La urgencia de un efectivo pacto nacional

Dede mi perspectiva

José Francisco Bolaños Arquín

Costa Rica requiere de una moderna reforma fiscal que genere nuevos ingresos; pero difícilmente se logrará el consenso entre las distintas fracciones en la Asamblea Legislativa, sin antes evaluar, disminuir y ajustar los disparadores del gasto como: remuneraciones, transferencias, asesorías, pensiones de lujo con cargo al presupuesto, exoneraciones, publicidad, pluses salariales abusivos, horas extra y el ordenamiento del empleo público. Además de emprender una lucha frontal contra la evasión fiscal y el contrabando, que entre ambas son muy superiores al déficit fiscal.

Esta situación tiende a complicarse sobre todo en un año político, donde es difícil llegar a acuerdos que despejen el camino para lograr los mejores y urgentes resultados. Hoy más que nunca se requiere de gran voluntad para establecer un sincero pacto nacional (del que se viene hablando desde hace años, sin obtener los resultados esperados.)

Estamos cada vez más cerca de enfrentar una complicada situación, pero a tiempo revertir ese proceso, con un compromiso patriótico en donde estén involucrados, el Poder Ejecutivo, la Asamblea Legislativa, los partidos políticos, los distintos sectores y los ciudadanos. Costa Rica cuenta con todos los elementos para lograrlo, pero debemos tomar decisiones trascendentales, si queremos convertirnos en un país desarrollado, justo y equitativo como el que todos añoramos.

Nuestro país se encuentra ante una realidad con un creciente déficit fiscal y una deuda en aumento. En el 2009, el déficit fue de 3.3% del PIB y para este 2017 será de 6.1%. En los primeros siete meses de este año, los ingresos crecieron un 5.6% y los gastos un 9.1% en relación con el 2016. En el 2008, la deuda representó el 24.4% de la producción y para este año, posiblemente será mayor al 46%.

El presupuesto ordinario para el 2018 es por 9.3 billones de colones, con incremento de 3.2% en relación con el 2017; donde los ingresos por impuestos son de 5.2 billones y 4.1 billones por concepto de deuda interna. El 31.9% de los egresos se destina al pago de la deuda (en amortización el 14.8% e intereses el 17.1%). Así las cosas, el presupuesto será financiado con bonos de deuda interna en un 44.2%.

Hay que hacerle frente a una serie de problemas que están impidiendo un mayor crecimiento de nuestra economía, por lo que me permito detallar algunas prioridades, que nuestros gobernantes deben necesariamente impulsar en los próximos años:

A) Pobreza y empleo. Es una necesidad y obligación como país, la generación del empleo necesario para disminuir el alto desempleo que ronda alrededor del 8% de la fuerza laboral y la pobreza de un 22%, cifras que se han mantenido muy estables por muchos años, con leves variaciones.

B) Apoyo a las mipymes y el emprendedurismo. Hay que propiciar la creación de buenas mipymes o hacer sólidas las ya existentes, promover buenos emprendimientos como un medio válido para generar empleo a través del crédito oportuno, la asesoría, la capacitación y la asistencia técnica de calidad. Es necesario además, incentivar la afiliación a la CCSS de emprendedores, deseosos y dispuestos a desarrollar su propia empresa y aplicarles un cobro escalonado para los primeros cinco años, lo que podría ayudarlos a consolidar su proyecto.

C) Sector informal. Un sector que viene en aumento, en donde un 45% de la fuerza laboral no encuentra trabajo, con el agravante que la mayoría no cuenta con seguro social.

D) Presas y modernización del transporte público. Se requiere con urgencia de una modernización del transporte público y de un ordenamiento vial a través de la sectorización. Paralelo a la anterior, se deberá invertir en infraestructura carretera; donde una de las alternativas viables es a través de la concesión de obra pública. El problema de la congestión vehicular se complica cada día más y son alrededor unos 1.500.00 vehículos transitando por nuestras estrechas calles y con un crecimiento promedio anual en los últimos años de 55.000 vehículos.

De acuerdo con el Informe Global de Competitividad del Foro Económico Mundial, Panamá es el segundo país más competitivo de América Latina y ocupa la misma posición con las mejores carreteras, solo superado por Chile. Costa Rica ocupa el tercer lugar entre los países más competitivos, pero ocupa los últimos lugares en infraestructura carretera. El Salvador mantiene baja calificación en competitividad, pero destaca en el tercer lugar por la calidad de sus carreteras.

E) Un tren eléctrico de pasajeros, urbano y moderno. Una necesidad que debe lograrse en el menor tiempo posible y dotar de un sistema ferroviario moderno a la Gran Área Metropolitana entre San José – Cartago y San José – Heredia – Alajuela.

F) Pensiones. Se debe asegurar la solidez del régimen de Invalidez, Vejez y Muerte, de una población que está envejeciendo y donde las tasa de fecundidad ha venido en descenso.

G) Inversión Extranjera Directa. Es importante propiciar un ambiente cada vez más favorable para aumentar la atracción de Inversión Extranjera Directa (IED), en 2015 de $3.145 y en el 2016 fue de $3.180 millones de dólares, ya que es un generador de empleo y riqueza.

H) Modernización y Restructuración del Estado. Este aspecto es vital para buscar los mejores resultados en la complicada situación por la que atraviesa nuestro país. Se cuenta con unas 330 entidades públicas, en las que prevalecen los trámites lentos, engorrosos y una marcada duplicidad de funciones.

De acuerdo con el Doing Business del Banco Mundial, nuestro país se encuentra en la posición 54 de 189, en la tramitología y tiempo requerido para iniciar un negocio.

“Si logramos acuerdos, Costa Rica se podría convertir en un país moderno y desarrollado en pocos años.”

Administrador de Negocios