Ágora*
Guido Nora
En Estados Unidos, el 80% de las empresas que sostienen la economía son PYMES. Son estas las empresas que generan comida para los habitantes de este país, impulso a la economía norteamericana, crean trabajo y riqueza en esa Nación.
En Costa Rica, según datos del Ministerio de Economía, el 95% del parque industrial que subsiste en el país son PYMES. Estas organizaciones generan cerca del 50% del empleo que se ofrece en el mercado laboral costarricense y el 80% de las exportaciones que realiza nuestro país.
Las PYMES con su dinámica emprendedora ofrecen sustento y trabajo a miles de hogares y familias costarricenses.
Es por eso que cómo Gerente General de una PYME y como Líder de la Subcomisión PYME de la Cámara de Industrias, sentí gran satisfacción al conocer un Proyecto de Ley que pretendía favorecer, ayudar y facilitar las acciones, que las pequeñas y medianas empresas requieren para institucionalizar su funcionamiento.
El Proyecto de Ley Creación de la Agencia Costarricense de Fomento Productivo, Innovación y Valor Agregado, nombre con que se conoce en la Asamblea Legislativa, muy mal bautizado posteriormente con el acrónimo FOMPRODUCE, en términos generales pretende unificar en una sola ventanilla, las acciones que hoy día necesitamos realizar las PYMES, para poder ser reconocidas, inscritas, capacitadas y financiadas por las diversas instancias del Estado costarricense.
Hoy día, la inscripción de las PYMES como tal se realiza en la oficina de la Dirección General PYME del Ministerio de Economía. Si se requiere capacitación, las PYMES deben recurrir al Instituto Nacional de Aprendizaje a solicitar la planificación, estructuración y programación de un curso que finalmente se hace cuando la burocracia del INA lo desee y no cuando las PYMES lo requieren. Cuando se precisa dinero para financiar los emprendimientos o cualquiera otra necesidad financiera, hay que recurrir al Sistema de Banca de Desarrollo; si se requiere asesoría en innovación hay que ir a buscarlos al CONICIT o al MICITT, instancias burocráticas y en particular en el caso del MICITT, orientado especialmente por intereses políticos y ansias de protagonismo de sus jerarcas.
En todos los casos, estas instituciones se mueven al ritmo a que están acostumbrados los empleados públicos, quienes no tienen que ir a buscar su salario todas las quincenas o todos los meses a la calle, porque lo tienen asegurado, sentados en su escritorio, aun sin mover un dedo.
No es esta la capacidad de respuesta que se requiere en el sector privado, menos aún en las PYMES, que requieren una atención inmediata de sus requerimientos.
Esta iniciativa impulsada por el Ministerio de Economía, busca crear una “ventanilla única”, para favorecer el desempeño de las pequeñas y medianas empresas. El Proyecto de Ley fue visto en un primer momento con gran ilusión. Lamentablemente la iniciativa se fue desdibujando con el tiempo y la manipulación inconveniente de diversos sectores permitieron que se transformara, hasta llegar a ser lo que es hoy; una propuesta que no satisface abiertamente a ninguno de los grupos involucrados, dejando de lado los intereses de las pequeñas, medianas y grandes empresas que no ven satisfechos en el texto, sus requerimientos y expectativas.
Hay que tener muy clara una realidad: el sector público no genera riqueza.
Desde esta perspectiva los empleados públicos, los burócratas, sólo significan un peso para el resto de la estructura social. Como existen deberían de comprender que su labor consiste en convertirse en facilitadores de los demás sectores productivos, sobre todo de aquellos que generan riqueza. En especial, deberían auto concebirse como una instancia facilitadora de aquellas unidades productivas que como las PYMES, partiendo de emprendimientos pequeños, medianos y grandes, son las que en buena parte generan el dinero de los impuestos, que son que se destinan al pago de sus salarios.
Por décadas, el Estado costarricense y sus gobernantes han obviado y minimizado el diseño de iniciativas orientadas a fortalecer y colaborar con el impulso, el fortalecimiento y el apoyo de empresas pequeñas, medianas y grandes, que permitan con su acción productiva, democratizar la economía costarricense.
Liberación Nacional, el partido político que más se preocupaba por conseguir este objetivo, durante las últimas décadas se ha orientado a promover modelos de desarrollo que buscan sobre todo atraer la inversión extranjera directa, olvidándose de apoyar e impulsar el emprendimiento, los esfuerzos innovadores y porque no, los las energías orientadas a la generación de empleos y a la sobrevivencia de las iniciativas de familias que deseen impulsar la fabricación y comercialización de un producto de uso básico, pero que les genera los recursos que les permiten obtener un ingreso digno y cubrir sus requerimientos económicos fundamentales como núcleo familiar.
El Estado costarricense no puede permitir que el Gobierno siga secuestrado por los empleados públicos y los sindicatos.
Costa Rica necesita concebir e impulsar emprendimientos que generen riqueza. Requiere diseñar y ejecutar acciones que permitan incrementar y fortalecer la presencia de las PYMES en la economía costarricense.
Esta iniciativa logrará, como señalé anteriormente, democratizar la economía costarricense y evitar que nuestro país se convierta en una Nación donde los ricos sean cada vez más ricos y los pobres, cada vez más pobres.
* El Ágora era el centro de la actividad política, administrativa, comercial y social de la antigua Atenas.