Los edificios del Liceo de Costa Rica

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Carlos Revilla Maroto

Carlos Revilla

Uno de los edificios que llaman la atención al sur de San José, es el del Liceo de Costa Rica, una institución educativa de enseñanza secundaria, fundada en 1887 por decreto presidencial. Declarada Benemérita de la Cultura Costarricense, y sus instalaciones monumento nacional y patrimonio arquitectónico, mediante el decreto ejecutivo No. 13129-C publicado en la gaceta No. 229 del 11 de noviembre de 1981. En principio ubicado en las afueras de la ciudad, se encuentra en un sector lleno de viviendas, edificios gubernamentales, bodegas, oficinas improvisadas dentro de antiguas viviendas, lotes baldíos y calles de gran tránsito. Delimita en lo que era el borde sur del casco central de la capital, esto junto con la Estación del Ferrocarril al Pacífico, el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) y Plaza González Víquez.

Específicamente el edificio está en el distrito Catedral del cantón de San José, en avenidas 18 y 20, calles 7 y 11, y es uno de los íconos arquitectónicos de la capital.

Un poco de historia del Liceo y los edificios:

El 6 de Febrero de 1887 nació el Liceo de Costa Rica como institución educativa, en el Gobierno del licenciado don Bernardo Soto Alfaro, como iniciativa del don Mauro Fernández Acuña, el cual estaba a cargo de la Secretaría de Instrucción Pública. En sus inicios, ocupó una serie de casas viejas en la cuadra en donde hoy día se localizan las oficinas centrales de la Caja Costarricense del Seguro Social y que pertenecieran tiempo antes a la Logia Unión Fraternal. También albergó el Instituto Meteorológico, y otras instituciones de interés histórico para el país. En el costado noreste del edificio de la CCSS, en un pequeño jardín, hay una placa que recuerda esto.

El colegio fue creado como parte de la Reforma Educativa que impulsó Mauro Fernández Acuña, desde su cargo de Secretario de Instrucción Pública del gobierno de Bernardo Soto Alfaro (1886-1890). Su fundación representó un replanteamiento educativo y fue llamado a convertirse en un centro modelo y rector de la educación nacional. Además, significó el triunfo de la educación laica, defendida por los liberales hacia finales del siglo XIX.

El deterioro de las instalaciones en la avenida segunda, obligó a la reubicación en 1903 a dos edificios recién terminados, que originalmente se iban a destinar como Casa de Corrección de Menores, en el barrio El Laberinto, que se decidió adjudicar al Liceo. Los inmuebles eran gemelos en mampostería y con zócalo de piedra canteada. Fueron diseñados por los arquitectos italianos Lorenzo Durini y Francisco Tenca. Durini era famoso por haber participado también en parte de la construcción del Teatro Nacional. Para dirigir al Liceo en sus inicios, el Gobierno contrató a tres educadores suizos: Luis Schönau, William Phillipin y Pablo Biolley. El señor Schönau fue nombrado director, y asumió también las cátedras de Filosofía y Pedagogía; él mismo fue el que importó desde el Liceo de Ginebra, el primer reglamento del Liceo de Costa Rica. Por su parte el profesor Phillipin tomó las clases de Geografía, Historia y Francés. Finalmente, don Pablo Biolley, quién poseía una vasta cultura humanística, se hizo cargo de las lecciones de Ciencias Naturales, latín y griego.

En 1910 el terremoto que azota a la ciudad de Cartago, afecta la edificación, causando cuantiosos daños, por lo que temporalmente, hasta 1912, el Liceo se trasladó al Edificio Metálico, mientras se restauraban sus instalaciones. Las fachadas son las que visiblemente sufren más cambios luego de las reparaciones efectuadas, perdiendo gran parte de los acabados decorativos del estilo bizantino que aplicara el arquitecto encargado de su construcción.

