. Lo es también en una cooperativa, en un sindicato, en el movimiento comunal, en voluntariado, en el movimiento estudiantil, en el partido político. No es exclusiva de los partidos. Participación política es una forma de intervenir orgánicamente para incidir en el desarrollo del país. Este es nuestro anhelo.