Ocean Castillo Loría
Hace poco tiempo, fuimos invitados a un programa de radio para hablar de la espiritualidad en los principios de A.A., nuestro énfasis fue desde la espiritualidad cristiana, pero como se verá a lo largo de esta exposición, tocaremos elementos de otras religiones.
De arranque deben aclararse dos cosas:
a) En términos exactos, la palabra religión, está altamente ligada a la espiritualidad: la palabra religión viene del latín “religare”, que significa “religar”: ¿Religar qué?: a la persona con el “poder superior”.
b) Bill W, uno de los fundadores de A.A., conocía del cristianismo, porque estuvo vinculado a unos grupos “Oxfordianos”, de donde derivaron grupos en Washington, tales grupos estudiaban el cristianismo del siglo I, el problema de esas estructuras, era que resultaban muy rígidas doctrinalmente.
Así las cosas, podemos decir que los principios de A.A. derivan de diversas fuentes, por ejemplo, el cristianismo, la masonería etc. Estos principios abordan el tópico de la integridad del ser: para acoger esa integridad, deben comprenderse por lo menos tres cosas:
1) La vida viene de nosotros.
2) En razón de ello, no somos títeres de las circunstancias.
3) La integridad del ser cobija: la unidad del pensar, del sentir y del decir.
Esa unidad se opone a la ruptura de esas 3 acciones y que, como veremos más adelante, tiene relación con la categoría de la teología cristiana que conocemos como pecado… entonces, en pro de la unidad, de la integridad del ser, se busca el equilibrio de la razón, del espíritu y la acción. Para lograr ello, vale la pena que nos preguntemos: ¿Cómo estamos con nosotros mismos?; en el caso del enfermo alcohólico, esa unidad está rota y esa ruptura, lleva a actos equivocados.
Con estas aclaraciones hechas, entremos en materia…
Un primer punto a destacar, es el reconocimiento de la debilidad. Diríamos, un reconocimiento del padecimiento de la enfermedad del alcoholismo, ese reconocimiento, implica recapacitar. En la Parábola conocida como “Del hijo pródigo”, leemos: “Al fin se puso a pensar (El hijo): ‘¡Cuántos trabajadores en la casa de mi padre tienen comida de sobra, mientras yo aquí me muero de hambre!” (Lucas 15: 17. Traducción Dios Habla hoy de Estudio); para regresar, debe recapacitarse, debe ponerse a pensar, véase que en el caso del “Hijo pródigo”, él tuvo que llegar “a los cerdos”, para volver atrás.
Aquí surge la pregunta: ¿Hay que tocar fondo (“a los cerdos”), para vencerse, para recuperar la sobriedad?: ese vencerse, implica encontrar la realidad, si vemos la parábola, ese vencerse, es volver donde su padre, a la casa de la que se había marchado, a su progenitor al que había herido.
Sigue narrando Jesús: “…Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo y ante ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros” (Lucas 15: 18 – 19, traducción Biblia de Jerusalén, 1998)
Ahora, es interesante: en términos “puros” de la teología cristiana, el pecado es un triple rompimiento: con Dios, con el prójimo y con la naturaleza. En un momento, en la dinámica del pecado, el pecador cree que está en control, pero llega un instante en el que el control se pierde.
Veamos esto en la parábola que estamos comentando: “El hijo menor juntó todos sus haberes, y unos días después se fue a un país lejano. Allí malgastó su dinero llevada una vida desordenada. Cuando ya había gastado todo, sobrevino en aquella región una escasez grande y comenzó a pasar necesidad” (Lucas 15: 13 – 14. Biblia Latinoamérica, 1995)
Podríamos decir, que en un momento determinado, el enfermo se siente en control: de sus finanzas, de su voluntad, pero entra en la dinámica “de la tanda” y “malgasta”, “lleva una vida desordenada” (La vida se torna ingobernable)
Entonces, viene la reacción física, emocional…”sobrevino una escasez…” “…comenzó a pasar necesidad…”, quizás podríamos decir, que es el inicio de la explosión de la ruptura entre razón, espíritu y acción. Para comprender esta ruptura, las emociones son claves: las emociones divididas son tinieblas y la unidad entre razón, emociones y actos, son luz (Recordemos que en la espiritualidad cristiana, la división entre luz y tinieblas, es clave y es fuertemente expresada en los escritos del apóstol San Juan)
En esta lógica, en la lucha entre luz y tinieblas, las segundas, tienden a justificar su ingobernanza. No es el espíritu de Dios, que crea al ser humano, el que habla, es el ego el que justifica al enfermo: “bebo por mi esposa, por mi jefe, por mi suegra, por la presión de la vida, por los problemas económicos etc.”
