La Plaza de la Democracia y Abolición del Ejército

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Carlos Revilla Maroto

Carlos Revilla

Algunos acontecimientos históricos, pareciera que no están relacionados, y entonces por alguna circunstancia, que inicialmente pareciera fortuita, terminan cruzándose y dándonos un grupo de efemérides de incalculable valor, que ya por si solas lo tenían, pero que en conjunto las realza aún más. Me refiero a las celebraciones del Día de la Democracia, la Abolición del Ejercito y la inauguración de la Plaza de la Democracia, hoy flamantemente llamada, con todo merecimiento, “Plaza de la Democracia y la Abolición del Ejército”.

He escrito sobre otros parques y plazas, casi siempre de los «viejos», que son los que tienen algo que decirnos con sus bustos, estatuas, y placas, además de su propia historia. En el caso de la Plaza de la Democracia (por brevedad la voy a seguir llamando así) sucedió algo muy especial; es relativamente nueva, su inauguración fue en 1989, hace solo 27 años, y no está llena de placas o monumentos. Es más solo tiene un monumento y dos placas, que ni siquiera deberían contar, por ser propias de la plaza. Es decir, la plaza está prácticamente “limpia”. Incluso en sus inicios había un monumento al trabajador, que se quitó y ahora está en el parque central. A pesar de esto, el simbolismo de las efemérides que conmemora la plaza, como ya dije es enorme.

La Plaza de la Democracia es uno de esos casos curiosos. Está localizada en el costado oeste del Museo Nacional, antiguo Cuartel Bellavista y por mucho tiempo siempre fue una manzana llena de casas viejas. Dado que donde se encuentra el Museo Nacional, no fue construido para ese fin, nunca se había pensado en un parque o plaza, que muchos de los museos importantes alrededor del mundo si tienen.

Fue en la primera administración de Oscar Arias (1986-1990), que se pensó en construir una plaza para el museo, y la única forma era expropiando la manzana completa al oeste, que se decidió fuera esta, porque ahí es donde está la entrada principal, que hasta ese momento no se había podido habilitar y siempre se había ingresado por la parte de atrás (costado este), aunque esta función es muy nueva ya que la unión entre la entrada del museo con la Plaza se hizo apenas en el 2010. Esto gracias a la remodelación del 2008 donde le fueron agregadas rampas para acceso de personas con discapacidad, barandas, mejor iluminación y zonas verdes. La plaza fue reinaugurada el 20 de enero de 2009. Esta obra de remodelación fue iniciada y ejecutada por la Municipalidad de San José y el Ministerio de Cultura y Juventud por medio del Museo Nacional, quien legalmente la administra. Antes de la construcción de la plaza, el costado oeste del museo estaba casi en abandono, y ahora con la plaza luce esplendoroso.

Fue inaugurada el 28 de octubre de 1989 en el marco de la reunión de Jefes de Estado de las Américas y el Caribe, congregados en San José para rendir homenaje al centenario de la democracia costarricense. En esa oportunidad estuvieron presentes: Carlos Saul Menem, presidente de Argentina; George Price, primer ministro de Belice; José Sarney, presidente de Brasil; Martin Brian Mulroney, primer ministro de Canadá; Virgilio Barco, presidente de Colombia; Oscar Arias Sánchez, presidente de Costa Rica; Rodrigo Borja, presidente de Ecuador; Alfredo Cristiani, presidente de El Salvador; George Bush, presidente de EE.UU.; Desmond Hoyte, presidente de Guyana; José Azcona Hoyo, presidente de Honduras; Michael Manley, primer ministro de Jamaica; Daniel Ortega, presidente de Nicaragua; A. Raymond Robinson, primer ministro de Trinidad y Tobago; Julio María Sanguinetti, presidente de Uruguay; y Carlos Andrés Pérez, presidente de Venezuela.

Hacía solo un par de años que a don Oscar Arias le habían entregado el Premio Nobel de La Paz, y su popularidad estaba al tope, tanto en el país como en el exterior, de ahí su gran poder de convocatoria, que permitió la presencia de tantos dignatarios extranjeros. En la ceremonia de inauguración, don Oscar pronunció un discurso, del cual me permito transcribirles los párrafos finales:

Esta plaza pertenece a la historia de la democracia americana. El pueblo de Costa Rica la ofrece hoy con orgullo a los presidentes que nos visitan, a la libertad por la que ellos luchan y a la paz que anhelan.

Recibir en este lugar a los hermanos de América es recibirlos en el corazón de Costa Rica. Es recibirlos con los brazos abiertos de una democracia centenaria.

En esta plaza que hoy abrimos cantarán los niños y recitarán los poetas. Expondrán los pintores y jugarán los estudiantes, descansarán los pensionados y se besarán los novios. Nunca se escuchará aquí el eco de las botas de un soldado.

Escuchemos la algarabía de la libertad, escuchemos al pueblo libre en las calles y campos. A la libertad de cien años de democracia digámosles, desde aquí, a los jóvenes de América que no solo soñamos con que todos los hombres serán libres, sino que juramos cumplir ese compromiso sagrado en San José.

