Gael de Santis
A finales de mes, la batalla que se libra en todo el mundo por las plataformas digitales que resisten la uberización del trabajo pasará por la caja de Europa. El miércoles 24 de febrero, la Comisión Europea comenzará a trabajar para el posible encuadre de los conductores VTC o de los llamados repartidores independientes. Ese día, una treintena de colectivos de trabajadores de plataformas llaman a la movilización en 16 países.
Evitar a toda costa un escenario a la inglesa. Ese el deseo de Uber. El viernes 19 de febrero, el Tribunal Supremo británico falló definitivamente a favor de la veintena de conductores de plataformas que habían impugnado a la empresa en los tribunales seis o siete años antes. El máximo tribunal confirmó así las sentencias de 2017 y 2018: los conductores no son autónomos. Como tales tienen derecho, en particular, a un salario mínimo y a vacaciones pagadas.
La veintena de denunciantes ahora pueden reclamar una indemnización. Y todos los conductores de Uber pueden acudir a los tribunales competentes para afirmar su condición de trabajadores. Un estatus un poco menos protector en la ley británica que el de “empleado”, pero una bofetada para Uber y la economía-gig: la economía de los trabajos ocasionales y el trabajo a destajo. Su modelo económico está en problemas al otro lado del Canal de La Mancha. Como el de otras plataformas digitales en la medida en que la decisión del Tribunal Supremo podría crecer como una bola de nieve.
Uber contraataca
Paralelamente a este revés, Uber juega otra partida. Esta vez en un territorio mucho más extenso: Europa. Hace dos años, la Comisión Europea anunció su deseo de regular las condiciones laborales de los trabajadores de las plataformas. Un expediente que ha quedado en suspenso desde entonces, pero que hoy vuelve a ocupar el primer plano. El 24 de febrero, la Comisión Europea iniciará una consulta a los distintos actores sociales. Debería durar hasta mediados de abril y podría conducir a un texto votado por el Parlamento Europeo en el transcurso del año 2022.
El desafío de la plataforma es obtener una Directiva favorable de la Unión Europea. Como debe transponerse posteriormente a la legislación de cada Estado miembro, su contenido es crucial para la plataforma. Para pesar en los debates y evitar que sus conductores y repartidores sean considerados asalariados y asalariadas en el futuro, Uber comunica sobre una evolución de su modelo de explotación del trabajo. En una publicación de blog (A Better Deal for European Platform Workers) y un Libro Blanco enviado la semana pasada a los reguladores y representantes europeos, su CEO, Dara Khosrowshasi, propone un estatuto híbrido entre el trabajo por cuenta propia y el trabajo asalariado.
Este tercer estatus podría incluir elementos de protección social y representación de los trabajadores dentro de las plataformas. Pero manteniendo una total flexibilidad de trabajo y sin reconocer la subordinación a Uber de conductores y repartidores. Una propuesta que recuerda las propuestas gubernamentales para el establecimiento de una carta sobre la responsabilidad social de las plataformas en Francia.
Propuestas que nunca han contado con el consentimiento de los primeros interesados ni de la mayoría de los actores del expediente. Y que planteaba ciertos riesgos en materia de derecho laboral. “Un tercer estatus ya no pondría una frontera borrosa entre asalariado e independiente, sino dos fronteras difuminadas entre condición salarial, tercer estatuto e independiente”, explica Jérôme Pimot del colectivo de repartidores autónomos parisinos (CLAP).
Una batalla mundial
“Uber, Deliveroo, Glovo, Amazon, Rappi, Pedidos Ya, están presionando para mantenernos como ‘socios’, falsos independientes sin derechos, como hizo Uber con la propuesta 22 en Estados Unidos”, explican una treintena de colectivos europeos y estadounidenses. Llaman a una movilización el 24 de febrero en 16 países [se puede ver información sobre esta jornada aquí y aquí, ndt]. En París, el CLAP, al que se unió en particular el sindicato VTC INV, se reunió a las 11 horas frente a la representación de la Unión Europea en Francia, en el 288 boulevard Saint-Germain. “Los tribunales están disparando a Uber por todas partes. El barco está haciendo agua, por eso están cambiando las leyes para que los trabajadores sigan siendo independientes”, analiza Jérôme Pimot sobre el ciclo de discusión que se abre en Bruselas.
Documento del colectivo de repartidores autónomos parisinos (CLAP)
Su temor: ver que Uber logre en Europa la misma operación que en California en 2020. El 18 de septiembre de 2019, este estado estadounidense ratificó una ley que transformó en asalariados a los conductores “independientes” de VTC que trabajan para plataformas digitales (Uber, Lyft). Con los derechos asociados: salario mínimo, vacaciones, protección social. Un texto que entrará en vigor el 1 de enero del año siguiente. En oposición a las nuevas regulaciones, las dos compañías de VTC lanzaron un referéndum – la “Propuesta 22”- como la ley de California les permite hacer. Y han puesto los medios: 200 millones de dólares para hacer campaña. O sea, la campaña de referéndum más cara de la historia de Estados Unidos. Proponiendo que los conductores permanezcan independientes con algunas contrapartidas sociales, ganaron su caso en noviembre pasado.
Para evitar un escenario californiano en el Parlamento Europeo, los opositores a la uberización del trabajo están tomando la delantera. El 16 de noviembre de 2020, la eurodiputada Leïla Chaibi (Francia Insumisa) presentó una propuesta llave en mano de una Directiva sobre los derechos de los trabajadores en las plataformas digitales. Su contenido intenta que se les reconozca como trabajadores no independientes, en oposición a la labor de lobbying de Uber. Esta propuesta de directiva es también el resultado de discusiones con grupos de trabajadores y trabajadoras y especialistas en derecho laboral, durante un Foro transnacional de alternativas a la uberización que tuvo lugar el 12 de diciembre de 2019.
Pero a pesar de cierta anticipación y de concentraciones el miércoles en 16 países, no se ganado nada en esta etapa. Muchos eurodiputados ya son receptivos a los argumentos de Uber y la plataforma ciertamente desplegará toda su influencia para orientar las decisiones futuras.
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Traducción: viento sur