Osiris S. González-Galván, Université Laval
En los últimos meses, la mascarilla o cubrebocas se volvió una fuente de controversias. La confrontación pública apareció entre los que promovían el uso obligatorio y aquellos que defendieron la libertad de decidir.
Antes de la pandemia, las mascarillas se usaban en el ambiente médico casi exclusivamente. A partir de abril de 2020, la Organización Mundial de la Salud recomendó su uso entre la población. Sobre todo en el transporte público, los comercios y los espacios muy poblados.
Diversos estudios han probado que la mascarilla disminuye la transmisión del virus. Otros investigadores señalan que además debe realizarse una buena ventilación.
América Latina es la región del mundo con mas muertes por covid-19. Los países más afectados han sido Brasil, Chile, Colombia, Ecuador y Perú.
La investigación Respuestas al covid-19 en cinco países de Latinoamérica encontró que los Gobiernos deberían aplicar mejores estrategias sanitarias, apoyos económicos y estrategias de comunicación.
Inspirada por este estudio, analizaré las estrategias de comunicación realizadas en la región. En particular, exploraré las narrativas en torno al uso del cubrebocas.
México
En marzo se decretó la suspensión de clases presenciales y el cierre de algunas actividades económicas. Hace unos días, el presidente López Obrador dijo que no usaba la mascarilla o cubrebocas porque su médico le había indicado que no era necesario si guardaba la distancia.
Brasil
Las medidas en Brasil no fueron obligatorias, incluso se levantaron antes de que el país llegara a un momento crítico en cuanto al número de casos y la saturación de la atención hospitalaria.
En julio, el presidente Bolsonaro vetó el uso obligatorio de la mascarilla.
Chile
A diferencia de otros países de la región, Chile cerró sus fronteras al mundo desde la segunda semana de marzo. El 17 de abril el Gobierno chileno decretó el uso obligatorio del cubrebocas en lugares cerrados y en el transporte público. El presidente Sebastián Piñera también usó la mascarilla, especialmente cuando se trató de eventos públicos.
Colombia
Las autoridades han promovido la responsabilidad de los ciudadanos. El presidente Duque llamó a utilizar gel, mascarilla y evitar las aglomeraciones.
Ecuador
Las medidas anunciadas por el Gobierno fueron duras, ya que para lograr el aislamiento se promovió la aplicación de multas y el uso de la fuerza. En algunas ciudades se impusieron sanciones de hasta 100 dólares por no utilizar el cubrebocas.
El presidente Lenin Moreno se presentó en diversos eventos públicos, como el informe de gobierno, sin llevar mascarilla.
Perú
Este país fue uno de los primeros de la región en aplicar medidas de contención social para evitar la transmisión del virus, pero a partir del mes de mayo empezó a levantar las medidas para frenar la caída de la economía.
La postura del expresidente de Perú Martín Vizcarra fue en favor del uso de mascarillas en eventos públicos. Incluso, durante octubre se lanzó una iniciativa para promover las mascarillas reutilizables.
¿Qué opinan los ciudadanos?
Con la información disponible, considero que hay dos encuadres sobre el uso de la mascarilla. Por un lado, está la elección individual de los ciudadanos para garantizar la salud. Por otro lado, está la decisión gubernamental acompañada de incentivos para lograr su cumplimiento.
Ambos revelan la tensión existente entre las libertades y la fragilidad del Gobierno en la región. Una salida posible es la apertura del debate sobre el uso del cubrebocas. Especialmente porque la decisión estará presente durante los próximos años o al menos hasta que la vacuna haya llegado a la mayoría de la población.
Si bien no es una solución mágica, ayudaría a mejorar los argumentos sobre las ventajas del uso de la mascarilla en los espacios públicos y promovería la legitimidad de la decisión. Además, se evitaría la aparición de abusos de autoridad en contra de los ciudadanos.
En este sentido, internet podría facilitar la comunicación entre la ciudadanía y las autoridades sanitarias. Además, las plataformas digitales serían herramientas que podrían popularizar la discusión.
La mayoría de los Gobiernos tienen páginas web que podrían ser aprovechadas para el debate. O bien se podrían utilizar las plataformas sociales como Facebook, Twitter o YouTube.
Ambas alternativas presentan ventajas y desventajas. Sin embargo, las redes sociales aparecen como la opción más viable, ya que el 80 % de la población en la región usa estas formas de comunicación.
La comunicación de los Gobiernos
En resumen, el uso de la mascarilla es solo una muestra del actual estado de discusión de los asuntos públicos. Este caso nos permite reflexionar sobre los esquemas de comunicación entre el Gobierno y los ciudadanos. Al respecto, la consideración más importante que se nos plantea es cómo las instituciones y los ciudadanos están conviviendo con los ecosistemas de comunicación digital.
Más que nunca, es posible renovar las prácticas comunicativas del Gobierno en América Latina. Esta situación permitirá también repensar los enfoques de investigación. Además, nos lleva a cuestionar la comunicación del Gobierno y la generación de valor para los ciudadanos. En especial, porque las nuevas normas de convivencia generarán diversas necesidades de información.
Entre las exigencias proyectadas se encuentra un mayor interés y una imperante necesidad de interacción con el público. Estos cambios invitarán a la profesionalización comunicativa de las organizaciones públicas y la tendencia a migrar hacia plataformas gubernamentales integradas.
Sin duda, la covid-19 visibilizó la transformación del brazo comunicativo del Gobierno. De la misma manera, evidenció la democratización de los sistemas comunicativos. Ahora en la región conviven actores tradicionales y digitales de distintos orígenes.
Finalmente, surge otra pregunta: ¿cómo cambiarán las plataformas sociales a partir de la interacción con los Gobiernos de la región?
Durante las elecciones en Estados Unidos vimos un ejemplo de cómo las plataformas enfrentan nuevos retos ante la demanda de los actores políticos. En adelante, quedará la interrogante abierta para América Latina. Solo con el tiempo seremos capaces de conocer los efectos.
Osiris S. González-Galván, Investigadora postdoctoral en Comunicación Pública, Université Laval
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