Memorias
Alfonso Campos
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En esas elecciones Daniel Ortega fue electo Jefe de Estado para un período de cinco años, con posibilidad de ser reelecto de forma indefinida, conjuntamente con la vicepresidenta Rosario Murillo, su esposa.
Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea han impuesto sanciones al régimen de Ortega para liberar a los presos políticos y obligarlo a establecer condiciones para elecciones libres y transparentes. En este mismo sentido, y como parte de una condena generalizada que ha aislado al régimen de Ortega, se pronunciaron 26 países de la Organización de Estados Americanos (OEA), en una resolución contra Nicaragua solo dos países votaron en contra —San Vicente y las Granadinas y Bolivia— y se abstuvieron Honduras, México, Argentina, Belice y Dominica.
Fuera de la organización americana, el régimen nicaragüense solo ha encontrado el apoyo incondicional de Cuba, Venezuela y Rusia. Este último país ha vuelto a tomar un protagonismo en la región que no tenía desde la década de los ochenta, en los finales de Guerra Fría.
Estos hechos recientes han marcado la pauta del acercamiento nicaragüense con Rusia y han encendido las alarmas en Estados Unidos.
Delegación nicaragüense en Rusia
El canciller nicaragüense Denis Moncada Colindres realizó una visita oficial a Rusia acompañado por dos hijos del presidente Daniel Ortega, Rafael y Laureano Ortega Murillo, e Iván Acosta, ministro de Hacienda de Nicaragua. La gira contempló conversaciones con el Ministro de Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia, Sergey Lavrov.
Visita de Abjasia
El mismo día que la delegación nicaragüense llegaba a Moscú, arribaba a Managua una delegación de Abjasia encabezada por Kove Daur, su ministro de Relaciones Exteriores. Nicaragua es uno de los únicos seis países del mundo que reconocen la independencia de Abjasia y Osetia del Sur, dos pequeños estados que se desprendieron de Georgia en 2008 con el apoyo militar de Rusia. El canciller abjasio fue el principal invitado a la celebración del 42 aniversario de la revolución sandinista
Delegación de Crimea ocupada
Crimea es otro territorio anexado por Rusia y que gobierna sin el reconocimiento de Ucrania ni de Naciones Unidas. Una delegación de Crimea encabezada por Georgiy Muradov, vicepresidente del Consejo de Ministros, fue recibida por Laureano Ortega, hijo de Daniel Ortega y Rosario Murillo y asesor presidencial para las inversiones, el comercio y la cooperación Internacional.
Cooperación militar entre Nicaragua y Rusia
Esta “cooperación” se refiere al acuerdo que simplifica el atraque de buques de guerra rusos en Nicaragua, anunciado por el propio ministro de Defensa Serguéi Shoigú durante su visita al país centroamericano en febrero de 2015.
Y también se refiere al convenio que dio lugar a la donación de 50 tanques rusos modelo T-72B1 al gobierno sandinista, que provocó una reacción negativa de los vecinos de la región.
Además, el Centro de Investigación y Análisis Estratégico, dice que al año entran y salen de Nicaragua entre 450 y 500 militares rusos.
Estados Unidos ya ha mostrado su preocupación ante esta presencia militar.
«Rusia mantiene una actitud inquietante en Nicaragua (…) y podrían afectar a la estabilidad de la región», expresó el jefe del Comando Sur de ese país, el almirante Kurt Tidd, ante el Comité de Servicios Armados del Senado de EE.UU. en agosto 2016.
¿Para qué los tanques de guerra si Nicaragua no está en guerra?
La pregunta seguro se la hizo más de alguno de los visitantes al malecón de Managua, donde una «exposición estática de técnica militar» celebró el 37 aniversario de la fundación de las fuerzas armadas del país.
La joya de la muestra, inaugurada en la Plaza de la Fe, es un tanque ruso modelo T-72B1.
