Por Carlos Revilla
“The Last Drop” : Judith Leyster (1609-1660)
Fue una destacada pintora del Siglo de Oro neerlandés. Nació en Haarlem, Países Bajos, y se convirtió en una de las pocas mujeres admitidas en la Guilda de San Lucas de Haarlem, una prestigiosa asociación de artistas. Leyster se especializó en escenas de género, retratos y bodegones, y sus obras son conocidas por su viveza y atención al detalle.
Leyster fue influenciada por Frans Hals, otro prominente pintor de Haarlem, y su estilo refleja una técnica suelta y expresiva similar a la de él. A pesar de su éxito en vida, después de su muerte, su obra cayó en el olvido y muchas de sus pinturas fueron atribuidas erróneamente a otros artistas, incluyendo a Hals y a su esposo, Jan Miense Molenaer, también pintor.
“The Last Drop” es una vibrante representación de los excesos y las consecuencias de la indulgencia. La pintura muestra a dos hombres en un entorno sombrío, aparentemente una taberna, inmersos en una escena de hedonismo. Uno de los hombres está bebiendo directamente de una jarra, mientras el otro sostiene una pipa y una calavera, simbolizando la mortalidad y la fugacidad de la vida. En el fondo, una figura esquelética, que representa la muerte, levanta una copa en un macabro brindis. La iluminación dramática y el uso de contrastes oscuros acentúan la atmósfera lúgubre, recordando a los espectadores la inevitable llegada de la muerte y las consecuencias de la vida disoluta (Museo de Arte de Filadelfia, Pensilvania, Estados Unidos).
No fue sino hasta el siglo XIX que se redescubrió su talento y se le reconoció como una artista importante por derecho propio. Algunas de sus obras más conocidas incluyen «La Alegre Compañía» y «Niño con un perro». Judith Leyster es hoy en día valorada por su contribución al arte y por ser una pionera en un campo dominado por hombres.
Estas son las obras más conocidas y representativas del arte, cada una en un estilo y una época, pero que resumen a la perfección los grandes momentos artísticos de la humanidad.