Las sandalias del pescador

Por Jon Kokura

Papas

En 1968 se estrenó la película «Las sandalias del pescador». Film basado en la novela de Morris West, con igual título.

Protagonizada por Antony Quinn (ganador del Oscar de la Academia al mejor actor) el film trata sobre Kiril Lakota, Cardenal ruso preso en Siberia, que es liberado y termina siendo elegido Papa.

Toma el nombre de Papa Cirilo I y pone al Vaticano patas arribas al hipotecar todos los bienes de la Iglesia Católica para dar de comer a los hambrientos del mundo.

Un Papa que sólo se da en la ficción y usted lo sabe.

Las sandalias del pescador tienen que ver con el oficio de Pedro, el apóstol mimado de Jesús.

Ingrato y desleal lo negó tres veces cuando el Maestro fue crucificado. (Mateo 26:34-35)

Arrepentido murió en Roma también crucificado pero boca abajo. Sobre Pedro se edificó la Iglesia Católica y la dinastía papal.

Hasta hoy 266 Papas en más de dos mil años de historia.

Y ninguno ha optado por los pobres, pero con comida de verdad y no con plegarias y Ave Marías.

Tampoco lo hacen los «pastores evangélicos» entre curas y pastores no se miran la suerte.

Hasta mitad del siglo pasado el Vaticano y la Iglesia Católica tenían un formidable poder económico, político, social y cultural.

Con el tiempo y lentamente a la Iglesia Católica solo le va quedando el poder económico.

Sobran las parroquias sin sacerdotes ni feligreses. Hasta los años 70′ del siglo pasado ir a misa los domingos era una tradición familiar. Ni hablar de bautizos, bodas y funerales.

Hoy solo quedan los funerales.

Los cientos de miles de niños abusados por curas y obispos pedófilos pasaron factura. Y eso que el Vaticano y sus Papas no han develado todas sus miserias por una cuestión puramente económicas. Evitar las demandas millonarias de las víctimas.

Porque en los archivos del Vaticano están detallados los abusos de sus sacerdotes, todos y cada uno de ellos.

También deben tener registrado de que murió realmente Albino Luciani. El Papa Juan Pablo I (el Papa de la sonrisa) que alcanzó a estar en el trono de Pedro escasos 33 días.

Después vino el polaco Karol Wojtyla «Juan Pablo II» (el Papa viajero) durante 27 años cortó el queso en el Vaticano furioso anticomunista estuvo siempre con los tapones de punta contra los «curas obreros». La teología de la liberación y la opción por los pobres.

Sin embargo hay que reconocer que Juan Pablo II en 1978 evitó la guerra entre dos países hermanos; Argentina y Chile por tres islotes deshabitados en el extremo sur.

Ambos países gobernados por dictaduras militares. Con generales ansiosos por llevar a sus países a un conflicto militar que habría dejado cicatrices imposibles de sanar. Citemos por ejemplo al general argentino Luciano Benjamín Menéndez, ideólogo de la «Operación Soberanía» (guerra con Chile) «Si nos dejan atacar a los «chilotes» (chilenos) los correremos hasta la Isla de Pascua, el brindis lo haremos en el Palacio de la Moneda y después iremos a mear champagne en el Pacífico». (diciembre 15 de 1978)

La mediación papal fue fundamental para que las dos naciones del sur profundo no se agarraran a corchazos.

Después vino el alemán Joseph Ratzinger. El Papa Benedicto XVI que tuvo la decencia de reconocer que no daba la talla para ser Papa. Que esa responsabilidad le quedaba grande como una casa y renunció al cargo.

Convirtiéndose en el primer Papa en decir; «Hasta la vista baby».

Y apareció el primer Papa americano en el historial del Vaticano. El argentino Jorge Mario Bergoglio.

El Papa Francisco. (en honor a san Francisco de Asís) Se generaron muchas expectativas con la elección de un Papa latinoamericano… Con el tiempo se desinflaron todas y cada una de ellas.

Francisco sólo ha sido el administrador simpático de los bienes del Vaticano.

El que saludó a Milei, el mandatario que ha sometido al hambre a miles de argentinos. Que le ha quitado los medicamentos a los jubilados y enfermos de cáncer con un; «¡Bienvenido Javier! ¿Te cortaste el pelo?» (11 de febrero 2024)

Que recibió dos veces a Zelenski y su patota de Rambos vestidos en uniforme militar. Nunca antes, ni en tiempos de Hitler el Vaticano había permitido delegaciones de prepotentes y vestidos de milicos.

Y lo que es peor, el genocidio en Gaza, la insoportable masacre de niños en tierras donde alguna vez anduvo Jesús de Nazaret a Francisco I no le ha movido el amperímetro.

No sirven los emoticones tristes y sermones de día domingo.

Francisco I tenía que haber ido a Egipto y en la frontera con Gaza haberle pedido a los israelíes que dejaran pasar los cientos de camiones con agua y comida para los hambrientos.

El Papa Cirilo I lo habría hecho… Claro, en la ficción.

Amén.

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