La Nueve, los exiliados del franquismo que lideraron la liberación de París

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Carlos Revilla M.

Carlos Revilla

En todas las guerras siempre hay incontables historias y anécdotas. Pero siempre algunas se distinguen por sobre las demás; el caso de la segunda guerra mundial fue también así. Uno de esos episodios en ese conflicto, y que marcó un hito, es la historia de la Novena Compañía de Reconocimiento de la II División Leclerc blindada de la Francia Libre, conocida como La Nueve, una compañía de republicanos españoles encuadrada en las Fuerzas Francesas Libres, que encabezó la entrada de tropas con la que comenzó el final de la ocupación nazi de la capital, episodio conocido como La Liberación de París, el 24 de agosto de 1944. Acaban de cumplirse entonces 75 años de ese trascendental episodio de la guerra, por lo que la efemérides se celebró por todo lo alto en la capital gala.

La División Leclerc blindada había nacido en mayo de 1943 bajo el mando del general Philippe Leclerc de Hauteclocque en el Chad centroafricano, actuando en apoyo a la Francia Libre. Estaba compuesta por 16 000 hombres, de los cuales a inicios de 1943 unos 2 000 eran españoles.

Lo especial de La Nueve es que estaba formada casi exclusivamente por soldados españoles exiliados del franquismo y fue la primera que entró en la ciudad, donde la policía y la población se habían levantado contra el Gobierno de ocupación nazi una semana antes. Su papel fue crucial en la liberación de la ciudad. Los soldados españoles, exiliados republicanos, tomaron varios puntos clave, detuvieron al gobernador alemán Dietrich Von Choltitz y abrieron el camino para que el resto de tropas entrara durante la madrugada. De los 150 hombres que componían esa compañía, solo quedaron 16 vivos al final de la guerra, pero su epopeya recuerda el compromiso de los 10 000 soldados republicanos que se alistaron en la legión extranjera del ejército francés, de los cuales muchos acabaron en manos alemanas.

Esos 150 españoles habían participado el 1 de agosto en el desembarco de Normandía, y con blindados rotulados con nombres españoles (Jarama, Madrid, Santander, Ebro, Teruel, Guernica, Belchite, Guadalajara, Brunete, etc), fueron liberando distintas ciudades francesas a su paso en el camino hacia París.

Esto de La Nueve, no es pecata minuta. Estamos hablando de exiliados Republicanos que tuvieron que huir de España, pero que mantuvieron su pundonor e ideales intactos de seguir luchando contra el fascismo, con la esperanza de poder regresar a liberar a España después del fin de la guerra, algo que como sabemos lamentablemente no se pudo cumplir.

A continuación voy a reproducir lo que dice la Wikipedia sobre el papel de La Nueve en la liberación de París:

La ciudad de París se sublevó contra los alemanes el 20 de agosto de 1944 y Charles de Gaulle insistió ante el mando supremo aliado para que tropas de la Francia Libre acudieran a liberar la capital francesa antes que la Wehrmacht decidiera luchar en las calles y destruyera estructuras urbanas fundamentales (puentes sobre el río Sena, redes de agua, edificios públicos) conforme lo había ya ordenado Adolf Hitler.

Primeramente el mando estadounidense, dirigido por Dwight D. Eisenhower, prefería atacar masivamente a las tropas germanas que se concentraban al norte de París y retardar la conquista de dicha ciudad. Pese a ello, De Gaulle ordenó a sus tropas aprovechar la revuelta de la Resistencia Francesa con el fin de tomar París y para ello fue elegida la División Leclerc. Precisamente en esta ocasión la 9ª Compañía española, unidad de reconocimiento de la División Leclerc, es la primera unidad aliada en penetrar en la urbe.