Por cierto, estas justificaciones recuerdan a Adán ante Dios, cuando fue descubierto en el pecado:
“El Señor Dios le replicó:
• Y, ¿quién te ha dicho que estabas desnudo? ¿A que has comido el árbol prohibido?
El hombre respondió:
• La mujer que me diste por compañera me convidó el fruto y comí.
El Señor Dios dijo a la mujer:
• ¿Qué has hecho?
Ella respondió:
• La serpiente me engaño y comí.” (Génesis 3: 11 – 13. Schokel Luis Alonso: La Biblia de Nuestro pueblo. Biblia del peregrino. América Latina, 2006)
Así las cosas, bajo este contexto: la ruptura se manifiesta, tal y como se expresa en la liturgia Católica: “…pecado: de pensamiento, palabra, obra y omisión”, esa manifestación es signo de ingobernabilidad. Tal ingobernabilidad, es el régimen del ego (De la carne, se diría desde la teología de San Pablo)
Veámoslo en la Biblia: un claro ejemplo de ingobernabilidad es el endemoniado de Gerasa: Marcos 5: 3 – 5: “Este hombre vivía en los sepulcros y nadie podía sujetarlo, ni siquiera con cadenas. Varias veces lo habían amarrado con grillos y cadenas, pero él los hacía pedazos y nadie podía dominarlo. Andaba siempre, día y noche, entre los sepulcros y por los cerros, gritando y lastimándose con piedras” (Biblia Latinoamérica, LXXX edición); nótese que desde ciertas interpretaciones de la espiritualidad cristiana, el endemoniado es la enfermedad del alcoholismo y jamás el enfermo alcohólico.
• Esta enfermedad es mortal: el endemoniado: “vivía en los sepulcros”.
• Esta enfermedad hace perder el dominio propio del enfermo, los cercanos pueden hacer muy poco o nada: “nadie podía sujetarlo, ni siquiera con cadenas.”.
• La enfermedad ataca físicamente y psicológicamente al enfermo: “Andaba siempre, día y noche, entre los sepulcros y por los cerros, gritando y lastimándose con piedras”.
Frente a esta realidad, frente a esta ingobernabilidad verdadera (Que es como ya lo hemos dicho, el “gobierno del ego”, “el gobierno de la carne”) al ego, a la carne hay que “sedarla”, “dormirla” y esto se logra por medio del alcohol y las drogas.
Se cumple así un postulado de la psicología Freudiana: “el ser humano, busca el placer y evita el dolor”: en el caso del enfermo alcohólico, se busca el placer en la bebida y se evita el dolor emocional o de otra índole. En términos de las ideas de A.A., de lo que se trataría es de combatir el miedo.
Con lo antes dicho, es claro que para rehabilitarse, hay que “quebrarse” (quebrar el ego), para eso es fundamental en la estrategia de A.A., “la catarsis”: en ella, se descubre donde está la bendición del enfermo, su tesoro. Recordamos desde la espiritualidad cristiana a Jesús: “Pues donde está tu tesoro, allí estará también tu corazón” (Mateo 6: 21. Biblia Latinoamérica: formadores, 2004); en este punto, la ventaja del programa de A.A., es que es una herramienta para el trabajo con la mente abierta.
Aquí vale decir: nadie puede ser engañado. El vencerse no es negociable: veamos el caso de Jacob en la Biblia: Génesis 32: “…luchó con un desconocido hasta que el sol salió” (Versículo 24). Conforme al texto, ese desconocido, no podía vencer a Jacob, entonces: “…lo golpeó en la cadera, y se la zafó” (Versículo 25); de ahí se entabla un diálogo entre ambos (Las citas referidas a este pasaje son tomadas de la Biblia de Estudio GPS: Guía. Poder. Sabiduría, 2012)
• ¡Suéltame ¡Ya salió el sol!
