La ingobernabilidad del país (I)

La seriedad de la política en broma y con fisga

William Hayden Quintero

William Hayden

En el artículo de la semana anterior comenté sobre los males que está sufriendo nuestra democracia y que pueden ser causas de su defunción. Entre ellos mencioné: la obsolescencia de la Constitución, la muerte de las ideologías, los partidos políticos y el multipartidismo, la elección de diputados, el financiamiento a los partidos políticos y la pérdida de nuestra soberanía. Temas peliagudos que pasaron desapercibidos para los que me siguen, los que me critican y los chavistas envenenados que se cortan las venas cuando menciono a su ídolo que los tiene cuenteados y engañados. Me dio la sensación de que su importancia, al menos para mí, no le preocupaba a la mayoría de los ciudadanos, más pendientes de la odisea del duro vivir, del futbol, de las pachangas de los fines de semana, de los chismorreos políticos y del circo semanal del des-chaves-tado.

A pesar de los fútiles de estos temas para la ciudadanía voy a continuar con lo mismo, pero desviándome un poco a algunos temas que en mi opinión son los causantes de que también estemos perdiendo al país, abrigando la ilusión de que alguno de los 120 candidatos a la presidencia y vicepresidencias de la República y los 2.280 aspirantes a diputados puedan leerlos y considerarlos en sus planes de mejoramiento del país y de nuestra democracia en el periodo 2026/2030. Lo hago como una contribución ciudadana sin esperar nada a cambio.

La ingobernabilidad del país

La ingobernabilidad del país se origina en tres ejes:

  1. En la Asamblea Legislativa. El multipartidismo y la composición del Congreso han hecho que su manejo político sea muy difícil, porque aparte de las muchas fracciones partidarias (entre seis y ocho) están los diputados oficialistas que al ser minoría obstruyen todas las iniciativas legales que no favorezcan a su partido y para debilitar a la oposición. Aplican la estrategia de la obstrucción. De aquí no sale nada. Asimismo, están los diputados que se divorcian de sus partidos que usaron como trampolín y se constituyen en diputados independientes por cualquier pleito con su partido y a los que hay que tomar también en cuenta en la búsqueda de consenso. Estos negocian sus votos para que los incluyan en la integración del directorio y en las comisiones parlamentarias. Además de la pérdida del tiempo en las numerosas comisiones de investigación y de control político abunda el filibusterismo con numerosas mociones dilatorias a proyectos de leyes importantes y el uso desmedido del tiempo en arengas insulsas, insultos, berrinches, rompimiento del quórum legislativo. A falta de presidentes del Directorio de mano dura y no palanganas, la producción de la Asamblea en eficiencia y eficacia es lamentable y a un alto costo para el país. Hay que reformar la legislación para impedir los diputados independientes, dado que cada diputado llega siendo parte de un partido, si se separa de este en el desempeño de su curul, debe ser cesado pues no han sido elegidos por sí mismos. Igualmente se debe reformar el Reglamento Legislativo para reducir los efectos del filibusterismo y buscar una mayor eficacia de los legisladores.
  2. En el Poder Ejecutivo. La otra cusa se ingobernabilidad reside en el Poder Ejecutivo. Paradójicamente no tiene nada de ejecutivo. Es el “Poder no Ejecutivo”. Es paralizante en la toma de decisiones, entrabado, anquilosado, con un peso excesivo de una enorme, desproporcionada e intocable burocracia, el “verdadero poder detrás del escritorio” y en el centro de este poder se encuentran los cajones, los estantes y ahora las carpetas digitales, en donde se engavetan todas las tareas, urgentes, importantes o no, bajo el principio de divides y vencerás. Nada se mueve sin ella y como es una burocracia abúlica, desmotivada, sin hambre de mejoramiento ni sentido de la urgencia, estamos atrapados en el inmovilismo y en el rezago. Esa burocracia está diseminada en casi 500.000 empleados públicos de 350 instituciones del Estado, autónomas, semiautónomas, centralizadas, descentralizadas, adscritas, asesoras, guindadas y con fuertes sindicatos que su fin esencial es: “no nos toquen y si nos tocan que sea para mejorar.” Guardianes de los privilegios y alcahueterías. Toda una red institucional complicada, repetitiva. Nadie, a pesar de numerosas Comisiones de Notables se ha encargado de hacer una reforma administrativa y funcional del Estado y del Poder Ejecutivo, que no debería tener la misma conformación consagrada en la Constitución. Gobiernos, entran, salen y el desmadre y despapaye sigue igual.

Continúa…

Economista jubilado

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