Fernando Berrocal
Lo que está pasando es que vivimos en un sistema republicano y democrático y, por consiguiente, en un Estado de Derecho, y eso significa aceptar y vivir dentro de ciertas reglas obligatorias para los tres Poderes del Estado y sus funcionarios e igualmente para los ciudadanos y los habitantes de Costa Rica.También está pasando que la última campaña electoral se acabó y ahora vivimos otra etapa de la vida nacional, menos emocional y más racional, aunque todavía muchos tengan presente y los influya que, en los debates entre Rodrigo Chaves y José María Figueres, solo faltó que corriera la sangre y se dieran de golpes.
Así es la política. No es de otra forma. Pero esa etapa se acabó y ahora estamos en el cuatrienio en que don Rodrigo es el presidente de la República y debe gobernar, mientras los partidos políticos y los Diputados pueden y deben hacer oposición. Así, y no de otra manera, funciona el sistema.
Como también es parte del sistema que exista plena y absoluta libertad de prensa y que cada quien, dentro de determinadas reglas de conducta, opine y diga lo que le de la santa y regalada gana. Eso es vivir en democracia.
Nada más eso está pasando. De ahí los dos resellos de la Asamblea Legislativa y de ahí la anulación de la Sala IV a una decisión del Gobierno de la República.
En otros países es igual o peor. Al presidente de Perú el Congreso Nacional va como por seis o siete iniciativas para botarlo y en el Congreso de los Estados Unidos van a juzgar al expresidente Trump por “traición a la Patria” y ni qué decir de las barbaridades que se dicen en la Cámara de los Comunes en la muy educada y sofisticada Inglaterra o en el Congreso de España, Italia y Francia, para no traer a cuento las diarias madrugadas informativas del presidente López Obrador en México, que son propias del más puro realismo mágico.
Claro está que sería bastante mejor que, en el Ministerio de la Presidencia, alguien supiera algo de Derecho Administrativo y Derecho Constitucional y que Rodrigo Arias, como presidente de la Asamblea Legislativa, logre efectivamente construir puentes pragmáticos de diálogo constructivo entre los Jefes de las varias Fracciones Parlamentarias y la Casa Presidencial, y que don Orlando Aguirre presente un proyecto de Reforma Judicial para que los magistrados y jueces se dediquen, como debe ser, solo a hacer y dictar justicia, mientras un auténtico equipo gerencial administra al Poder Judicial.
¡Sería mucho mejor para Costa Rica!
Hay demasiado ruido politiquero y en las redes sociales se dicen idioteces de antología, pero lo único que está sucediendo y que debemos aceptar y defender, como algo normal y democrático, es que el sistema está funcionando, aunque las broncas sean diarias y lo que los costarricenses queremos sean… ¡VERDADERAS SOLUCIONES!