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Carlos Revilla M.
Mi relación con el Partido Liberación Nacional ha sido, desde que tengo memoria, algo así como “PLN: una historia de amor”. Si, reconozco que me enamoré de su ideología, de sus heroicas gestas durante la Revolución del 48, de sus líderes históricos y de tantas cosas buenas que liberación, ha hecho por nuestro país a lo largo de ya más de 60 años de historia.Los que me leen con regularidad saben que el PLN ha sido una constante para mi, me gusta hablar de su historia y algunas veces analizar los acontecimientos actuales que tienen que ver con el Partido. También es cierto, que he sido muy crítico los últimos tiempos, lo que creo debía hacer para estar en paz con mi conciencia, bien que mal el PLN está en crisis y era necesario hablar de ello.
En este panorama de crisis se llevó a cabo una Asamblea Plenaria el 7 de febrero pasado, para elegir las nuevas autoridades del PLN de cara al próximo cuatrienio. En esa oportunidad se renovaron todos los puestos del Comité Ejecutivo Superior y quedó para más adelante la renovación del Directorio Político Nacional.
Liberación está en un punto de inflexión, como dije hace un tiempo estamos en el horizonte de eventos, es decir en el punto de no retorno. Salimos de la crisis o nos vemos consumidos por el hueco negro de la historia. Por eso, la renovación de las autoridades es (recuerden que aún falta el DPN) muy importante.
Y en las propuestas para la presidencia había dos posiciones muy diferentes, una la que proponía mantener el status quo (la de Francisco Antonio Pacheco y el arismo) y la otra la de José María Figueres que proponía la reinvención y reverdecer del PLN. Es más, ya hace algún tiempo José María Figueres viene hablando de un Liberación 2.0 para hacer notar la necesidad de renovar al partido.
El escenario previo fue muy interesante, el arayismo y el arismo se unieron en contra de Figueres. El propio expresidente Arias hizo —casi— de jefe de campaña y llamó personalmente a la mayoría de los delegados para pedirles el voto por Pacheco, algo por cierto sin precedente en el partido para este tipo de elección; me refiero a que un expresidente asuma personalmente la campaña de otro candidato, que la verdad fue algo que no se vió bien para alguien que predicaba aquel famoso «sin padrinos y sin muletas» de su primera campaña presidencial, cuando dijo eso para hacer mofa de que no tenía el apoyo de las figuras históricas de don Pepe y Oduber y, en cambio, su contrincante en esa oportunidad Castillo, si.
El resultado de las votaciones no deja ninguna duda que se optó por la renovación, por el futuro del PLN. José María Figueres resultó electo presidente del PLN con una mayoría de más o menos 2 a 1 en las votaciones, que le da el margen necesario para maniobrar con libertad y poder llevar a buen puerto su propuesta.
Dado que Figueres ganó la presidencia, creo importante dar a conocer unos breves destacados de la propuesta que tiene para el Partido.
José María, como es su costumbre no se fue por las ramas y, más bien llegó como se dice, «con la botas puestas», esbozó en su discurso ante la Asamblea Plenaria un plan coherente de varios pasos y plazos para lo que él llama «ordenar la casa» y así reinventar y reverdecer al PLN.
Veamos algunos puntos:
- reforma integral del estatuto. El actual hay que mandarlo al cajón de la basura (cita literal, no lo dijo así en la Asamblea, pero ante otras instancias sí)
- no es necesario un nuevo Congreso Nacional, basta con actualizar el último que es el Daniel Oduber, para plantear un nuevo PLN hacia el 2025.
- en lo social y Derechos Humanos el PLN debe ser de izquierda radical (a veces ha dicho dura). Ha dado a entender en este tema que no hay quite, o somos o no somos…
Apenas he hecho un breve repaso por algunas de las ideas de José María, pero que esbozan la nueva actitud con que llega a dirigir el partido. Ya cuando asuma la presidencia, a partir del primero de marzo, empezaremos a ver algunas acciones en concreto.
Importante es también la frase de don Pepe «¿Estamos todos?» que la ha usado para indicar que su presidencia será para todos y que lo que quiere es sumar y no restar. En ese sentido su discurso ha sido inclusivo, a pesar de los ataques que tuvo del arayismo y el arismo. De hecho, su elección ya ha logrado que muchos liberacionistas que se habían ido del partido empiecen o piensen en regresar.
Hubo otras elecciones de puestos, pero casi que carece de importancia reseñarlo. Esta claro, por lo visto y escuchado que José María tiene liderazgo y su intención es ejercerlo.
Podría seguir, aunque no es la idea. Lo que quería rescatar es lo que tiene que ver con el título de mi columna «La última batalla del ejército verde». José María habló de lo bien que están las bases del partido (la gente de a pie), que en su recorrido del país estos últimos días visitando a la dirigencia y simpatizantes, ha notado que todavía queda esa alma liberacionista, pero que hay que modernizar y catapultarla hacia el futuro el partido.
Y dado el punto de no retorno en que está el partido, los miles y miles de simpatizantes y de resfriados que hemos sido ese gran ejército verde que tiene el PLN, tenemos que prepararnos para dar una última batalla para sacarlo adelante del pozo profundo en que lo han dejado y que vuelva a ilusionarnos y encantarnos. Pero no solo lo anterior, que también sea de nuevo un vehículo de movilización social al dar igualdad de oportunidades para todos.
Si hay algo que tiene José María Figueres es que nos devuelve la ilusión perdida, pero ¿será esto suficiente?