La Patrulla de Bares: Bocas típicas (La Casa del Campo)

Especial para Cambio Político

Misión: La Casa del Campo Dónde: Llano Grande, Cartago (ver mapa)

Dentro de las nuevas tendencias en bares, han florecido los que se conocen como bares y restaurantes: concepto un poco alejado de nuestra típica cantina. Pero como con el karaoke y los vídeo-bares, es poco lo que se puede hacer, el cliente es el que manda, y lo que busca la gente ahora es un poco de diversión y también ir a un lugar donde pasarla tranquilo.

Hace un tiempo supimos de uno de esos bar-restaurantes de moda, llamado La Casa del Campo, ubicado en una zona rural de Llano Grande de Cartago, lugar que resulta que ni es llano ni es grande. Pero, está rodeado de montañas y vegetación, con vista al valle del Guarco. Para esas tardes soleados, el lugar tiene un patio al aire libre, así como un corredor con mesas y sillas de madera, que tiene un paisaje espectacular.

La dirección es muy sencilla, 600 metros suroeste de la iglesia central de Llano Grande de Cartago, Calle la Angelina; como ven no hay como perderse, pero por si acaso aquí pueden consultar el Waze. En nuestro caso nos fuimos desde San José por Rancho Redondo, y uno llega directamente a Llano Grande, en un trayecto muy pintoresco y bucólico.

La Casa del Campo es popular entre los lugareños y los turistas, y es es una excelente opción para quienes buscan una experiencia tradicional. Los fines de semana se llena mucho, pero hay un buen parqueo, y el lugar es grande. Así que tengan presente lo anterior, si deciden visitar el lugar.

La oferta gastronómica es amplia, con una gran variedad de platos y bocas típicas. Como los patrulleros llegamos algo hambrientos, optamos por unos platos fuertes, eso si, mientras los preparaban, pedimos algunas bocas de entrada. Empezamos con una orden yucas, seis pedazos pequeños de yuca frita, muy buena, pero escaza, acompañada de mayonesa, aunque en muy poca cantidad. Una patrullera pidió unos gallitos de lomo, muy buenos, son dos gallos con buena tortilla palmeada y un par de trozos de yuca frita como acompañamiento. Trilogía de patacones (que en realidad son cuatro), con guacamole, pico de gallo, carne mechada y frijoles con queso rayado; de rechupete, con los patacones no tan gruesos y bien tostados. Ahora sí, los platos fuertes. Casado típico que incluye arroz, frijoles, carne mechada, ensalada, tortillas palmeadas, y picadillo; estaba super bueno, y no tan exagerado como otros. Un arroz con cerdo, acompañado de papas a la francesa y ensalada, no duró mucho con eso les digo todo; perfectamente puede pasar como un boca grande. Y por supuesto, no podía faltar la hamburguesa de la casa, realmente pequeña (está en el menú de bocas), con una salsa de apio para las papas, que no son las normales a la francesa, sino de tipo gruesas; nos llamo la atención la presentación del plato con el cuchillo clavado; se puede pedir de res o pollo, pero para este patrullero, la única hamburguesa es la de res, la de pollo es una abominación, y no debería ni existir; un plato no tan típico, pero bueno… para darnos el gustico.

La sección de bebidas es muy amplia, y hay para todos los gustos y bolsillos. Desde los licores y cócteles más finos, hasta, por supuesto el guaro, que no podía faltar, por aquello de ser típico. En cervezas también hay de todo, desde las nacionales hasta las importadas; en nuestro caso optamos por lo que ya nos es tradicional, una cerveza clara, en esta oportunidad una Coors Light, que siempre nos ha caído muy bien.

La atención en La Casa del Campo es amable y eficiente, y el personal está siempre dispuesto a ayudar a elegir los platos correctos. El lugar es perfecto para disfrutar de la comida típica, aunque hay que decir que los precios son un poco altos, pero al final de cuentas lo vale.

La Casa del Campo tiene página en Facebook y en Instagram.

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