Y su presencia allí confirma, al menos parcialmente, meses de especulaciones que siguieron a una escueta noticia publicada por el portal ruso Sputnik News.
La nota, que citaba a RIA Novosti -la agencia estatal de noticias de Rusia- se titulaba «Listo para enviar a Nicaragua el primer lote de tanques rusos T-72B1».
En ella se recogían declaraciones de un portavoz del Centro de Análisis del Comercio Mundial de Armas (CACMA), con sede en Moscú, que confirmaba el hecho.
Donación
El jefe del ejército nicaragüense, el general Julio Avilés, con motivo de la inauguración de la exposición, expresó:
«Los tanques son una donación de Moscú al gobierno de Daniel Ortega. No se han comprado», asegura el militar.
Con ello negaba otra información que circulaba en los medios, pero sobre la que Managua no se había pronunciado: que Nicaragua compró los tanques por un total de US$80 millones.
La cifra generó debates en el país, el segundo con el mayor índice de pobreza multidimensional del subcontinente, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), organismo dependiente de Naciones Unidas.
El tanque T 72
El T-72 es uno de los carros de combate en servicio más producidos en el mundo, después del T-34.
En la actualidad hay 40.000 unidades activas repartidas por lo largo y ancho de la geografía mundial y con un sinfín de modificaciones y adaptaciones.
Y el modelo que llegó a Nicaragua, el T-72B, data de 1985.
Su versión T-72B1 cuenta con blindaje NDZ, incorpora ladrillos de blindaje reactivo ERA Kontakt-1 en el frontal y los laterales del casco, así como en el frontal superior de la torreta, según páginas especializadas.
El tanque posee también un sistema de control de misiles y visión nocturna, además de un iluminador infrarrojo para el tirador a un lado del cañón.
En el caso de Nicaragua el modelo viene a sustituir a los T-55 y T-54, de fabricación soviética, que cumplieron ya su período de vida útil.
De hecho, los T-72B1 son parte de la largamente anunciada renovación de los equipos del ejército nicaragüense, que en la década de 1980 alcanzó el nivel más alto de militarización en Centroamérica y, en términos relativos, de América Latina.
En 1995, junto con sus vecinos, Nicaragua suscribió el Tratado Marco de Seguridad Democrática en Centroamérica, que norma diferentes aspectos de la seguridad en la región, entre ellos el «balance razonable de fuerzas militares y policiales», pero, aun así, desde su regreso al poder en 2007, en decenas de actos oficiales Ortega ha ofrecido dotar de nuevos medios al ejército, la fuerza aérea y la fuerza naval nicaragüense.
El presidente Daniel Ortega llevaba tiempo prometiendo una renovación de los equipos de las fuerzas armadas.
Ya en el discurso del 13 de agosto de 2014, durante la celebración del 34 aniversario de la fundación de la fuerza naval, Ortega aseguró que estaba «trabajando seriamente con la Federación Rusa en el tema de la fuerza aérea y la fuerza naval».
«Tenemos que seguir fortaleciendo al ejército, y fortalecerlo en tanto es una fuerza fundamental para resguardar la soberanía del país, para fortalecer la paz, la seguridad y la estabilidad del país», dijo entonces.
«Y (debemos) contribuir también a fortalecer la paz, la estabilidad en la región centroamericana, en coordinación con todos los hermanos y hermanas centroamericanos. Librar batallas conjuntas contra el narcotráfico, contra el crimen organizado», añadió.
La supuesta lucha contra el narcotráfico
«Lo que algunos sugieren en Nicaragua, que los tanques podrían ser utilizados en operaciones antinarcóticos, no tiene ningún sentido», dice el doctor Evan Ellis, profesor de Estudios Latinoamericanos en el Instituto de Estudios Estratégicos de la Universidad del Ejército y la Guerra de Estados Unidos.
Según él, para las operaciones contra el narcotráfico, así como para controlar la soberanía de su territorio costero hace falta otro tipo de equipo.
«Lo de los tanques es una adquisición irracional en ese sentido», dice el experto.