Oscar Arias Sánchez
28 de octubre de 1989”

La conmemoración no es fortuita, y hace referencia a los acontecimientos del 7 de noviembre de 1889. Si quieren un detalle de los hechos de ese día, pueden leer “Día de la democracia costarricense” y “El 7 de noviembre de 1889 Día de la Democracia costarricense”. Ambos los publiqué en mi sitio web de historia de Costa Rica.

El 28 de abril de 1998, se inauguró un conjunto escultórico en la plaza, compuesto por 4 esculturas en bronce, una niña que representa la cultura, un niño que simboliza la educación, un mazo como alegoría de la abolición del ejército, y la imagen del hombre que impulsó grandes reformas. Juntas son el monumento en honor a José Figueres Ferrer (don Pepe), cuya autora es Marisel Jiménez Rittner; hecho con la técnica de fundición en bronce, en Codina Hermanos. S. L. (Madrid, España).

Posteriormente fue retirado a inicios del 2007 debido a las obras de remodelación de la Plaza, durante la segunda administración del presidente Oscar Arias. Ese mismo año se colocó en los jardines del Museo Nacional de manera temporal. A principios del 2009 también se retiró, debido a las obras de remodelación del museo y la construcción del mariposario y la entrada actual, y fue guardado en una bodega.

El conjunto escultórico sufrió un proceso de restauración a cargo de Ana Eduarte y Alfredo Duncan del Museo Nacional de Costa Rica, con la asesoría de la autora y un grupo de voluntarios.

La figura del ex mandatario, es una pieza que alcanza los 3 m de altura, la niña con un instrumento musical es 1,82 m de alto y el niño sentado de 82 cm de alto acompañado de unos libros.

El diseño de la estructura en donde está colocada la obra estuvo a cargo del arquitecto Ronald Quesada del Museo Nacional de Costa Rica. El área total de construcción es de 135 metros cuadrados y el conjunto se instaló sobre una base de tres pedestales de concreto armado con un área aproximada de 95 metros cuadrados, pretensados y armados en sitio, con una altura de 110 cm rodeados de un jardín.

Además la obra estaba acompañada por un mazo que fue robado durante su exhibición inicial en la plaza. En enero del 2015 la escultora elaboró uno nuevo, pero éste no será colocado en el conjunto, sino que formará parte de la Sala de Historia de Costa Rica que se inaugurará en el 2017.

El 1ero de diciembre del 2016, se conmemoró el 68 aniversario de la Abolición del Ejército, y se agregó el monumento, ya restaurado, del ex presidente Figueres y mediante un decreto, el sitio pasó a llamarse oficialmente “Plaza de la Democracia y de la Abolición del Ejército”.

En el decreto de cambio de nombre, se consigna que la decisión de abolir el ejército como institución permanente, tomada el 1ero de diciembre de 1948 por el Gobierno encabezado por el entonces Jefe de Estado José Figueres Ferrer, determinó el rumbo del país en la segunda mitad del siglo XX, que “sentó las bases de nuestro desarrollo como sociedad basada en el respeto, la tolerancia y el progreso humano”.

Esa decisión histórica derivó en que la condición de sociedad desarmada y civilista es parte inseparable del modelo costarricense de democracia. De ahí la conveniencia de que ambos conceptos, democracia y abolición del ejército, se enlazaran en un mismo elemento.

Si quieren más detalles sobre lo que ocurrió en esa fecha, pueden visitar esta página.

La estatua de don Pepe, tiene una placa con el último párrafo del discurso que pronunció el 28 de abril de 1948, durante el Desfile de La Victoria, el cual por su importancia transcribo a continuación, y que pueden leer completo aquí.

Todos sabemos que las estrellas no se alcanzan con la mano, pero todos debemos convenir en que los hombres y las naciones, necesitan saber con exactitud a cuál estrella llevan enganchado su carro, para poder discernir en las encrucijadas del camino cuáles sendas conducen adelante, cuáles son simples desviaciones y cuáles los arrastran hacia atrás (…) El nombre de la estrella que nos guíe, debe ser, costarricenses, el bienestar del mayor número.

José Figueres Ferrer”

Este párrafo incluye la frase que sería la inspiración de los gobiernos de la Segunda República “…el bienestar del mayor número”.

Una excelente decisión cambiarle el nombre a la plaza, don Pepe ya no estará en precario, en una plaza que no le pertenecía. Ahora también es parte suya, por no decir completa, porque se conmemora el hito de la Abolición del Ejército, obra cimera de don Pepe, y la democracia, la cual es parte consustancial de su pensamiento y acción.

Con el traslado del mercado de artesanía, que estaba en precario en el costado oeste de la plaza, en lo que es la calle 13 Bis, esta ahora se integró a la plaza agrandándola. Además con la inauguración en el costado norte del nuevo edificio de la Asamblea Legislativa, cuya entrada ahorra está en ese lugar, ese espacio se integró también al entorno de la plaza (las imágenes se pueden ver en la galería).

Para finalizar, en el acto donde se le cambio el nombre a la plaza y se reinauguró el monumento de don Pepe, el 1ero de diciembre de 1916, el presidente de la República, Luis Guillermo Solís, leyó una carta que le envió don Luis Alberto Monge, disculpándose por no poder asistir al acto. Por su importancia, y por ser prácticamente una carta póstuma (había muerto unos días antes) vale la pena leerla, pueden hacerlo aquí.

 
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Actualizada: 12-07-2022

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