Crónicas interculturales
Por Remy Leroux Monet
Estoy seguro de que habrán observado como yo cambios en el comportamiento de algunos choferes de bus, en particular en la Gran Área Metropolitana GAM, y en la manera de conducir que están experimentando desde que inició la presente pandemia.Para empezar, como hay menos tránsito vehicular y menos pasajeros que recoger, tienen menos paradas que marcar. Entonces aumentan la velocidad de su unidad, liberándose al fin de las limitaciones naturales que impone el estado en general desastroso tanto de su vehículo como de la calzada. Hemos notado hasta tal punto que en las primeras horas del servicio – digamos de 5 am a 6 am – se tornan en daltónicos ignorando el color rojo de los semáforos. Todo se pone a vibrar con estruendo a bordo. Uno se siente de repente como transportado en la cabina de un helicóptero en fase de despegue. No nos queda más que rezar a nuestros santos preferidos.
Supongo que varios se muestran felices de olvidar sus raíces campesinas, cuando transportaba ganado para ascender a compañeros de Fangio o Schumacher.
De repente olvidan que tienen a su disposición una caja de cambios de velocidades para negociar cada curva del recorrido. Hay que ver su cara mezclando malicia y gozo cuando abordan la sinuosidad de la carretera en velocidad 3 o 4 o tal vez más. Hasta he visto pasajeros caerse en el pasillo del bus sin que se inmute el conductor.
Lo que me parece que no ha cambiado del todo con la pandemia es el estado prehistórico de muchos lectores de cédulas que en la mayoría de los casos no tienen la capacidad técnica de leer los doce dígitos de mi DIMEX. A los dueños, no les cambió la pandemia su nivel de inversión…
– Remy Leroux Monet, ciudadano francés, visitó por primera vez Costa Rica en 1978, y desde entonces no se ha separado nunca de nuestro país. En 1993 migró definitivamente. Siendo un atento observador de su entorno, tiene por afición resaltar diferencias entre sus dos países, el de nacimiento y el de adopción.