Pero Jacob le respondió:
• No te suelto si no me bendices.’ (Génesis 32: 26 – 27)
Dios, “el poder superior”, lucha contra el ego (Jacob), véase que la lucha no es fácil, la lucha se llevó “toda la noche”, hasta el amanecer, nótese que Dios se impone al ego con un golpe “certero” (Tiene que zafarle la cadera a Jacob), el ego va muriendo (Jacob pide la bendición de Dios)
Otro ejemplo, es el del profeta Jeremías: Jeremías 20: 7: “Me sedujiste, Señor, y me dejé seducir; me forzaste y me venciste” (Schokel Luis Alonso: La Biblia de Nuestro Pueblo con Lectio Divina. II edición 2013): es interesante, la lucha en este caso, comienza como una seducción, pero se va intensificando. Jeremías (Su ego), no quiere entregarse a Dios, decide no hacerle caso, entonces: “…Pero la sentía (La Palabra de Dios) dentro como fuego ardiente encerrado en los huesos: hacía esfuerzos por contenerla y no podía” (Jeremías 20: 9. Schokel Luis Alonso: La Biblia de Nuestro Pueblo con Lectio Divina): la seducción pasa a ser fiebre (“fuego ardiente encerrado en los huesos”.)
Veamos un ejemplo final: el del mismo Jesús, el pasaje del vencimiento del ego de Jesús, es su agonía en Getsemaní: “…puesto de rodillas oró: “Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22: 42. Biblia de Estudio Senda de vida con énfasis profético. 2011)
Es clave que Jesús tiene resistencia a morir, pero se sujeta a la voluntad del Padre: “…si quieres, pasa de mí esta copa…”. La lucha en este caso, tiene manifestaciones físicas (Conforme al Evangelio según San Lucas): “Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como gotas de sangre que caían hasta la tierra” (Versículo 44)
¿Cuántos enfermos no se vencen a manos de la experiencia de los síntomas físicos de la abstinencia?:
• Temblores.
• Sudoración excesiva.
• Dificultad para dormir.
• Ansiedad.
• Sensación de malestar (https://es.aleteia.org/2018/02/21/8-sintomas-del-alcoholico/)
Ahora, hemos dicho, en este punto la ventaja del programa de A.A., es que es una herramienta para el trabajo con la mente abierta.
Esa mente abierta, permite observar disyuntivas del siguiente tipo: mientras el ego, niega y se justifica, la ya mencionada apertura de mente, implica la admisión de la enfermedad. Veamos esta disyuntiva en la Biblia.
Lucas: 18: 9 – 13: “Por algunos que confiaban en su propia honradez y despreciaban a los demás, les contó esta parábola: – Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, el otro recaudador. El fariseo, en pie, oraba así en voz baja: oh Dios, te doy gracias porque nos soy como el resto de los hombres, ladrones, injustos, adúlteros, o como ese recaudador. Ayuno dos veces por semana y pago diezmos de cuanto poseo. El recaudador, de pie y a distancia, ni siquiera alzaba los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: oh Dios, ten piedad de este pecador.”(Schokel Luis Alonso: Biblia del Peregrino, 1995)
Para profundizar en este texto y para penetrar en lo que queremos decir, vale la pena hacer estas observaciones:
1) Históricamente, los fariseos eran una secta judía, que se consideraban puros, santos, sin mancha. Los recaudadores, eran judíos que trabajaban para el imperio romano. Eran odiados por esto, aparte que robaban dinero de los impuestos.
2) La parábola comienza diciendo que Jesús la cuenta, por “los que confiaban en su propia honradez”, éstos (Los fariseos), al confiar en su propia honradez, estaban dominados por su ego, el dominio es de tal nivel, que el personaje de la parábola, desprecia al recaudador.
3) El recaudador no tiene ego o es mínimo: guardaba distancia, no alzaba los ojos al cielo, se golpeaba el pecho.
Ahora, veamos la parábola desde la lógica de los principios de A.A.:
1) El fariseo es el dominado por el ego, niega su problema: “…no soy como el resto de los hombres”: “Yo no soy un alcohólico, esos son los que hacen ‘tacos’ en los caños”.