El primer blindado que llegó a la plaza del ayuntamiento de París fue el «Guadalajara», con tripulación exclusivamente extremeña. Los primeros disparos que las fuerzas aliadas efectuaron se hicieron desde el blindado «Ebro», mandado por el capitán canario Campos y conducido por el catalán Bullosa. En las cercanías del Arco del Triunfo patrullaban Alfredo Piñero y Francisco Izquierdo, que se quedó mudo cuando una muchacha, tras los besos y abrazos de rigor exclamó: «¡Eres el primer soldado francés al que beso», a lo que este contestó «Somos rojos españoles». Anécdota parecida le ocurrió al locutor que entrevistó a los recién llegados y recibió un castizo «Pardon mesier mais ye suis español». Por lo demás la dotación que llegó al ayuntamiento de París el 22 de agosto fue la de los half-track: Madrid, Jarama, Ebro, Teruel, Guernica, Belchite, Guadalajara, Brunete y Don Quijote, junto con un tanque tripulado por 4 franceses: el «Romilly». Este era el destacamento, que, con toda justicia, llamaron «los liberadores de París».

A las 21:22 horas de la noche del 24 de agosto de 1944, la 9ª Compañía irrumpió en el centro de París por la Porte d’Italie. Al entrar en la plaza del Ayuntamiento, el semioruga español «Ebro» efectuó los primeros disparos contra un nutrido conjunto de fusileros y ametralladoras alemanas. Después los civiles que salieron a la calle cantando La Marsellesa, para su sorpresa constataban que los primeros soldados liberadores eran todos españoles. El jefe francés de la 9ª Compañía, Raymond Dronne, se dirigió hacia la comandancia del general alemán Dietrich von Choltitz para requerir la rendición.

Mientras se esperaba la capitulación final, los españoles tomaron al asalto la Cámara de los Diputados, el Hôtel Majestic y la Plaza de la Concordia tras sufrir un muerto. A las 3:30 horas de la tarde del 25 de agosto, la guarnición alemana de París se rindió y fueron los soldados españoles quienes recibieron como prisionero a Von Choltilz, mientras otras unidades francesas también entraban en la capital. El general estadounidense Eisenhower remitió entonces parte de sus tropas para colaborar con los franceses.

Al día siguiente, el 26 de agosto, las tropas aliadas entraron triunfantes en París. Los españoles desfilaron frente a la Catedral de Notre Dame y posteriormente escoltaron al general Charles de Gaulle por los Campos Elíseos. Los soldados españoles de la División Leclerc desfilaron llevando en sus estandartes los colores de la Segunda República Española; las posteriores protestas del régimen franquista fueron ignoradas por el gobierno francés.

Entrada de un vehículo de La Nueve durante la Liberación de París.

Tristemente la gesta de La Nueve estuvo mucho tiempo enterrada, y no fue sino hasta muchos años después de la muerte de Franco, que se empezó a conocer su historia. El reconocimiento a La Nueve comenzó en 2004, y el 24 de agosto empezó a sonar recientemente como fecha incluida en las celebraciones de la liberación, gracias en parte al trabajo de una asociación formada por descendientes de exiliados y víctimas españolas del fascismo.

En el homenaje se inauguró un mural del artista Juan Chica Ventura, de 17 metros de alto y 5 de ancho que está en la fachada de un edificio moderno de apartamentos de la calle Esquirol, del Distrito Trece de París, en el sur de la ciudad; que fue por donde entró La Nueve cinco días después del inicio de la sublevación. La obra reconstruye el camino que tomaron la noche del 24 de agosto el “Guadalajara” o el “Teruel”, algunos de los tanques de la 9ª compañía de la 2ª División Blindada de la Francia libre. Las fuerzas alemanas se rindieron al día siguiente de la entrada de La Nueve. La ceremonia fue en el marco de los actos organizados por el Ayuntamiento de París en los que participó el Gobierno, por medio del Ministerio de Justicia, junto a la secretaria de Estado de España.

Mural La Nueve

Los dejo con un excelente documental donde se cuenta con lujo de detalles la historia de La Nueve, y su participación en la liberación de París.

 

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2 comentarios

  1. Gustavo Elizondo

    ¡Qué buena historia don Carlos!, es un compromiso de todos rescatar la historia verdadera que muchas veces está enterrada debajo de la «historia oficial»; para los que llevamos a Cataluña en el corazón, nos resulta de mucha emoción lo narrado por Revilla y contenido en el video. Visca Barca.

  2. Gustavo Elizondo

    Reconocer en realidad a todos esos valientes republicanos, que no solo eran catalanes. La pregunta que queda, ¿cómo es posible que con esa calidad no pudieran bajar del poder al innombrable de Franco?

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