La mansión Mackay en Virginia City

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Carlos Revilla Maroto

Carlos Revilla

Estando en Virginia City, en el estado de Nevada, Estados Unidos, visitamos una emblemática residencia histórica que data de 1859 conocida como la mansión Mackay, que en la actualidad funciona como un museo. La mansión fue originalmente construida por George Hearst (ver anexo 2), el padre de William Randolph Hearst, como sede de la Gould and Curry Mining Company. Fue posteriormente adquirida por John Mackay (ver anexo 1), uno de los célebres “Reyes de la Plata”. La ciudad surgió como un centro minero clave durante la década de 1850, tras el descubrimiento del llamado “Filón de Comstock”, una de las vetas de plata más ricas jamás encontradas. Este hallazgo atrajo a miles de personas, desde mineros hasta empresarios, que buscaban hacer fortuna. Entre ellos estaba John Mackay, un inmigrante irlandés que llegó a Estados Unidos con poco más que su determinación. Mackay, junto con sus socios, logró consolidar una de las fortunas más grandes de la época gracias a la explotación de plata y oro.

La compañía minera fue fundada en la primavera de 1859 por Alvah (Alva) Gould y Abraham Curry. La mina original estaba a unos 275 metros de la veta de Comstock, entre las minas Best & Belcher y Savage. Ambos vendieron su participación en la mina en el otoño de 1859. Curry se trasladó a Carson City, donde desempeñó un papel fundamental en el crecimiento de la ciudad y se le considera el padre de la ciudad. La oficina minera también proporcionaba alojamiento al superintendente de la mina. La producción total de la mina de Gould y Curry, entre 1860 y 1881, fue de 15.6 millones de dólares de la época, lo que la convirtió en una de los principales.

El edificio de ladrillo de tres plantas de la mansión, estaba equipado con un depósito de agua por gravedad de 1 893 litros, que se utilizaba para el consumo diario. La mansión fue ocupada por primera vez por el superintendente de la mina George Hearst. La estancia de Hearst en Virginia City fue de corta duración, ya que persiguió otros intereses mineros fuera del estado, pero su fortuna comenzó en el edificio en 1860. La mansión fue posteriormente adquirida por John Mackay, a la que se mudó después que su casa, en la esquina de Taylor y Howard, quedara destruida en el gran incendio de 1875 (ver anexo 3). La mansión es una de las pocas estructuras originales que sobrevivieron a dos grandes incendios en Virginia City.

Mackay era considerado el hombre más rico que emergió de la explotación minera en Virginia City, con una fortuna que superaba el millón de dólares. Aunque estaba casado, llevaba una vida de soltero, ya que su esposa Marie Louise Hungerford Mackay residió en París y Londres durante más de dos décadas, dado que era una dama muy correcta y no creía que su lugar estuviera en las minas o cerca de ellas. No le gustaba vivir en la mansión y optó, en cambio, por vivir en Europa. A pesar de su riqueza, los Mackay eran conocidos por su generosidad y su apoyo a la comunidad de Virginia City. Los Mackay invirtieron en infraestructura y servicios para el pueblo, contribuyendo al desarrollo de la región.

La mansión destaca por su lujo y avances tecnológicos para la época, incluyendo el primer inodoro con plomería en Virginia City. En su interior, estaba equipada con los lujos más modernos de la época, como iluminación de gas, muebles importados de Europa y decoraciones elaboradas. Cada habitación estaba cuidadosamente diseñada para impresionar a los visitantes y demostrar la riqueza de la familia Mackay. La residencia no solo era un hogar, sino también un símbolo del poder económico que Mackay había acumulado.

De estilo victoriano, destaca por su excelente estado de conservación, manteniendo elementos originales como candelabros, alfombras y mobiliario de época. Entre sus características notables se encuentran una caja fuerte del tamaño de un armario principal, muebles personalizados de todo el mundo y una escalera de madera que se extiende desde el primer hasta el tercer piso. Además, alberga artefactos originales como un sillón tapizado en el Gran Salón, un candelabro dorado y una colección de muñecas de la década de 1850.

El comedor es el original. La alfombra es de alrededor de 1880, la lámpara de araña es de 1860, 100% pura plata de la que se hacían las monedas, la mesa es de nogal tallado y representa el patrón del viento del norte, la vajilla de la mesa data de 1860, al igual que el cristal de arándano. El dormitorio de los niños tiene una cama y cómoda, que son piezas victorianas originales de nogal tallado, fabricadas en la década de 1860. La última niña que ocupó el dormitorio fue Ruth Nicholsen. Los Nicholsen vivieron en la mansión desde 1890 hasta la década de 1950.