Debido a la constante actividad sísmica en el territorio nacional, y la falta de mantenimiento en el pabellón este, se inicia en 1952 una cruzada para procurar la salvación del mismo. Fueron varios intentos los que se realizaron al pasar de los años, pero ninguna de las intervenciones llegó a ser adecuada al inmueble. Todo esto provocó que en 1958, se declarara inhabitable la segunda planta del pabellón este, y posteriormente a esto, se ejecutara su demolición. A este evento, se suma el traspaso, por medio de un decreto ejecutivo, de los campos de agricultura del Liceo a manos del Ministerio de Obras Públicas y Transportes en 1955.

En una postal del año 1907 se presentan majestuosos los edificios del Liceo de Costa Rica, de estilo bizantino.

Recientemente los edificios recibieron una restauración muy completa, y la verdad quedaron muy bonitos, recobrando algo de su majestuosidad original, a pesar de tantos cambios a través del tiempo. Destaca la restauración en 1998 de la llamada Casa del Director, que ganó el certamen “salvemos nuestro patrimonio arquitectónico” del MCJ.

Hay muchas placas, estatuas y bustos. Entre las más destacadas está el conjunto escultórico inaugurado en 1983 en los jardines del liceo, dedicado a la memoria del benemérito de la patria don Mauro Fernández, que fue elaborado en concreto por el artista Luis Umaña Ruiz. En el año 2018, luego de muchos años oculto, colocaron en el patio frontal un busto de don Mauro, obra del escultor liceísta Mario Parra. También en los jardines hay otros tres bustos, en honor de distinguidos liceístas, a saber, Mario Echandi Jiménez, expresidente de la República 1958-1962; Dr. Carlos Luis Collado Martínez, héroe de la segunda guerra mundial y benemérito de la patria; y el prof. José Abdulio Cordero Solano, exdirector y bachiller honoris causa de la institución. Si quieren conocer la historia del Dr. Collado Martínez, hace unos años escribí una columna contando su historia

Aunque no propiamente en las instalaciones del liceo, sino más bien 100 m al norte, en una pequeña explanada, donde la calle dobla hacia Plaza Gonzáles Víquez; está la escultura que recuerda el Paseo de los Estudiantes y que es un homenaje a la gesta heroica de los estudiantes del Liceo de Costa Rica, Colegio Superior de Señoritas, y Colegio Seminario; que se enfrentaron en 1919 a la dictadura de los Tinoco.

La galería incluye varias imágenes antiguas muy buenas, además de las actuales, que reflejan la última remodelación y el bulevar que comprende los 100 m que separan a las dos edificaciones patrimoniales. En el anexo incluyo una breve biografía de don Mauro Fernández.

 

Con la ayuda del trabajo «Reutilización Arquitectónica del Liceo de Costa Rica» de Sancho, Murillo, Prendas y Fuentes; Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural del MCJ; y la Wikipedia.

Anexo

Mauro Fernández (1843-1905)

Nació en la ciudad de San José. En 1869 se graduó como abogado en la Universidad de Santo Tomás. En 1871 fue nombrado Juez de la Corte Suprema de Justicia, e inició una carrera política, que lo llevó también a ocupar los cargos de diputado y presidente del Congreso, Secretario de Hacienda y Comercio y Director del Banco de Costa Rica. En 1885, el Presidente de la República Bernardo Soto Alfaro (1885-1889), lo designó como Secretario de Instrucción Pública y desde ese puesto se propuso impulsar el reordenamiento educativo más ambicioso hasta el momento llevado a cabo en el país. En 1886, bajo su dirección, se promulgó una reforma educativa que declaró laica la enseñanza y que produjo una renovación total en la educación. Se le considera como el gran Reformador de la Educación Costarricense de finales del siglo XIX y el fundador de importantes centros educativos, como el Liceo de Costa Rica, Colegio Superior de Señoritas y el Instituto de Alajuela. En 1955 la Asamblea Legislativa lo declaró Benemérito de la Patria.

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Un comentario

  1. Gustavo Elizondo

    ¿Cómo permitimos la chambonada de cercenar el Paseo de los Estudiantes, con todo el significado histórico que menciona don Carlos en este enriquecedor artículo?

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