2) Se justifica: “Ayuno dos veces por semana y pago diezmos de cuanto poseo.”. El enfermo le dice a su esposo o esposa, a sus padres: “Pero yo trabajo, estoy con ustedes, voy a misa o al culto”, “¿Te estás muriendo de hambre, no pago yo las cuentas?”
3) Repetimos, el recaudador no tiene ego o es mínimo: “…oh Dios, ten piedad de este pecador.” Para llegar a este punto, el recaudador debía tener conciencia de que tenía un problema (Era un pecador); lo mismo sucedía con el hijo pródigo: al “llegar a los cerdos” Jesús dice que el hijo: “reflexionó…” (Lucas 15: 17. Traducción de la Biblia de América, 1999)
4) El problema es evidente, en el caso del endemoniado de Gerasa: “En cuanto desembarcó Jesús, le salió al encuentro de entre los sepulcros un hombre poseído por un espíritu impuro” (Marcos 5: 2. Biblia de América)
5) De un modo u otro, en los diversos casos, el problema es la ingobernabilidad entre razón, espíritu y acción.
6) Véase que el recaudador está reconectándose con el “poder superior”: “…oh Dios, ten piedad…”. En el caso del hijo pródigo esa idea es clara: “Volveré a mi casa (Dice el personaje), y apenas llegue, le diré a mi padre que me he portado muy mal con Dios y con él” (Lucas 15: 18. Biblia para todos. Traducción en lenguaje actual, 2003)
7) Ahora bien, en este punto especifico, el texto del endemoniado de Gerasa, nos da problemas: el endemoniado no quiere tratar con Jesús: “Al ver desde lejos a Jesús, corrió, se postró ante él y empezó a gritar: ‘Déjame en paz Jesús, hijo del Dios altísimo. ¡Te conjuro por Dios que no me atormentes!’ (Marcos 5: 6. Biblia para el pueblo de Dios, 1994) Esto nos hace recordar, una de las ideas claves en A.A.: “Si usted no quiere dejar de beber, ni su padre, ni su madre, ni sus hijos, ni su esposo o esposa, lo harán dejar de tomar licor. Usted es el que tiene que querer…”
Para lograr vencer el ego, se requiere la honradez con uno mismo, en este contexto, del admitir la enfermedad, del comenzar a caminar hacia la sobriedad, abre las puertas de la esperanza. De esa esperanza viene el actuar.
Nótese que el enfermo alcohólico, debe actuar y no simplemente reaccionar. Esto también lo podemos ver en el Nuevo Testamento, es el caso de Zaqueo: Lucas 19: 8 – 9: Zaqueo recibe gozoso a Jesús y…: “Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: he aquí, Señor, la mitad de bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado” (Biblia tu andar diario, 2001). Inicia el camino de la reparación, tal y como la establece la “Oración de la Serenidad”.
Por cierto que, respecto a esta oración, dijo en su momento Bill W: “Nunca habíamos visto tanto de A.A. en tan pocas palabras”: “Recordemos parte de esa oración: Dios concédeme la serenidad de aceptar las cosas que no puedo cambiar; valor para cambiar las cosas que puedo; y Sabiduría para reconocer la diferencia” (https://www.A.A..org/assets/es_ES/smf-129_sp.pdf)
Ya comenzando a recorrer el camino de la esperanza, se abre la puerta de la experiencia del amor. Aquí, recordemos que el cristianismo define a Dios como el amor: “El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor.” (1 Juan 4: 8. La Biblia traducción en lenguaje actual con deuterocanónicos en orden católico. Letra grande, 2007)
Con esto claro, cabe una pregunta fundamental: ¿Cuál es el opuesto al amor?: en el lenguaje llano, se habla del desamor. Profundizando, muchos miembros de A.A., hablan del miedo como el opuesto al amor. En términos psicológicos estrictos, se habla del no – amor. Ese no – amor, tiene o genera sus frutos: enojo, resentimiento, victimización. En suma, fruto de un juicio que no es sano.
