La fiscal contra el condenado

Fabricio Madrigal Valldeperas

Fabricio Madrigal

Como una trama de Hollywood, un magnate de la televisión, empresario que se ha declarado 6 veces en bancarrota, dos veces enjuiciado políticamente, con 34 cargos de felonía y una condena de la justicia, se impuso contra la abogada que ha luchado toda su carrera por la justicia social y económica. Muchas veces en la política se nos pide que juzguemos a la candidatura por su propuesta programática sobre su historial de vida y que separemos la forma del fondo, error que muchos países siguen cometiendo sin saber que están hipotecando su democracia con ese razonamiento. El libro “Como Mueren las Democracias” de científicos sociales de la Universidad de Harvard menciona que el autoritarismo hoy utiliza la propia democracia para acceder al poder y desde el estado la carcome. Sus armas ya no disparan balas o cañones, sino demagogia, crueldad y ataques “ad nomines”. El caso de Donald Trump es aún más alarmante, ya que su estilo autoritario si utiliza la demagogia, pero también, al estilo de dictaduras militares, la violencia armada contra el sistema, evidencia de ello, el atentado más significativo que ha tenido Estados Unidos, el 6 de enero de 2020, cuando el presidente pide a su vicepresidente Mike Pence no reconocer los resultados y, ante la negativa de este, llamar al “ataque” de sus seguidores. Igual, como en una trama de Hollywood, se vieron desfilar masas descontroladas en el capitolio con antorchas, barrotes y disfraces, marcando un antes y un después en la democracia norteamericana. Aun viendo cuan dispuesto estaba el presidente Trump a atacar la democracia, el pueblo, soberanamente, le da una segunda oportunidad.

Esto lo que nos demuestra es: la importancia de darle una base material a la democracia y al estado. En 2020, el estado era un órgano que no accionaba frente a la pandemia del COVID-19 y la discriminación racial, Joe Biden y Kamala Harris lograron dar la confianza suficiente al electorado por su visión humanista, pro-ciencia e inclusiva, frente a un presidente que llamaba a la ciudadanía a tomar cloro para el COVID y que utilizaba la religión como “escudo” frente a la protesta del pueblo afroamericano por la justicia racial. Hoy, Estados Unidos vive una crisis inflacionaria, cuyo origen es multicausal y no se puede responsabilizar a una persona. Para el estadounidense, la base material del estado es un órgano que no acciona para rebajar los precios a los consumidores, es su enemigo. “El enemigo de mi enemigo es mi amigo” pensaron muchos de los votantes. Las propuestas de Kamala Harris como los planes de control de precios, continuidad a iniciativas exitosas como el “CHIPS Act” y el “Inflation Reduction Act” o la inyección de capital a la clase media, no generaron la confianza suficiente como si lo hicieron las “propuestas” anti-estado de Trump, quien irónicamente, su agenda económica fue críticamente estudiada por firmas prestigiosas como Goldman Sachs, quienes advirtieron de un desempeño económico disminuido si Trump era elegido y pudiese implementar su agenda, cabe también mencionar, su peligrosa propuesta de tarifas, donde busca imponer un arancel del 10% sobre todas las importaciones estadounidenses y del 60% sobre los productos fabricados en China, que múltiples expertos han advertidos los efectos adversos sobre los precios de bienes para los estadounidenses (presión inflacionaria) como para el comercio internacional.

Como una hipoteca que, de no refinanciarse, arriesga la pérdida de la propiedad, la democracia estadounidense se encuentra en un punto crítico. Si continúa deteriorando sus activos y exponiéndose a mayores shocks, podría perderse.

‎fabriciomadrigalv@gmail.com

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