Monólogos con Pelé *
Lina Barrantes Castegnaro
Una noche de fiestas de San Sebastián, hace exactamente 15 años, mi trabajo me llevó a conocer un grupo extraordinario de gente. Los conocí en el lugar más lindo del mundo, donde tuve la oportunidad de vivir, durante 5 años, semana y media al mes: Puerto Rico. Compartimos experiencias maravillosas, trabajamos, pensamos, vimos cine, leímos, inventamos, comimos, tomamos tequila y bloody marys, nos quisimos entonces, y nos seguimos queriendo entrañablemente, aunque ya no nos veamos como en esa época, cada mes.
Hace una semana, uno de los amigos del grupo, fue trasladado por una emergencia medica a un hospital en San Juan. Su internamiento en cuidados intensivos, ha servido para que de nuevo volvamos a hablarnos todos y revivamos y recordemos, algunas de las muchas experiencias que construimos juntos.
Unas semanas atrás, una reflexión existencial me atormentaba, y había recurrido para compartir mi inquietud a uno de los miembros de ese grupo, al que llamamos El Sabio.
Trataré de explicar mi inquietud: todos, tenemos un lado bueno y un lado malo. El malo, es tan natural y tan normal como el bueno. Sin uno, no existe el otro. Las zonas sombrías de nuestra existencia nos acompañan siempre. Según Jung, todos arrastramos una sombra, y entre menos conscientes estemos de ella, pues será más densa.
Es decir, aceptarla como una realidad de nuestro ser, nos conducirá a llevarla con mayor ligereza.
La sombra es como las brujas en los cuentos de hadas. Sin brujas no existen los cuentos de hadas, sin sombra no existimos los seres humanos.
Una vez aceptada esta realidad, la duda que me atormenta: ¿puede la sombra de un ser humano, o de varios o de muchos, conducir hacia algún lugar a un colectivo?
Pienso en política, pienso en individuos perversos dedicados a la política. ¿Pueden tener éxito y conducir naciones cuando su única motivación es una que nace en su sombra y ahí se alimenta? ¿Fue la sombra la que llevo al pueblo norteamericano a elegir a Donald Trump? O fue sencillamente la estupidez? ¿Es la sombra la que mueve a Daniel Ortega y a Rosario Murillo? por que obviamente no es el bienestar de su pueblo, y sin embargo, el destino tiene casi 40 años de sonreírles.
Seguiré pensando y cuando nuestro querido German salga del hospital, espero que tengamos una larguísima conversación sobre este tema, guiados por El Sabio por supuesto.
Por ahora, dejo el tema abierto, esperando que quienes me lean, me den su opinión.
* Pele fue mi perro, un beagle. Durante 10 años, escuchó pacientemente las reflexiones que de vez en cuando decidí poner en blanco y negro. Por su complicidad, decidí poner este nombre a la columna.
El q la sombra o la luz operen en ti, es el resultado de una decisión necesariamente racional. Lo complicado es cuando esa decisión es afectadacpor la emoción y entonces el temor, la envidia o la avaricia deforman esa decisión