Monólogos con Pelé *
Lina Barrantes Castegnaro
Una de las liturgias republicanas francesas más hermosas, es trasladar los restos de alguien al Pantheon. Con ese acto, el Presidente, utilizando un derecho que le confiere la nación, decide a quien honrará el país eternamente. El frontispicio del Pantheon reza: “A los grandes hombres, la Patria agradecida”.Reposan ahí los restos de filósofos, políticos, científicos. Está el arquitecto Soufflot, que fue el que diseñó allá por los 1740 diseñó el edificio que se encuentra en la cima de la Colina Sainte Genevieve, en medio del Barrio Latino. También esta Voltaire, Rousseau, Victor Hugo, Emile Zola, Dumas, René Cassin, y Marie Curie, entre otras personalidades. Hasta el pasado fin de semana, había solo cuatro mujeres.
El Presidente Macron, invitó a entrar a la 5ta mujer: Simone Veil. Veil es mi personaje internacional favorito. Al conversar sobre ella con amigos y familiares, me di cuenta de que a mi alrededor es muy poco conocida, es por eso que decidí escribir estas líneas sobre ella. Una humilde manera de honrarla.
Simone Veil fue una luchadora por los derechos humanos. Abogada, Ministra de Salud, Europeista, superviviente de Aushwitz, primera mujer en presidir el parlamento europeo.
Los miembros de la Academia Francesa, son llamados en Francia “Los Inmortales” y el día en que son admitidos en la Academia, reciben una espada. Madame Veil, fue miembro de la Academia, su espada, ella pidió se grabarán dos cosas: el número del tatuaje con el que fue marcada en el brazo, en el campo de concentración, y el emblema de Europa.
Madame Veil, nació en una familia burguesa y militó en la derecha francesa. Reivindicó su judaísmo, decía ella, en honor a sus padres y su hermano, muertos en el campo de concentración.
Duramente criticada por los grupos feministas de entonces, su argumento para impulsar la ley de la “interrupción voluntaria del embarazo” no fue que las mujeres tenemos derecho a disponer de nuestro cuerpo, para ella, el aborto debía legalizarse para salvar la vida de las muchas mujeres que se practicaban abortos clandestinos en condiciones lamentables. Ella misma decía: yo no podría hacerme uno, por mis convicciones religiosas. Un debate que hace casi 50 años, partió a Francia en dos. Finalmente, la Ley Veil, fue aprobada por 284 votos contra 189. Lo trascendente no era la discusión ideológica sobre el aborto, lo importante era su legalización.
Fue una precursora en sus ideas, consideraba que la cultura engrandece al ser humano. Combatió contra los prejuicios, abrazó causas que todos creían perdidas, desde el dialogo entre israelíes y palestinos, hasta la defensa de los migrantes. Creía en Europa, por razones prácticas, no ideológicas. Nunca dejo de defender los ideales franceses, a pesar de haber sido deportada por una Francia cómplice de los nazis.
Veil fue una mujer de derecha que impulsó y consiguió hacer mas justicia para los necesitados que muchos hombres dichos de izquierda. Fue una judía que impulsó la tolerancia. Fue una no feminista que hizo más por los derechos de las mujeres que muchas feministas. Fue una burguesa que renunció a la comodidad de su estatus para dedicar su vida a luchar por los vulnerables.
Fue una mujer que demostró que su cuna, no definía su actuar en la vida.
Hace unos días cuando contaba todo esto a gente cercana, descubrí que esta política francesa a quien tanto admiro, tiene mucho en común con un hombre costarricense a quien también admiro mucho: un burgués que abandono su confort, que abrazó causas perdidas (y lo sigue haciendo) que no cedió nunca en sus principios, que luchó contra los prejuicios. Que ha logrado hacer más por los grupos vulnerables, que aquellos que se proclaman de izquierda incluso en su mismo partido político. Un hombre que ha sido un precursor.
Por eso me gustan tanto Simone Veil y Oscar Arias, para ambos, mi respeto y admiración.
Pele fue mi perro, un beagle. Durante 10 años, escuchó pacientemente las reflexiones que de vez en cuando decidí poner en blanco y negro. Por su complicidad, decidí poner este nombre a la columna.
Un artículo muy honesto y sentido
Igualita a doña Lupe Mora Porras, su tatabuela