¿Evoluciona la industria de semiconductores?
La innovación técnica exige inversiones históricas en chips de 2 nanómetros
La transición hacia la producción de chips de dos nanómetros (nm) representa un nuevo umbral tecnológico en la industria de los semiconductores. Esta evolución promete mejoras en velocidad y eficiencia energética, pero también conlleva complejidades técnicas y económicas significativas. Fabricantes líderes como Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC) encabezan esta transformación, enfrentando inversiones millonarias y desafíos sin precedentes.
Durante abril de 2025, TSMC presentó avances clave relacionados con su tecnología de 2 nm y anunció la apertura de una nueva planta en Taiwán destinada exclusivamente a su fabricación. Estos chips permitirán aumentar la densidad de transistores en un 15%, lo que se traduce en mayor rendimiento con menor consumo energético. Sin embargo, alcanzar este nivel de miniaturización implica reconfigurar procesos industriales completos y adoptar tecnologías avanzadas, elevando considerablemente los costos de producción.
Uno de los principales retos técnicos está vinculado a la litografía ultravioleta extrema (EUV), una técnica necesaria para construir transistores de tamaño nanométrico. Esta tecnología requiere maquinaria especializada cuyo precio puede superar los 150 millones de dólares por unidad. Además, la precisión exigida por este proceso eleva el margen de error y reduce la productividad si no se cuenta con una infraestructura adecuada.
Otra implicación crítica es el incremento del gasto en investigación y desarrollo. Las empresas deben destinar recursos significativos al diseño de arquitecturas compatibles con esta nueva escala, lo cual no siempre garantiza retornos inmediatos. Además, la necesidad de formación técnica especializada suma un componente adicional a la inversión, debido a la escasez global de ingenieros con experiencia en estas tecnologías.
A nivel logístico, producir chips tan avanzados requiere ambientes de fabricación más controlados. Cualquier partícula o interferencia puede inutilizar una oblea completa, lo que incrementa el costo por unidad fabricada. Esta condición obliga a reforzar los sistemas de monitoreo y calidad, así como implementar controles más estrictos en cada fase del proceso.
Igualmente, empresas globales como Apple y Qualcomm, clientes directos de TSMC, también se ven afectadas por estos desafíos. La adaptación de sus productos a chips de dos nanómetros demanda ajustes tanto en hardware como en software, una tarea que implica coordinación entre múltiples equipos de desarrollo y validación.
En respuesta a estos retos, TSMC está expandiendo operaciones más allá de Asia con inversiones en Estados Unidos y Alemania. Diversificar su producción busca mitigar riesgos geopolíticos y distribuir mejor los costos operativos. No obstante, estas expansiones también requieren capital adicional y adecuación a normativas internacionales.
Se estima que la producción en masa de chips de 2 nm en Taiwán comenzará en la segunda mitad de 2025, y su implementación en dispositivos comerciales podría darse a partir de 2026. La industria está en plena transformación, enfrentando un dilema entre la innovación y los recursos necesarios para sostenerla.
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