Mas de nuevo, para sanar hay que despertar: Volvemos a traer al Hijo pródigo: “Por fin recapacitó…” (Lucas 15: 17); luego de ese despertar, viene el vencerse y reconectarse con el “poder superior”. Aquí rememoramos, a un leproso sanado por Jesús, del que nos habla el Evangelio según San Marcos: “Un hombre que tenía lepra se le acercó, y de rodillas le suplicó: – ´Si quieres puedes limpiarme’” (Marcos 1: 40. Biblia de Estudio NVI. 1999)
El despertar y el rendirse, pasa por lo que en A.A., se llama catarsis, volviendo al fariseo y al publicano, en este último, podemos ver un ejemplo de este tipo: “¡Oh Dios, ten compasión de mí, que soy pecador!” (Lucas 18: 13. Biblia de Estudio Punto de partida: Nueva versión internacional, 2007); véase que el publicano no solo dice, ¡exclama!, esta es la catarsis.
Luego viene la disciplina: no se trata de conocer y teorizar sobre los principios de A.A., se trata de la praxis, de practicar el camino de A.A.: veámoslo en la Biblia: Mateo, nos narra la curación de un paralitico. Jesús, le sana pero le dice: “…Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa” (Mateo 9: 6. Biblia de Jerusalén Latinoamericana. 2007); nótese que el paralitico sanado, no se quedó en la camilla: “tomó su camilla”, llevó a la práctica las palabras de Jesús, llevó a la práctica “la teoría” de su sanación.
Quizás un ejemplo más claro de esto que exponemos, lo encontramos en el Evangelio de San Juan, con la sanación de otro paralítico: “el paralitico de Betesda”: Juan 5: 8: “Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda” (Biblia de Estudio Pentecostal. 1993); en el versículo siguiente vemos la praxis, la práctica de las palabras de Jesús: “Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo…”.
Esto lo miramos también, en el caso del endemoniado de Gerasa: el hombre ya sanado, desea irse con Jesús, pero: Marcos 5: 19: “Mas Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: vete a tu casa, a los tuyos y cuéntales cuan grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y como ha tenido misericordia de ti” (Biblia de Estudio de Apologética. 2011), en el versículo siguiente, se mira como el hombre comienza a publicar en la ciudad, las grandes cosas que Jesús había hecho con él.
Es en esa praxis, en ese enfrentar la realidad, tienen un papel fundamental, dos actividades: la meditación y la oración, en esas dos actividades, se solicita que se haga la voluntad de Dios (Que es una de las peticiones del Padrenuestro, véase Mateo 6: 10)
Será en la meditación y en la oración, donde se guarda silencio y se entiende que Dios es Dios. Miremos esto en la Biblia: en su ego, Job cuestiona a Dios, pero en un momento determinado (Inclusive en el tránsito de la muerte del ego del personaje bíblico), Dios habla y el Uzita, debe guardar silencio. Luego de la respuesta de Dios, Job dice: Job 42: 1 – 2: “Yo sé bien que todo lo puedes, que no hay nada que tú no puedas realizar” (Santa Biblia en la enfermedad: RVC contemporánea. 2014)
Esta es la puerta de la esperanza: el enfermo en proceso de sanación puede decir: “de la mano de Dios puedo caminar”. Esta verdad no es solo bíblica, otros textos sagrados, como el Corán la presentan. En la Biblia leemos: “Todo lo puedo con Aquel que me da fuerzas” (Filipenses 4: 13. Biblia de Jerusalén, 2009. Otras traducciones de la Biblia, dicen: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Un ejemplo de ellas, es la Biblia de Estudio tras las huellas del Mesías. 2016)
Ahora, no queremos dejar la idea, en el sentido que, el camino de A.A., es una “receta”, una especie de camino liso, sin pruebas, sin obstáculos, sin posibles retrocesos. La crisis es un escenario posible. Pero la crisis, puede ser vista como un obstáculo o como una oportunidad de crecimiento.
Esa oportunidad de crecimiento, es un escenario en el que puede surgir un ser humano nuevo. Ya lo dice 2 Corintios 5: 17: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (Biblia para la predicación. 2017)
“…las cosas viejas pasaron…”: ¿Qué cosas viejas pueden pasar?:
• La muerte.
• La anarquía en la existencia.