La mansión cuenta con un gran jardín que puede albergar hasta 400 personas para bodas, reuniones, conciertos, fiestas de vacaciones y galas de recaudación de fondos.

La mansión es también conocida por su actividad paranormal (dicen que está embrujada). A lo largo de los años, visitantes y personal de la mansión han reportado experiencias extrañas que sugieren la presencia de entidades sobrenaturales, incluyendo una mujer vestida con ropa victoriana y dos niñas pequeñas, llamadas Emma y Lily. Estas historias han atraído a entusiastas de lo paranormal y programas de televisión como «Ghost Adventures» y «The Dead Files», para investigar la propiedad. Entre los fenómenos más comunes se encuentran ruidos inexplicables, como pasos que resuenan en los pasillos vacíos o golpes que parecen provenir de las paredes, incluso algunos han afirmado escuchar susurros o voces apagadas.

Uno de los relatos más intrigantes es el de una figura femenina vestida con ropas antiguas que ha sido avistada en varias ocasiones. Según las descripciones, esta aparición parece ser la de una mujer joven, posiblemente vinculada a la familia Mackay o a alguien que trabajó en la casa. Sin embargo, no hay evidencia concluyente que respalde esta teoría. Otro fenómeno recurrente es la sensación de ser observado, incluso cuando no hay nadie más en la habitación. Algunos visitantes han descrito una presencia fría y opresiva en ciertas áreas de la casa, particularmente en el segundo piso y cerca de las escaleras principales. Además, se han reportado objetos que se mueven por sí solos, luces que se encienden y apagan sin explicación, y puertas que se abren y cierran misteriosamente.

La mansión ha sido objeto de investigaciones paranormales en varias ocasiones. Equipos de cazadores de fantasmas han utilizado dispositivos como grabadoras de voz para capturar fenómenos de voz electrónica (EVP) y cámaras térmicas para detectar cambios de temperatura inexplicables. Algunas de estas investigaciones han arrojado resultados intrigantes, como voces que no pertenecen a nadie presente y sombras que parecen moverse de forma autónoma. Con regularidad se organizan visitas guiadas a la mansión para tratar de observar estos fenómenos.

En el recorrido que hicimos por la mansión, vimos un retrato de una niña, que la verdad nos puso los pelos de punta, tan es así, que todavía tenemos la imagen presente en la memoria. Curiosamente el retrato está rasgado. También hay otros retratos que pueden ver en la galería.

A pesar de los numerosos relatos y las investigaciones realizadas, el misterio de la mansión sigue sin resolverse. Para algunos, estas experiencias son simplemente el producto de la sugestión o de la rica historia que impregna el lugar. Para otros, sin embargo, la mansión es un portal a un mundo más allá de nuestra comprensión, donde los espíritus de aquellos que una vez caminaron por sus pasillos aún permanecen atrapados.

Para una visión más detallada de la mansión, pueden ver el siguiente video:

Con el paso del tiempo, la importancia de Virginia City como centro minero disminuyó, y la mansión pasó por varios dueños y usos. Sin embargo, su valor histórico y arquitectónico nunca se perdió. En la actualidad, es un sitio protegido, formando parte del distrito histórico de Virginia City, reconocida como Monumento Histórico Nacional de Estados Unidos. El museo de la mansión está abierta al público todos los días, y se pueden recorrer sus habitaciones, admirar la arquitectura original y aprender sobre la historia de la familia Mackay, y su papel en la fiebre de la plata. Además, Virginia City ofrece otras atracciones históricas, como museos, minas restauradas y edificios de la época, de las que escribiré en otra entrega, propiamente, de la ciudad.

Escogí mucho las imágenes de la galería, para no hacerla muy grande, y que represente los mejor de la mansión.

Califique esta columna:

Referencia: Sitio web del museo, información tur´pstica de Virgina City y varios sitios y artículos menores.

Anexo 1

John Mackay

John William Mackay (1831-1902)

John William Mackay fue un empresario y magnate de la minería nacido el 28 de noviembre de 1831 en Dublín, Irlanda. A una edad temprana, emigró junto a su familia a los Estados Unidos, estableciéndose en Nueva York. Creció en la pobreza y trabajó desde niño para ayudar a su familia.

Durante la fiebre del oro de California en 1851, Mackay viajó al oeste en busca de fortuna. Después de varios años de trabajo arduo en diversas minas, finalmente encontró éxito en Nevada, donde se convirtió en una de las figuras clave en la extracción de plata del famoso Comstock Lode en Virginia City.