Por eso, dice que le preocupa otra de las informaciones publicadas por los medios rusos y que citan a un portavoz del Centro de Análisis del Comercio Mundial de Armas (CACMA).
Según este centro, más allá de los 50 tanques, en 2013 Nicaragua habría encargado a Rusia cuatro lanchas patrulleras 14310 Mirazh.
Existe también un contrato para suministrar dos lanchas lanza cohetes 1241.8 Molnia y aviones de combate Yak-130.
El CACMA no especifica el coste de estas adquisiciones, pero según webs especializadas cada lancha costaría US$45 millones y cada avión de combate US$16 millones.
E incluso si fueran para combatir el narcotráfico en la región, los países vecinos tampoco verían con buenos ojos las nuevas adquisiciones de Nicaragua.
«Cualquier recurso que se gaste, especialmente en armas, en momentos en los que éstas no son necesarias […], constituye, más que una preocupación o una amenaza, un sentimiento de tristeza», dijo a los medios Luis Guillermo Solís, expresidente de Costa Rica, un país sin ejército.
Pero si los tanques no se destinarán a operaciones contra el tráfico de drogas, ¿cuál sería su utilidad?
Según Carlos Zamora, analista político de la Universidad de Costa Rica, con ellos el gobierno podría estar reforzando su capacidad de respuesta ante las regulares protestas internas.
Y en declaraciones a The Tico times, Zamora también mencionó su posible uso contra los «rearmados».
Ese es el nombre de supuestos grupos opuestos a Ortega que habría tomado las armas en el norte del país y que incluirían antiguos miembros de la Contra, el movimiento que combatió al sandinismo en la década de 1980.
Y el gobierno de Nicaragua niega la existencia de grupos armados con fines políticos, asegurando que se trata de simples bandas delincuenciales dedicadas al narcotráfico.
Al doctor Ellis, sin embargo, el uso de los tanques rusos en asuntos de política interna no le parece improbable.
«El trato (entre Nicaragua y Rusia) es un misterio, dada (…) la ausencia de amenaza militar por parte de sus vecinos», dice el doctor Ellis.
«El único escenario posible es un uso interno, como una demostración de fuerza para disuadir cualquier desborde social que pudiera darse frente a la concentración de poder de Ortega».
¿Qué gana Rusia con el acuerdo?
Poner un pie en Centroamérica, el “patio trasero de EE.UU”., Aunque eso es algo a lo que le restan importancia.
«Lo más importante en este tema es el simbolismo del compromiso del régimen de Daniel Ortega con el militarismo anacrónico que recuerda a la Guerra Fría», dice Ellis.
Amenaza incipiente
De hecho, los expertos consultados coinciden en que, desde Nicaragua, Moscú tendría la intención de extender su influencia a otras naciones centroamericanas.
Eso, para Juan González, un colombiano que trabajó en el Departamento de Estado de EE.UU. durante la administración del presidente Barack Obama supone una «amenaza incipiente».
Managua, 09 jun año 2022
La televisión estatal rusa aseguró que el régimen de Daniel Ortega invitó a las fuerzas del Kremlin a ingresar en el país centroamericano “con fines humanitarios”.
«La guinda más desagradable del pastel democrático para Estados Unidos fue el sensacional anuncio de Daniel Ortega, presidente de Nicaragua. Permitió la entrada de tropas, barcos y aviones rusos en Nicaragua. Por supuesto, sólo con fines humanitarios, las tropas rusas pueden entrar en Nicaragua en la segunda parte de 2022», dijo la presentadora de la televisión estatal Olga Skabeeva.
«Si los sistemas de misiles estadounidenses casi pueden llegar a Moscú desde el territorio ucraniano, es hora de que Rusia despliegue algo poderoso más cerca de las ciudades estadounidenses», añadió la periodista.
El régimen de Ortega señaló que el intercambio entre las fuerzas militares será de «beneficio mutuo en caso de situaciones de emergencia» entre las naciones.