• Los efectos físicos y psicológicos del alcoholismo.
Es la verdadera vida en abundancia (Juan 10: 10): es el signo de la sobriedad: la honestidad, la humildad. Se cuenta que Bill W, en un momento determinado tiene una experiencia, diríase en términos de la teología cristiana, mística. En su habitación, Bill exclamó: “Si existes (Dirigiéndose a Dios), manifiéstate”.
Según la historia, Dios se le manifestó. Nosotros creemos que esta experiencia de uno de los fundadores de A.A., puede compararse con una conversión, la conversión de San Pablo. En lo que queremos resaltar, leemos Hechos 22: 6 – 10 (Cita de la Santa Biblia con reflexiones de Lutero. 2017):
“Pero aconteció que yendo yo, al llegar cerca de Damasco, como a mediodía, de repente me rodeó mucha luz del cielo; y caí al suelo, y oí una voz que me decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Yo entonces respondí: ¿Quién eres Señor? Y me dijo: Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues. Y los que estaban conmigo vieron a la verdad la luz, y se espantaron; pero no entendieron la voz del que hablaba conmigo. Y dije: ¿Qué haré Señor? Y el Señor me dijo: levántate y ve a Damasco, y allí se te dirá todo lo que está ordenado que hagas”.
• En la reconexión (En el religar) con el poder superior, Saulo cae al suelo: su ego es vencido.
• Saulo se reconecta y pregunta: “… ¿Qué haré Señor?…”.
• “El poder superior” (Jesús), le contesta: “…levántate y ve a Damasco, y allí se te dirá…”.
Damasco… ¿Cuál es el Damasco, para el enfermo Alcohólico en recuperación?, ¿Dónde se le habla entre iguales (Reconectados) al enfermo?: en los grupos, esos son su Damasco. Es en los grupos que muchos tienen la experiencia como la tuvo el carcelero de Filipo: recordemos la historia: Pablo y su compañero Silas están en la cárcel: “De repente se produjo un terremoto tan fuerte que la cárcel se estremeció hasta sus cimientos. Al instante se abrieron todas las puertas y a los presos se les soltaron las cadenas… el carcelero pidió luz…” (Hechos 16: 26. 29. Santa Biblia de Estudio el Caso de Cristo: evidencias a favor de la fe. 2010)
El carcelero pidió luz… en el caso de A.A., esa luz, la dan los grupos, los miembros de los grupos, sus experiencias, sus testimonios, su compañía, el padrinazgo. Es en los grupos donde surge una pregunta fundamental: ¿Quién eres?: muchos podrán responder como Dios, le habló a Jeremías: “Antes de que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones” (Jeremías 1: 5. Biblia de Estudio Diario vivir. 1996)
¿Quién eres?: esta respuesta solo se logra (Tenemos que retomar el tema), con la oración, porque orar es: abrir el corazón a Dios, en una relación de amistad. Como una conversación entre amigos, es el orar. Deben cumplirse las palabras de Jesús: “Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”. (Mateo 6: 6. Nueva Biblia de Estudio Scofield. 2001)
Detengámonos aquí: véase que hemos citado Mateo 6: 6, donde Jesús, habla de la oración: es de notar que el Maestro de Galilea, dice: “…entra en tu aposento, y cerrada la puerta…”; “el aposento”, “la puerta cerrada”, es: encontrándote contigo mismo, encontrándote con tu propia identidad.
Ahora, con todo lo expuesto, no se puede caer en el error de que el camino de la sobriedad, es un camino liso y sin obstáculos, sin retrocesos (Esto queremos dejarlo claro: es el entrar por sendas angostas), sobre este tema, nos dice Jesús: “Entren por la puerta estrecha. Porque es ancha la puerta y espacioso el camino que conduce a la destrucción, y muchos entran por ella. Pero estrecha es la puerta y angosto el camino que conduce a la vida, y son pocos la que la encuentran” (Mateo 7: 13 – 14. Biblia Nueva Reforma 2017)
De nuevo, entrar por esta puerta estrecha, implica acertar y equivocarse, en ese andar, son claves la oración y la meditación. Ya hemos definido la oración, pero: ¿Qué es la meditación?: el meditar, es contemplar a Dios, y para este contemplar, el ego debe estar vencido.
