La agricultura de alimentos bajo la administración Chaves

La aniquilación

Luis Paulino Vargas Solís

Luis Paulino Vargas

En un reciente programa de Hablando Claro, en Radio Columbia, se abordó el tema de la crisis que sufre la pequeña agricultura familiar que produce alimentos para el mercado interno. Se entrevistaba a varias personas productoras, y todas, al unísono, coincidieron en que se vive una crisis gravísima, que amenaza su sobrevivencia como productores.

¿A qué se debe esto?

Trataré de explicarlo de la siguiente forma:

  1. En gran parte, las importaciones provienen de países donde la agricultura goza de generosos subsidios. Es, sobre todo, el caso de Estados Unidos. En Costa Rica, todo lo contrario, la agricultura carece de cualquier política de apoyo. Y si bien eso se origina en aquellas políticas de desmantelamiento de la protección a la agricultura de producción de alimentos, que empezaron a aplicarse hace 40 años en el gobierno de Monge Álvarez, también es verdad que nunca, ningún gobierno, actuó como lo hace el actual: no solamente no apoya sino que es abiertamente enemigo del pequeño productor agrícola.
  2. Ya de entrada, los subsidios posibilitan que las importaciones lleguen con precios más competitivos. Pero ese efecto se agiganta en virtud de la fuerte sobrevalorización que ha experimentado el colón frente al dólar.
  3. Aun así, es muy posible que esta situación posibilite que los oligopolios de la importación estén sacando abundantes rentas: pueden establecer altos márgenes de comercialización sabiendo que, incluso así, el producto importado será más barato que el producido localmente con lo que, de paso, sacan del mercado al productor nacional.
  4. La revalorización del colón frente al dólar debería posibilitar que los insumos importados que la agricultura necesita sean más baratos. Pero, también aquí los oligopolios importadores extraen rentas: no bajan los precios, extraen ganancias extraordinarias y, de esa forma, agudizan las penurias del agricultor.
  5. Es falaz, y muy peligroso, decir que los salarios y las cuotas de seguridad social son altos, e insinuar, entonces, que reducirlos permitirá mejorar la competitividad. Es una jarana que siempre sale a la cara, y muchísimo más en una Costa Rica al borde del estallido, y en la que el narcotráfico y el crimen organizado han echado raíces profundas gracias a la terrible desigualdad social, los graves problemas del empleo y las cada vez más restringidas oportunidades educativas a disposición de la juventud.
  6. Es urgente que se activen las salvaguardas que sean necesarias para frenar las importaciones, puesto que estas están teniendo efectos ruinosos, amenazan la sobrevivencia de nuestra agricultura alimentaria y ponen en riesgo muchos empleos.
  7. Es necesario poner en cintura a los oligopolios de la importación y frenar la brutal extracción de rentas de la que se benefician.

También es necesario, en este caso como en muchos otros aspectos, que Costa Rica replantee su modelo económico, para volver a darle a la agricultura de producción de alimentos el lugar que debe tener. Hay mil razones –económicas, políticas y culturales– que lo hacen necesario.

Economista jubilado

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