De acuerdo con la prensa nicaragüense, el ingreso de las fuerzas rusas fue previamente planificado y coordinado con el Ejército de Nicaragua.
Kerri Hannan, funcionaria del Departamento de Estado norteamericano, advirtió que Rusia amenaza con exportar a América Latina el conflicto en Ucrania, a través de la cooperación militar con Venezuela, Nicaragua y Cuba.
«El compromiso con la democracia del Hemisferio nunca ha parecido tan urgente, mientras Rusia pisotea la democracia de Ucrania y amenaza con exportar la crisis ucraniana a las Américas, ampliando su cooperación militar con Cuba, Nicaragua y Venezuela», indicó Hannan en una audiencia del Comité de Asuntos Exteriores del Senado estadounidense.
La noticia causó sobresalto de inmediato en Costa Rica, que desde 1948 no dispone de un Ejército propio.
«Obviamente, Costa Rica, siendo el país pacífico que es, que tomó la decisión histórica de no tener Ejército, fuerza aérea armada, marina, etcétera, ve con preocupación que vecinos empiecen a construir una fuerza militar al otro lado de la frontera», declaró el presidente Rodrigo Chaves al ser consultado al respecto, en el evento “La Cumbre de las Américas”.
Reacción estadounidense
También en Estados Unidos el asunto tuvo impacto. El subsecretario del Departamento de Estado para asuntos hemisféricos, Brian Nichols, criticó el jueves duramente la decisión nicaragüense: «Nicaragua invitó a fuerzas rusas para hacer ejercicios, aunque sean humanitarios, en un momento en que ese país está invadiendo a un vecino y cometiendo violaciones a los derechos humanos en Ucrania. Nos parece una provocación por parte del régimen nicaragüense y peligroso para nuestro hemisferio».
Nichols insinuó que podría haber una reacción de parte de Washington. «Hemos exigido la liberación de los presos políticos, el respeto de las normas democráticas y que se abstengan de provocar a sus vecinos. Sin embargo, ellos no respetan eso. Obviamente, tenemos que usar las palancas y herramientas en nuestro poder para expresar nuestro desacuerdo con sus acciones», indicó en la entrevista, realizada en el marco de la Cumbre de las Américas, en Los Angeles.
¿Un peligro real?
Stephen Blank, del Instituto de Investigaciones de Política Exterior, con sede en Filadelfia, temen que Rusia pudiera verse tentada a ampliar su presencia militar en Nicaragua, precisamente debido a la guerra de Ucrania.
El permiso transitorio para que barcos de guerra rusos atraquen en puertos nicaragüenses podría derivar fácilmente en la creación de una base naval permanente. Eso ocurrió ya en Siria, Sudán y Birmania (Myanmar), escribió Blank en un artículo para el portal The Hill. Según este especialista en Europa del este, el Gobierno de Washington debe reaccionar.
Carolina Jiménez, presidenta del Think Tank Oficina en Washington para América Latina (WOLA), considera que «el decreto de Ortega es una provocación innecesaria. Se trata de una autorización periódicamente renovada con ritmo anual, pero ahora aparece en un nuevo contexto: el del Gobierno no legitimado de Ortega y la guerra de Ucrania».
En su opinión, las preocupaciones de Costa Rica y otros países del área están plenamente justificadas. Pero considera que, en semejantes situaciones, los países no deben dirigir siempre la mirada hacia Washington, sino actuar por sí mismos, incluyendo a México.
«América Latina debe activar sus propios canales diplomáticos», dijo la presidenta de WOLA: «No hay que olvidar que la crisis política de Nicaragua también tiene efectos en México, donde llegan cada vez más nicaragüenses que dejan su país, sacudido por las violaciones de derechos humanos».
Fuentes consultadas: La Prensa, BBC, CNN, DW
– Alfonso Campos es el creador del sitio en la Web de memorias.cr un espacio dedicado al análisis de la Historia