Profundicemos en estos tópicos: una vez más, la meditación implica el que se haya vencido el ego. Pablo hablará de este vencimiento: “Pero con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí…“(Gálatas 2: 20. La Biblia de la Reforma: Biblia de Estudio 2014)
La meditación así realizada, tiende a generar los frutos del Espíritu: “…amor, alegría, paz, generosidad, benignidad, bondad, fe, mansedumbre continencia”. (Gálatas 5: 22 – 23. Nuestra Sagrada Biblia. Misión Continental. 2015); se manifiesta así, el poder y la gracia de Dios.
Ahora bien, queremos insistir, no estamos hablando de recetas mágicas: el entrar en esta dinámica descrita, no significa que los problemas se terminan. Se trata de que ante los problemas, nuestro ser esté afincado en una espiritualidad firme, esto, en la teología cristiana, tiene un símil. Nuestro amable lector puede verlo en la Biblia, leyendo Mateo, capítulo 7, versículos del 24 al 29. En este pasaje, se mira como Jesús, combate la vacilación y habla de dos fundamentos (Biblia de referencia Dake. 2017)
Acerquémonos al texto con cierto detalle:
a) El hombre prudente es el que oye las palabras de Jesús y las lleva a la práctica.
b) Éste es el que construye la casa sobre la roca.
c) Sobre ella desciende la lluvia, vienen los ríos y soplan los vientos y golpean la casa.
d) La casa no cae porque está fundada sobre la roca.
e) Pero Jesús también habla de un hombre insensato, que es el que oye sus palabras y no las hace.
f) El insensato construye su casa sobre la arena.
g) Sobre ella desciende la lluvia, vienen los ríos y soplan los vientos y dieron con ímpetu contra aquella casa.
h) La casa se cae y es grande su ruina.
Relacionando el texto, con el tema que venimos exponiendo, podemos decir lo siguiente:
1) Los dos hombres oyen las palabras de Jesús.
2) El sensato pone en práctica sus palabras, el insensato no (El sensato, es el que se reconecta con el “poder superior”)
3) Al reconectarse con el “poder superior”, está fundando su espiritualidad en la roca.
4) El insensato, no se reconecta, “funda” su espiritualidad en la arena.
5) Véase lo más importante: sobre ambas casas (espiritualidades), vienen la lluvia, los ríos, los vientos, que golpean al alcohólico.
6) La diferencia es el fundamento de la espiritualidad: el sensato aguanta porque está sobre la roca.
7) El insensato recae, porque su espiritualidad en el fondo, no tiene fundamento (la “arena”)
8) Hemos visto que una espiritualidad fundada en la roca, está preparada para ver: “cosas grandes”.
9) Este fundamento, para nosotros, está relacionado con el principio del “Solo por hoy”, de A.A: se trata de que el enfermo, no se desate en apegos hacia el pasado o hacia el futuro, se trata de vivir el presente sin apegos. en este punto, recomendamos leer sobre espiritualidad budista o textos del tipo “El poder del ahora”, de Eckhart Tolle.
Con todo lo antes expuesto, es evidente que Bill y Bob, los fundadores de A.A., hablan de un “poder superior”. Desde una visión cristiana, los 12 pasos que se proponen en los grupos, hablan de Dios.
Tan es así, que en algún momento, se les dice a los miembros de los grupos que deben hacer un “inventario”, en el cristianismo católico, esto nos recuerda los conocidos “exámenes de conciencia”.
En el caso de A.A., vale la pena hacerse estas preguntas:
• ¿Estás en el lugar indicado?
• ¿Debes perdonar?
• ¿Ayudas en la transformación de los demás? (Nótese que para responder esta pregunta, es clave el testimonio)
• Desde la clave de espiritualidad cristiana, vale la pena preguntarse: ¿Para qué te ha rescatado Dios?
Precisamente, la respuesta a esta última pregunta, debería llevar a trasmitir la buena noticia. Esa buena noticia, es la sobriedad y ella, debe conducir al servicio, al servicio que comienza con el testimonio.
