Inteligencias achicharradas por el odio

Luis Paulino Vargas Solís

Luis Paulino Vargas

Por WhastApp, un amigo antropólogo me comparte una captura de pantalla de lo que, según creo, es un comentario que se le hizo a una publicación suya en Facebook. Una publicación que muy posiblemente (es lo usual en ese amigo), habría abordado con criticidad algún problema de nuestra actual realidad nacional. El comentario en realidad no era tal. Más bien era una amenaza, dirigida no solo a este amigo, sino también a su familia. Y aunque apelando a expresiones entre metafóricas y eufemísticas, el mensaje era claro: sugería violencia física.

Por los mismos días –o sea, en la última semana– veo en Facebook publicaciones de Erick Sojo, director del Proyecto Radio Zurqui, en la cual él denuncia calumnias lanzadas en su contra. La cuestión es tosca y bastante estúpida, producto de la precipitación y el odio, e incurre en un acto mentiroso que fácilmente podría desembocar en los tribunales.

Coinciden los dos hechos que he mencionado con la que posiblemente sea la reina de las estupideces: el video, torpemente manipulado, que pretendía involucrar a la diputada Sofía Guillén en un altercado con policías de tránsito. Una mentira grosera y evidente y un intento extramente zafio y vulgar. En fin, otro desatino espoleado por el odio y aceitado por la imbecilidad, cuyo destino probable sea, otra vez, los tribunales de justicia.

Y la cereza en el pastel: las denuncias de la diputada Johana Obando de que ella y sus hijas, son víctimas de seguimiento y vigilancia, por parte de algunos misteriosos sujetos. Lo cual, por cierto, nos lleva de vuelta al videíto que cierto noticiario “amigo del presidente” publicó hace unas semanas, en el que se capta a la diputada Obando saliendo de un ascensor, lo cual, en conjunto con otros videos que circularon simultáneamente, despertó la muy justificada sospecha de que “alguien” anda siguiendo los pasos a diputados y diputadas (y váyase a saber a quienes más), en una labor de espionaje que recuerda las prácticas usuales de las dictaduras y de los tiranos.

Y que quede claro: no hablamos aquí de los extraños intereses que motivan los aún más extraños y desatinados decretos del presidente Chaves sobre el tema de la tecnología 5G, ni acerca de ningún presunto nexo de la diputada Obando con una u otra empresa vinculada con ese negocio. Es que ese tipo de acciones de persecución y espionaje son absolutamente irregulares y repudiables.

Ese es el ambiente que Rodrigo Chaves y Pilar Cisneros han venido promoviendo, acorde al hecho de que el odio ha sido la matriz en que se gestó el proyecto político marca Cisneros-Chaves. Y a falta de ideas y propuestas, y puesto que carecen de proyectos y soluciones, el odio y el conflicto son el único alimento que les insufla vida.

Eso fue así desde el principio, pero con el tiempo la cosa no ha hecho sino empeorar. Llegados a este punto, y a las puertas de un año electoral, el chavismo muestra ya la catadura de un movimiento de ultraderecha con tintes fascistas.

Los cuatro hechos que mencioné (y seguramente podrían anotarse muchísimos más), ejemplifican a qué me refiero.

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