Enero 31, 2024
Por Jomo Kwame Sundaram
KUALA LUMPUR – Las tendencias económicas contractivas desde 2008 y los conflictos geopolíticos que socavan la cooperación internacional han empeorado las condiciones mundiales, especialmente en los países más pobres, principalmente en África, dejando a sus pobres en peor situación aún.
Las condiciones y perspectivas son tan malas que dos conocidos animadores de la globalización han hecho un llamamiento a las naciones ricas para que tomen medidas urgentes. Han advertido de las nefastas consecuencias de la inacción la ex directora gerente adjunta del Fondo Monetario Internacional (FMI) y ex vicepresidenta del Banco Mundial, y Martin Wolf, influyente columnista del Financial Times.
Profundización del estancamiento
Tras el tibio crecimiento posterior a la crisis financiera mundial de 2008, Covid-19 perturbó las cadenas de suministro en todo el mundo. Después, la recuperación posterior a la pandemia de covid se vio perturbada por las guerras en Ucrania y luego en Gaza.
Los precios de los alimentos y la energía se dispararon brevemente, en gran parte debido a la manipulación del mercado por parte de inversores oportunistas. Invocando la subida de precios como pretexto, la Reserva Federal estadounidense y el Banco Central Europeo elevaron las tasas de interés, profundizando con ello el estancamiento económico en todo el mundo.
Los países que se habían endeudado fuertemente durante la década anterior, signada por políticas monetarias no tradicionales, especialmente la flexibilización cuantitativa , que ofrecía créditos fáciles, tienen que hacer frente ahora a cargas de la deuda cada vez más insoportables, sobre todo en el Sur global.
Los modestos avances previos en la reducción de la pobreza, ahora denominada pobreza extrema e inseguridad alimentaria, se han enlentecido bruscamente, si no han empeorado. Para muchos de los más pobres del mundo, el progreso no solo se ha detenido, sino que incluso se ha revertido.
El Banco Mundial define actualmente a los pobres como aquellos con ingresos diarios por persona inferiores a 2,15 dólares a precios de 2017. Se calcula que los pobres pasaron de 1870 millones (31 % de la población mundial) en 1998 a 690 millones (9 %) en 2023.
El ritmo de reducción de la pobreza ha caído bruscamente: se prevé que la pobreza mundial se reduzca en poco más de tres puntos porcentuales durante el decenio 2013-2023, mucho menos que los 14 puntos porcentuales de la década anterior a 2013.
Los más pobres, principalmente en los países pobres
El ritmo de reducción de la pobreza se ha ralentizado sobre todo en los países más pobres del mundo. Wolf define a estos países como aquellos considerados elegibles para recibir créditos en condiciones favorables del brazo de préstamos blandos del Grupo del Banco Mundial, la Asociación Internacional de Fomento (AIF).
En la actualidad se considera que setenta y cinco países reúnen las condiciones para recibir recursos de la AIF, 39 de ellos africanos. Algunos, como Bangladesh, Nigeria y Pakistán, también pueden obtener préstamos en condiciones más favorables de los mercados financieros y del Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento del Grupo.
En los países elegibles para la AIF, las personas en situación de pobreza extrema cayeron de 48 % en 1998 a 26 % en 2023. Pero esto solo supuso un descenso de un punto porcentual en el periodo 2013-2023, frente a los 14 puntos porcentuales de la década anterior.
La pobreza extrema ha disminuido principalmente en los países de renta media más acomodados, con 497 millones de pobres en los países elegibles para la AIF. De los 691 millones de pobres del mundo, 72 % vive en países elegibles para la AIF, mientras que los 193 millones restantes viven en otros países.
La proporción de población en situación de pobreza extrema en países no elegibles por la AIF se redujo de una quinta parte en 1998 a 3 % en 2023, con un descenso de solo cuatro puntos porcentuales durante la década 2013-2023. Con un crecimiento mundial modesto, el columnista Wolf prevé que este porcentaje de 3 % se habrá eliminado en gran medida para 2030.
Por lo tanto, sostiene que la pobreza extrema solo puede terminar si la atención y los recursos se centran en los países más pobres del mundo, donde la pobreza está más concentrada y profundamente arraigada.
Carga desigual de la deuda
La deuda pública está muy extendida, pero es especialmente debilitante en los países donde los pobres están más concentrados. El último Informe sobre la Deuda Internacional del Banco Mundial señala que estos países dependen demasiado de una financiación tan poco fiable como costosa.
El informe reconoce: «Para los países más pobres, la deuda se ha convertido en una carga casi paralizante: 28 países elegibles para obtener préstamos (de la AIF) corren ahora un alto riesgo de sobreendeudamiento. Once están en dificultades».
Durante 2012-2021, el porcentaje de deuda externa de los países elegibles para la AIF con acreedores privados pasó de 11,2 % a 28,0 %. Los pagos del servicio de la deuda se triplicaron con creces, pasando de 26 000 millones de dólares en 2012 a 89 000 millones en 2022, y los intereses pasaron de 6400 millones de dólares a 23 600 millones.
Mientras tanto, la proporción de los tenedores de bonos y otros prestamistas privados en la deuda pública total bajó de 37% en 2021 a 14 % en 2022. A medida que la Reserva Federal estadounidense subía las tasas de interés bruscamente durante el bienio 2022-2023, los inversores se deshacían de los deudores pobres de alto riesgo, prestando mucho menos a los más necesitados.
Con esta tormenta perfecta, la angustia de la deuda no debería ser una sorpresa. El Informe sobre la Deuda Internacional 2023 reveló que más de la mitad de los países elegibles para la AIF corrían el riesgo de sufrir este tipo de dificultades.
Angustia de los más pobres
Wolf sostiene que a los países ricos les interesa y es su obligación proporcionar a los países pobres financiación en condiciones mucho más favorables. Pero en realidad esa financiación ha disminuido en las últimas décadas, especialmente con el final de la primera Guerra Fría hace más de tres décadas.
La AIF está aprovechando su 20ª reposición, de julio de 2022 a junio de 2025, para proporcionar financiación en condiciones favorables. El presidente del Banco Mundial ha abogado por una nueva reposición mucho mayor, aparentemente con el fin de acelerar el crecimiento, reducir la pobreza y abordar otros retos en los países más pobres.
Entre los países elegibles para la AIF se encuentran muchas de las naciones peor gestionadas del mundo, a menudo muy frágiles, vulnerables a las crisis y atrapadas en una pobreza cronificada de la que es difícil salir. Pero sus problemas se han convertido en pretextos para retener o retirar la llamada financiación concesional a los más necesitados.
Se necesita mucha más financiación otorgada en condiciones favorables y otros recursos para que las naciones pobres se desarrollen de forma sostenible. Pero reducir el desarrollo sostenible a la simple eliminación de la pobreza, hoy en día con la incorporación de la acción climática, condenará a los países en desarrollo más pobres al atraso.
Los acuerdos financieros mundiales han sido cruciales para socavar un desarrollo justo y sostenible en los países pobres. Si bien será fundamental permitir que estas naciones superen sus apuros actuales e inminentes, deben seguir rápidamente reformas mucho más fundamentales.
Dado que los países en desarrollo más pobres son a la vez débiles y vulnerables, las reformas necesarias no aparecen en el horizonte. En lugar de ello, la llamada «comunidad internacional» sigue dando patadas al asunto en lugar de emprender reformas audaces a corto y medio plazo.
Este es un artículo de opinión de Jomo Kwame Sundaram, profesor de economía y antiguo secretario general adjunto de la ONU para el Desarrollo Económico.
T: MF / ED: EG