Junto con James Fair, James C. Flood y William S. O’Brien, fundó la Consolidated Virginia Mining Company, la cual descubrió una de las vetas de plata más ricas de la historia. Su éxito lo convirtió en uno de los hombres más ricos de su tiempo.

Mackay también incursionó en las telecomunicaciones, financiando el Commercial Cable Company, que competía con el monopolio de Western Union y ayudó a reducir los costos de las comunicaciones transatlánticas.

A pesar de su inmensa riqueza, era conocido por su humildad y generosidad, y donó grandes sumas a causas benéficas, incluidas escuelas y hospitales. Falleció el 20 de julio de 1902 en Londres, Reino Unido.

Anexo 2

George Hearst

George Hearst (1820-1891)

George Hearst fue un empresario, magnate minero y político estadounidense, nacido el 3 de septiembre de 1820 en Sullivan, Misuri. Provenía de una familia de granjeros y tuvo una educación limitada, pero desde joven mostró un gran interés por la geología y la minería.

En 1850, como muchos otros aventureros, se trasladó a California durante la fiebre del oro. Aunque al principio trabajó como minero común, su conocimiento autodidacta de los minerales le permitió identificar y adquirir derechos sobre valiosas minas.

Con el tiempo, Hearst hizo una fortuna invirtiendo en algunas de las minas más importantes de EE. UU., como Comstock Lode (Nevada), una de las mayores fuentes de plata del siglo XIX; Homestake Mine (Dakota del Sur), la mina de oro más productiva de EE. UU.; Anaconda Copper Mine (Montana), una de las principales minas de cobre del mundo. Su éxito en la minería lo convirtió en uno de los hombres más ricos de su época. Posteriormente, diversificó sus negocios y adquirió tierras, ganado y periódicos.

En política, fue senador por California desde 1886 hasta su muerte en 1891, representando al Partido Demócrata.

George Hearst se casó con Phoebe Apperson Hearst, una influyente filántropa. Su hijo, William Randolph Hearst, heredó su riqueza y se convirtió en un famoso magnate de la prensa, fundando el imperio de comunicación Hearst Corporation.

Falleció el 28 de febrero de 1891 en Washington D.C. y fue enterrado en California.

Su legado perdura no solo en la minería y la política, sino también en la poderosa industria mediática que su hijo desarrolló.

Anexo 3

Virginia City

El Gran Incendio de 1875 en Virginia City

Fue una de las catástrofes más devastadoras en la historia del Oeste Americano. Virginia City, en ese entonces, era un próspero centro minero gracias a la famosa veta de Comstock, una de las mayores fuentes de plata descubiertas en los Estados Unidos. La ciudad, que había crecido rápidamente durante la fiebre de la plata, era un bullicioso enclave lleno de edificios de madera, salones, tiendas y viviendas, muchos de ellos construidos de manera apresurada y sin las precauciones necesarias para prevenir incendios.

El incendio comenzó la tarde del 26 de octubre de 1875 en una cocina de un edificio en el centro de la ciudad. Debido a los fuertes vientos que azotaban la zona y a la construcción predominantemente de madera, las llamas se propagaron rápidamente. En cuestión de horas, gran parte de Virginia City estaba envuelta en un infierno de fuego. Los bomberos, aunque valientes, se vieron superados por la magnitud del desastre. El suministro de agua, insuficiente para una ciudad de ese tamaño, complicó aún más los esfuerzos por controlar las llamas.

El incendio arrasó con más de dos tercios de la ciudad, destruyendo alrededor de 500 edificios, incluyendo viviendas, negocios, hoteles y la sede del periódico local. La pérdida económica fue enorme, estimada en millones de dólares de la época. Aunque el número exacto de víctimas mortales no se conoce con certeza, se cree que fueron relativamente pocas en comparación con la magnitud de la destrucción, gracias en parte a los esfuerzos de evacuación y a la rápida acción de los residentes.

El incendio marcó un punto de inflexión para Virginia City. Aunque la ciudad fue reconstruida, nunca recuperó completamente su antiguo esplendor. La reconstrucción se llevó a cabo con mayores precauciones contra incendios, incluyendo el uso de materiales más resistentes al fuego y la implementación de mejores sistemas de suministro de agua. Sin embargo, el declive de la minería de plata en las décadas siguientes contribuyó a que Virginia City perdiera su estatus como uno de los centros más importantes del Oeste.

Hoy en día, Virginia City es recordada no solo por su rica historia minera, sino también por el Gran Incendio de 1875, un evento que cambió para siempre el paisaje y el destino de esta icónica ciudad del Viejo Oeste.

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