Esta sobriedad nos muestra una realidad que se nos refleja en el Evangelio: “Pero siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino” (Mateo 2: 12. Biblia de Estudio Holman. 2014); este texto pertenece al relato de lo que conocemos como: “Los Magos de oriente”.
Ellos vienen por un camino buscando a Jesús, lo encuentran y entonces, se da lo que presentamos en el párrafo anterior, esto nos muestra lo que sucede con el enfermo alcohólico, viene por un camino, un camino en el que se encuentra con la muerte (Herodes), pero llegan a Jesús y las cosas cambian, vuelven por otro camino, el camino de la sobriedad.
En ese camino, se comprende lo que también dice el Evangelio: “…ama a tu prójimo como a ti mismo…” (Mateo 22: 39. Biblia del Expositor. 2013), pero para llegar a ese amor, se debe ser persistente en la oración y la meditación, ellas llevan a la humildad.
De nuevo, esa humildad implica negarse a sí mismo: “Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame” (Mateo 16: 24. Biblia Plenitud. 2008)
Este negarse a sí mismo, conlleva a la muerte del ego, para poder vivir. Es la experiencia del grano de trigo. Así lo dice Jesús: “De cierto, de cierto les digo que a menos que el grano de trigo caiga en la tierra y muera, queda solo, pero si muere lleva mucho fruto” (Juan 12: 24. Biblia de Estudio Mundo Hispano. 2012)
Nótese que Jesús dice que si el grano muere, lleva mucho fruto, ese fruto es vida en abundancia: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante” (Juan 10: 10. La Biblia Didáctica para jóvenes. 5 edición 2018); la sobriedad es vida abundante, por ello, en los grupos de A.A. sus miembros están para crecer.
Mas ese crecimiento implica esfuerzo y valor, esto también lo dice la Biblia: “¿No te he mandado que seas fuerte y valiente? No tengas miedo ni te acobardes, porque Yahvé tu Dios estará contigo adonde quiera que vayas” (Josué 1: 9. Biblia de Jerusalén, 1998)
En medio de ese esfuerzo y de ese ejercicio de valentía, cabe preguntarse: ¿Cuál va a ser tu legado?: desde la espiritualidad, la paz. Dice Jesús en Juan 14: 29: “Les dejo la paz. Les doy mi paz, pero no se la doy como la dan los que son del mundo. No se angustien ni tengan miedo” (Juan 14:27. Dios Habla hoy de Estudio. 1994)
Así las cosas, en su espiritualidad, A.A. enseña que no se puede tener doblez de corazón: ¿Qué significa esto?: que no se puede ser uno en el grupo, otro en el trabajo, otro en la casa. Hay que ser íntegro, esa integridad, se opone a los defectos de carácter. Una vez más, para alcanzar esa integridad, son fundamentales la oración y la meditación.
En la espiritualidad cristiana, esta tensión entre integridad y defectos de carácter, se traduce en lo que San Pablo, describe como la lucha entre la carne y el espíritu: “Por eso les digo: caminen según el espíritu y así no realizarán los deseos de la carne. Los dos se contraponen, de suerte que ustedes no pueden obrar como quisieran” (Gálatas 5: 16 – 17. Biblia Latinoamérica, 1995)
Desde este escenario, no se puede olvidar, que el problema no es la familia, no es el trabajo, no es la gente. El problema somos nosotros (La carne), pero desde el espíritu, el enfermo no debe olvidar de donde viene (¿De dónde te ha sacado Dios?) y para salir de ese infierno, no se debe olvidar que: “Vales por los que quieren dar la vida por ti” y que más que Jesucristo mismo, que murió en la cruz por nosotros.
De nuevo, para llegar a este punto, debe profundizarse en la oración, en la meditación, que nos conduce a la contemplación. De este camino surge el testimonio, comenzando por éste, se abren las puertas del servicio. Sobre este caminar nos dice Jesús: “Nadie enciende una lámpara para esconderla o taparla con un envase, sino que la pone en el candelero, para que los que entren vean la claridad” (Lucas 11: 33. Biblia Latinoamérica, LXXX edición)
Con estas humiles ideas, creemos haber cumplido el objetivo que se nos propuso, a saber, hablar de la espiritualidad en los principios de A.A.